9

De Librije

Jonnie & Thérèse Boer
Jonnie & Thérèse Boer
País: Holanda
Localidad: 8011 TW Zwolle
Dirección: Broerenkerkplein, 13
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(+31) 038 4232329
Cierra: Domingo y lunes, martes y sábados al mediodía, del 19 de enero al 27 de febrero, del 30 de julio al 21 de agosto y del 27 de diciembre al 9 de enero
Precio: 120/200 €
Precio menú degustación: 85, 100 & 145 €


  • Tartara di capesante con baccelli e prosciutto
  • Tartara di capesante con baccelli e prosciutto
  • Astice con frittata di rognoni di vitella e l’acqua di cottura delle patate
  • Astice con frittata di rognoni di vitella e l’acqua di cottura delle patate
  • Baccalà: filetto, guancia e testa
  • Baccalà: filetto, guancia e testa
  • Granchio melograno con mitili
  • Granchio melograno con mitili
  • Gazpacho di ciliege con sfere di tre peperoni e bacon
  • Gazpacho di ciliege con sfere di tre peperoni e bacon
  • Sfere di formaggio su acqua di patate emulsionata con olio, dattero e aria di an
  • Sfere di formaggio su acqua di patate emulsionata con olio, dattero e aria di anice

El restaurante de Jonnie y Theresse Boer tiene un look que concuerda con el estilo Dolce&Gabbana, y eso dice mucho. Elegancia, sofisticación, recargamiento, originalidad...un local y una cocina muy distinguidos y con enorme personalidad. Incluso el servicio, muy joven, muy guapo, muy desenfadado y, curiosamente, con una profesionalidad 10.
La cocina viene experimentando una veloz evolución en los últimos tiempos. Si se echa la vista atrás, el salto cualitativo solo tiene un calificativo: asombroso. Si el estilo de la casa siempre fue más atrevido que rompedor, ahora es tan rompedor como atrevido, habiendo ganado en profundidad creativa y atemperado en los alardes formales. Madurez imaginativa que roza la perfección práctica. Detrás de cada plato se aprecia un esfuerzo mental y físico titánicos. Hay una entrega en el trabajo, una generosidad profesional, propias de quien ha accedido al olimpo de los dioses. Jonnie y Theresse Boer se sitúan entre los más grandes del mundo culinario. Y lo han conseguido porque siempre han tenido personalidad, una personalidad arrolladora, y porque ciegamente han creído en sí mismos. Tienen ideal y son valientes, hasta osados. Y se sienten en estado de gracia. Transmiten felicidad. El comensal percibe su seguridad. Seguridad que les permite desmelenarse, despendolarse, irradiar una ilusión quinceañera.... si bien con la inteligencia de quien ha aprendido mucho en la vida. Afrontan cada construcción como un reto al comensal, al que proponen caminos inéditos. Inconformismo sustentado en la inteligencia, la clase, el refinamiento, en los valores eternos, que los Boer hacen suyos.
Se ha profundizado en el estilo iniciado el año pasado, con cinco articulaciones que se disponen en dos espacios y se comen en dos tiempos. Las vieiras en carpaccio y en medallones a la plancha, con judías verdes, jamón Pata Negra, jugo de tomate...brinda dos recetas bien diferentes a partir de emplear básicamente los mismos ingredientes; exquisitas y muy intelectualizadas. El bogavante con una fascinante “tortilla” de riñones de ternera... y un agua de cocción de las patatas, que representa naturalizar, aligerar y estilizar el puré de patatas, supone depurar con suma sabiduría y hasta extremos insospechados los planteamientos y la práctica. En este caso se ofrece en la misma vajilla, si bien con dos alturas, una a la vista y otra escondida, ambas grandísimas propuestas. Se refrenda la manera de articular en el bacalao: filete, carrillera y cococha, que se concibe en ensalada (con láminas de espárragos, patatas suflé impregnadas de polvo de verduras y vinagre y una yema de huevo recubierta por una esfera de albahaca) y sobre un caldo de salchicha seca. Antológica la versión del cangrejo real con mejillones. Por un lado una nueva e ingeniosa manera de ver aspic: un lecho de gelatina de zanahoria donde además de los citados mariscos aparecen navajas, berberechos, judias verdes y mini zanahorias. Y por el otro, acompañados de una mantequilla blanca perfumada con hojas de geranio limonero. Las ostras envueltas en foie gras y todo ello bordado con una gelatina de oloroso constituyen la parte fría de una propuesta que presenta en la caliente las ostras con una crema de foie gras perfumada con hinojo.
En las entradas y en los postres aparece un fuerte compromiso con el arte de vanguardista. Por ninguna razon del mundo deje de probar los crujientes de jengibre, albaricoque y queso con mostaza; la tosta de remolacha con gelatina de remolacha, brotes, flores y cardamomo; el macarrón de limón con berenjena y huevas ahumadas de lenguado; el gazpacho de cerezas con esferas de tres pimientos y bacon y el crocante dulce de cacahuete relleno de rábano picante; todos ellos deparan geniales contrastes en virtuosa sintonía. ¡Ah! Ni los espárragos con ortigas, que se sirven en una cáscara de huevo coque pintada de negro y boca abajo, sin que se caiga el contenido; prestigitación gastronómica.
Parecido sucede con los postres, rebosantes de sensaciones mágicas. Apoteosico el ruibarbo con fresas y María Luisa. Aún más excitante el chupito de lichi con fruta de la pasión y café. Y de una audacia y una impecabilidad inauditas las esferas de queso Epoisse sobre agua de patatas emulsionada con aceite de oliva, dátil y aire de anís.
No por clásicas hay que olvidar otras especialidades de la casa. El pepino con raifort y jengibre rompe vegetariana y aromáticamente antes de abordar las carnes. El troncho de foie gras de oca asado al aroma de barbacoa con espuma de pimienta, sandia a la plancha y puré de habas a las hierbas aromaticas tiene enjundia, acabado y complejidad; como todo. El cuello de cordero de leche con caldo de zanahorias, hierba limón y diminutas legumbres significa reinterpretar la tradición desde el sibaritismo incidiendo en la gula y el frescor.
En definitiva, los Boer se encuentran en el momento cumbre de su carrera.



7

UNCOnventional

Alberto Viganò
Alberto Viganò
País: Italia
Localidad: 20136 Milán
Dirección: Via Pavia, 8
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(+39) 0258108230
Cierra: Domingos y agosto
Precio: 35/60 €
Precio menú degustación: 26, 35 y 50 €


  • Arroz negro
  • Arroz negro
  • Drácula
  • Drácula

La inclusión de este restaurante tan bisoño en lomejordelagastronomia.com es una arriesgada apuesta de futuro. Se la merece el patrón, Mauricio Besozzi, un gourmet vocacional que después de muchos años de militancia gastronómica decidió, a finales de 2003, emprender su actividad como restaurador, ocupación que alterna con su profesión: asesor fiscal. Y se lo merece el cocinero, Alberto Viganò, un niño prodigio llamado al estrellato al que el tiempo irá colocando en su sitio. En consonancia con los personajes. El proyecto es coherente con el nombre del establecimiento, siendo muy original: un bistrot de diseño e informal en el que se ofrece una culinaria innovativa ecléctica, que se inspira en diferentes fuentes y a la que hoy definen la ilusión, la investigación, la contemporaneidad y la generosidad; se aprecia el esfuerzo, hasta en las cantidades.
El comensal puede elegir entre cuatro menús: “La Cenetta”, “Io Degusto”, “Io Degusto Vegetariano” y “Foie Gras, Mon Amour”, con el abanico de precios que figura en la ficha. Incluso se ofrece la posibilidad de casarlos con vinos por unos 10 € más. Vamos, que jamar en este restaurante es una verdadera ganga, pues salvo el primero, que se compone de media docena de platos, los otros son de once servicios.
1.“Chips de yuca”. Un sembrado de patatas crocantes nada oleoso para picar. Simpático.
2.“Posillipo”. Un concepto típico italiano con forma de pequeño gazpacho. Un chupito de tomate con gelatina de albahaca y espuma de parmesano. Impecable espíritu Adrià.
3.“Insalata d´inverno”. Un cuenco de hortalizas rebosantes de castañas glaseadas, queso, pera y muesli. Soberbia manera de rebasar la frontera entre las entradas y los postres.
4.“Capasanta con platano fritto”. Vertiginosa mezcla con cebolla, berenjena...
5.“Pappadums”. Espectacular hoja crocante de lentejas con langostino, setas y verduras.
6.“Riso Nero Thay”. Fantástico plato de arroz venere con salteado de verduras y salsa de sésamo y jengibre.
7.“Dado di tonno rosso ala piastra”. Natural y sencillamente acompañado con tomates secos y confitura de cebolla.
8.“Guanciale di manzo”. Docta carrillera al vino tinto perfumada con hierba.
9.“Drácula”. Fresas con espuma de nata perfumada con almendra y chistosas peta-zetas.
10.“Paula”. Un mórbido bizcocho al chocolate con pera más helado de crema e insólito caramelo.
11.“Tartufi di cioccolato”. Pretencioso y resultón.

Tanto bien hacer, tanto esfuerzo, tanta copiosidad y un precio tan barato no justifican el empleo de materias primas mediocres que deslucen la obra. Quizás en vez de vieiras, langostinos, atún rojo, etc., haya que utilizar productos más humildes y de mayor frescor y calidad. Si se subsana esto, el futuro será esplendoroso.



8

Gualtiero Marchesi

Gualtiero Marchesi
Gualtiero Marchesi
País: Italia
Localidad: 25030 Erbusco (BS)
Dirección: Via Vittorio Emanuele, 23
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(+39) 0307760562
Cierra: Domingo noche, lunes y enero
Precio: 100/140 €
Precio menú degustación: 160 €


  • Arroz con zumo de remolacha
  • Arroz con zumo de remolacha
  • Dripping de pescado
  • Dripping de pescado

Gualtiero Marchesi inspira grandiosas palabras. Fue el líder de la nueva cocina en Italia, habiendo inscrito su nombre con letras de oro en la historia culinaria de su país. Ha sabido crear una obra netamente diferenciada, personalísima e italianísima, con platos cuya gloria sobrevive al paso del tiempo. Y su espíritu y su erudición ha culminado en una escuela, con discípulos tan relevantes como Paolo Lopriore, Carlo Cracco, Enrico Crippa, Davide Oldani, Andrea Berton, etc. En consonancia con todo lo aseverado, goza de fama universal.

Su cocina está marcada por la pasión que dispensa al arte. Pinta, y de qué manera, sobre la vajilla. Si la belleza en la disposición de las composiciones le ha dado carácter, mucha impronta, también y sobremanera el minimalismo. Tiende a disponer construcciones esenciales, con muy pocos elementos, muy reflexivas, que expresan talento, mucho talento, tanto talento que logra marca la diferencia en la concreción. Dos, tres, extraordinariamente, cuatro cosas componen un cuerpo asombroso y radiante. Son interminables los ejemplos. Valga citar la ensalada de espaguetis fríos con caviar y cebollino: revolución escénica, tres detalles y mucha magia, sibaritismo elemental...Otra maravilla artística: raviolo abierto; audaz estrella circular de hojas abiertas, extendidas y en punta, como si fuese un milhojas redondo, que trasluce el interior. La sepia al negro de su tinta, además de refrendar por enésima vez la obsesión estética, en este caso incorporando volumen, altura, cefalópodo sobre realce, rompió con la tradición en cuanto separó la hechura del ingrediente principal y la salsa, lo que en su tiempo supuso un hito. Y es que Gualtiero siempre ha sido un personaje muy sensible a la belleza, a la innovación, a la sencillez y a los sabores puros, inmaculados. Todo ello, el sentimiento milanés, la técnica francesa y un don privilegiado del gusto, palatal e intelectual, aparecen en el más laureado de los risottos: riso, oro y azafrán. Perfecto el contraste táctil del cereal con la cremosidad de la salsa fundiéndose en un cuerpo diverso. Y cuando se paladea, el arroz preserva su identidad y el azafrán se manifiesta inequívoca y manjarosamente. Y ahí están los gnocchi de patata crocante con salsa de tomate y cebolla frita: sabia y exquisita recreación de una cultura. Y qué decir de la versión de 2000 de “la costoletta alla milanese”; clarividente reforma para celebrar el cambio de milenio y ser coherente con los nuevos tiempos. Vida, ilusión, genialidad que tiene una ultima obra maestra, que data de 2005: “dripping di pesce”. Un cuadro inspirado en Jackson Pollock en el que reivindica y reinventa la mayonesa en honor de los calamares y berberechos. Explosión de cromatismo gastronómico: mayonesa líquida amarilla, mayonesa líquida verde de pesto, salsa de tomate, salsa negra de tinta de sepia, calamares y berberechos. Sabores tradicionales, salsas con cuerpo de modelo e impactante belleza artística.

Qué decir de obras tan excepcionales como los espaguetis “Dritti” o en impactante línea recta, la muy sesuda extravagancia marchesiana, el virtuosísimo risotto fucsia de remolacha, el erudito filete de ternera a la Rossini según Gualtiero...una cocina que se sitúa por encima del bien y del mal. De un personaje que trasciende al tiempo. Que goza del arte y que incita a paladearlo.



7,5

Les Pyrénées

Firmi Arrambide
Firmi Arrambide
País: Francia
Localidad: 64220 Saint-Jean-Pied-de-Port
Dirección: 3, avenue Charles Touzet
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(+33) 0559370101
Cierra: Lunes noche, de noviembre a marzo y el martes, del 20 de septiembre al 30 junio
Precio: 80/135 €
Precio menú degustación: 40, 70 y 85 €


  • Capesante con spuma di arachidi, salsa di tartufi e chip di sedano
  • Capesante con spuma di arachidi, salsa di tartufi e chip di sedano
  • Triglie alla piastra con carpaccio di zampe di maiale
  • Triglie alla piastra con carpaccio di zampe di maiale
  • Insalata di scampi con pomodori canditi, gazpacho di peperoni rossi
  • Insalata di scampi con pomodori canditi, gazpacho di peperoni rossi
  • Fricassea di astice con tartufi e funghi di bosco
  • Fricassea di astice con tartufi e funghi di bosco

Firmi Arrambide se ha convertido en un clásico de sí mismo. Todos aquellos platos que han contribuido a su meritorio prestigio configuran la carta de este entrañable restaurante familiar, cuyas únicas variantes son las fórmulas sujetas a temporalidad de determinados productos. Por tanto, hoy se acude a este precioso pueblo y a este legendario establecimiento a revivir inolvidables andanzas gastronómicas. A refrendar una obra y un estilo que se caracteriza por el refinamiento más refinado. Una y otra vez se paladea, se constata, el buen gusto del chef y del país. Sutileza francesa solidamente expresada. Sustentada en productos extraordinarios y en técnicas infalibles. Cuando uno prueba el foie gras fresco pochado y servido al natural no puede por menos que descubrirse ante tres valores absolutos: la manjarosidad de la llamada fruta suprema de la gastronomia, que le provee el mejor artesano de la región, ganador de todos los concursos, que elige con lupa las piezas al maestro; la hechura, que denota la infinita cultura profesional gala sobre uno de sus emblemas culinarios y, como conclusión, la inmaculabilidad sapita y la cremosidad táctil. Un foie gras de bandera. Y parecido se puede decir del salmón crudo marinado con hierbas y servido con un sorbete de tomate, y del carré de cordero asado al que acompañan ajos confitados, verduras rellenas y muselina de alubias blancas. Como se aprecia, construcciones clásicas actualizadas de una gran envergadura, que exigen trabajo, cabeza y meticulosidad, alardeando en muchos casos de elementos y complejidad. Es también el caso del pichón, antológico por tamaño, sibaritismo, mantequillosidad y sangre, que se complementa con un costrón y una brocheta de sus interiores...nobleza y solidez. Y, cómo no, de las primorosas mollejas de cordero ¡Qué ternura! con pimientos y cèpes.
La finísima y traslucida lasaña con foie gras y trufas negras merece la consideración de aristocrática: generos 10, plasmación doctoral y la más fidedigna e intemporal memoria gustativa. También de cátedra otro bocado de similar inspiración, los raviolis de cigalas con caviar de Aquitania, mayestáticos. Las ostras calientes, crudas, carnosas, oceánicas, con expresivas y explosivas huevas de salmón, saturan de exquisitez. Y la ensalada de cigalas con tomates confitados y gazpacho de pimientos rojos, y la fricassée de bogavante a las trufas con champiñones, y los salmonetes con chipirones a la plancha sobre salsa negra, y el suflé caliente de fruta de la pasión, y tantas y tantas fórmulas que como estas encierran una profundidad coquinaria asombrosa.
Firmi cuenta con la inestimable ayuda en los fogones de su hijo Phillippe Arrambide. Artífice de construcciones tan atractivas como los salmonetes a la plancha con espárragos verdes laminados y carpaccio de pie de cerdo; como las vieiras asadas con espuma de cacahuete, salsa de trufas y chips de apio; como la yema de huevo con hierbas en costra de pan con frutos secos y cigalas; como el foie gras confitado en su grasa con vinagreta de pistachos y puré de patatas entremezclado con cebolla confitada; o como el sabayon de mascarpone, café y chocolate. Propuestas que atesoran todos los valores reseñados de la casa a la vez que rejuvenecen el espíritu de siempre.



8,5

Da Vittorio

Enrico y Roberto Cerea
Enrico y Roberto Cerea
País: Italia
Localidad: 24060 Brusaporto
Dirección: Via Cantalupa
mapa
(+39) 035681024
Cierra: Miércoles y agosto
Precio: 100/200 €
Precio menú degustación: 60, 110 y 140 €


  • Nube de leche con crema de patata y caviar
  • Nube de leche con crema de patata y caviar
  • Paccheri de frutos de mar
  • Paccheri de frutos de mar
  • Ravioli de cigala relleno de gelatina de pescados y salsa de wasabi
  • Ravioli de cigala relleno de gelatina de pescados y salsa de wasabi
  • Gnoco relleno de fonduta de fontina con trufa blanca
  • Gnoco relleno de fonduta de fontina con trufa blanca
  • Ventresca de atún de Sicilia con foie gras y manzana a la canela
  • Ventresca de atún de Sicilia con foie gras y manzana a la canela
  • Ventresca de cabrito con puré de castañas y cebolletas
  • Ventresca de cabrito con puré de castañas y cebolletas

Una gran casa. Mejor, un palacio de la gula. Bajo la atenta mirada de Bruna, una dama, sus cuatro hijos –Rosella y Francesco en sala y Enrico y Roberto en cocina– hacen que todo funcione a las mil maravillas. El cliente es tratado a cuerpo de rey. Todo son atenciones... uno se siente importante, colmado de satisfacción, feliz. Estamos, señoras y señores, ante uno de los mejorcitos restaurantes de Italia. En verdad “versallesco” en todos los sentidos de la palabra. Hace honor, sobradamente, a las tres estrellas obtenidas en la edición 2010 de Michelín.
La cocina, como todo en esta mansión, tiene clase, mucha clase, la que distingue a la familia Cerea. Culinaria que se siente orgullosa de su clasicismo, de un clasicismo actual, muy vigente, sobre todo en las técnicas que emplea. Se sustenta en productos excelsos y suntuosos que se sirven en cantidades ingentes. Los sabores son recios. La suculencia refinada se convierte en una constante. El comensal está llamado a terminar ahíto de gustosidad.
Que quede bien claro: cada día se come mejor en Da Vittorio. Esto no puede extrañar a nadie, ya que Enrico y Roberto son dos jóvenes, inteligentes y concienzudos, en constante progresión conceptual y técnica. Asumiendo la historia evolucionan con suma sabiduría. Valga como ejemplo una creación estelar: la nube de caviar iraní ascetra. Una piel de leche contiene en su seno una exquisita y etérea espuma de patatas. Se dispone sobre una crema agria y sirve de lecho a las majestuosas huevas de esturión. Cambian las texturas y las formas; se mantienen los sabores de siempre, que se plasman con asombroso refinamiento. Sublime.
Especialmente conmovedor resulta el capítulo de pasta y arroces, con unas ocho propuestas, a cuál más estelares. Sobresaliente el raviolone, traslúcido, frágil, relleno de una riquísima y espesa crema de ricotta y espinacas, más una yema de huevo líquida, que explota e inunda de manjarosidad áurea el plato, rebosante de trufa blanca. Pluscuamperfectos los paccheri a la “Vittorio”, una reinvención audaz de la tradición italiana. La pasta, inmensa de calidad, inmensa de sabor a pasta, inmensa de textura, al dente y carnosa, aparece impregnada de una antológica emulsión de tomate y parmegiano-reggiano, que funde ambos ingredientes preservando los sabores, a los que se incorpora el perfume y el color que aportan unas hojas de albahaca. La tradición doctoral. Otra obra cumbre: el risotto, al dente y cremoso, que se corona ostentosamente con infinidad de frutos de mar: cigala, vieira, bogavante, bígaros, berberechos, mejillones, carabinero, tan sólo calientes, que mantienen todos sus atributos. No se puede tratar de manera más inteligente el marisco y el arroz, impregnado de una expresiva sopa de pescados, que se esconde bajo el cereal, brotando sorprendentemente.
Los Cerea no dejan de sorprender. Su maestría en el los productos del mar crudos, que se recoge en su libro Damare, queda sobradamente demostrada en el ravioli de cigala, de una frescura extraordinaria, que trasmite pura y llanamente al paladar, relleno de una expresiva gelatina de pescados con el acompañamiento de una salsa de wasabi. Otra construcción clarividente y ciertamente manjarosa: morro de atún con tripa de bacalao con una ensalada caliente de lentejas; fórmula inspirada en el cotechino, del que toma forma, aportando una estructura nueva en el mundo del atún. Incontestable por placer e historia, el gran ñoqui relleno de fonduta de fontina con tartufo; sabores de la niñez expresados glotonamente. Paccheri con mariscos, mejor mariscos con paccheri, es el mejor plato de frutos de mar que jamás hayamos probado en Italia. El mejor por calidad, cantidad, variedad, tratamiento técnico, complementos y espectacularidad: gamba roja, bogavante, langostinos, vieira, mejillones, almejas y pulpitos con sopa de mariscos, aceite de perejil, tomatitos y la pasta rellena de la exquisita sopa. Y así se suceden momentos y momentos palaciegos, como con la ventresca de atún de Sicilia con foie gras a la plancha y manzana a la canela; nobleza y armonía audaz.
La repostería merece todos los honores, pongamos por ejemplo el semifrío de chocolate fundente con cremoso de gianduia frito y salsa de mandarina.
En pocas palabras, monumentalidad hostelera y una cocina en expansión.
 



8,5

Miramonti L´Altro

Philippe Leveillé
Philippe Leveillé
País: Italia
Localidad: 25062 Concesio
Dirección: Via Cresette 34
mapa
(+39) 0302751063
Cierra: Lunes y agosto.
Precio: 90/140 €
Precio menú degustación: 65, 75 y 95 €


  • Manteca de cerdo fundente en gelatina de mostaza y guarnición tradicional de Bre
  • Manteca de cerdo fundente en gelatina de mostaza y guarnición tradicional de Brescia
  • Perspectivas del cordero
  • Perspectivas del cordero

Philippe Leveillé es un cocinero portentoso. Por conocimientos, técnica, regularidad y sabores merece el sobresaliente. Si le gusta el academicismo francés, no dude un segundo en descubrirle y descubrirse ¡Chapeau! Se encuentra ante un virtuoso de las perolas que merece esa nota. Coquinaria burguesa que atesora sabiduría, erudición, suculencia, refinamiento...todo cuanto representa la gastronomia gala. Saber hacer en su máxima expresión. Y tambien en sala, donde su mujer, Daniela Piscini y su cuñado, Mauro, practican un señorío que hace sentirse al cliente el personaje más importante del universo.

Todo en esta casa rezuma nobleza. Y, por supuesto, la cocina, de una honestidad excepcional, fuera de lo común en este mundo tan de mentira. Honestidad que queda patente en los géneros, excelsos y en el trabajo, se aprecia un esfuerzo sobrehumano en el quehacer. Cuanto ahínco, además de estudio, hay detrás de uno de los platos que más han contribuido a situar a este establecimiento entre los más considerados de la restauración italiana, como es el creciente del cordero con el final felicísimo de su carré. Una exposición en diferentes espacios y tiempos de mollejas, hígado, riñón, patitas, callos, lengua, paletilla...cada parte con una salsa diferente, que da paso a una carne manjarosa, mantequillosa, jugosísima. Este grandísimo plato ha alcanzado la celebridad al igual que el inmortal risotto con hongos y queso dulce de montaña, el preferido en el “hit-parede”, un exceso cautivador e irresistible de gustosidad. Otro timbre de gloria es el helado de mantecado hecho al momento, de una cremosidad, de unas intensidades aromática y palatal, arrolladoras. La sutileza tiene un nombre: gelatina de vino picolit con espuma de foie gras ahumado; texturas modernas y sabores tradicionales. Pletoricas las pastas, tanto por su calidad como por el punto de cocción del que hacen gala, asi como por los realces; los macarrones al salmis dulce de caza preservan la idiosincrasia del protagonista principal que se ve reforzado por la plenitud atemperada del guiso de carne. Los farfalle con menudillos de cabrito y trufa negra alardean de precisión y convición, al igual que el ravioli de conejo a la mantequilla de salvia y orégano. El timbal de bogavante y tupinambo con crema del primero y crocantes del segundo resulta elegante, sobrio y efectivo.

El milhojas de caracoles con fantasía de hongos a las especias dulces, el pichón lacado impregnado de un realce agridulce con hierbas aromáticas y la tabla de quesos, con más de 40 selectas posibilidades, incitan al viaje de los gourmets.



8,5

La Côte St-Jacques

Jean-Michel Lorain
Jean-Michel Lorain
País: Francia
Localidad: 89300 Joigny
Dirección: 14, fg Paris
mapa
(+33) 0386620970
Cierra: lunes y martes al mediodía (de noviembre hasta abril)
Precio: 110 - 160 €
Precio menú degustación: 147 - 185 €


  • Bandeja de marisco virtual
  • Bandeja de marisco virtual
  • Morcilla con puré
  • Morcilla con puré

La trayectoria de Jean-Michel Lorain es bastante atípica para un joven nacido en una familia de restauradores ya consolidados. En vez de aprender el oficio en el entorno protector de La Côte St-Jacques, Jean-Michel prefirió iniciar su propia formación en el restaurante de los hermanos Troisgros, en Roanne, donde permaneció durante cuatro años. Tras otros dos años en la brigada de Freddy Girardet, el mítico cocinero suizo, en el 83 volvió a Joigny donde, diez años más tarde, sustituyó a su padre Michel al mando de los fogones.

Dotado de un fuerte carácter, Jean-Michel Lorain ha sabido imponer su propia personalidad en La Côte St-Jacques reformando totalmente el establecimiento y, sobre todo, introduciendo nuevos conceptos en cocina. El padre, cosa rara, le ha dado carta blanca, limitándose a ofrecerle algún consejo; una opción acertada que ahora le permite disfrutar de una serena vejez. Para que nos entendamos: todavía se ofrece algún plato histórico, pero se trata del respeto debido a los cincuenta años de historia de la casa. Cincuenta años que han hecho a la familia Lorain famosa en todo el mundo.

Como aperitivo, nos sirven dos rodajas de la célebre morcilla “casera” con puré de patatas, un clásico de La Côte St-Jacques con el que engañamos el estómago en espera del primer plato, una bandeja de marisco virtual. Un plato que se compone de seis cucharas apoyadas sobre un fondo lleno de hielo que contienen pulpa de escupiñas con vodka y piel de limón, un dado de calabaza bañado en crema de cangrejo y rebozado con carne de centollo, tabulé de moluscos con col en vinagreta de limón, emulsión de erizo de mar con crema de guisantes y huevo de codorniz escalfado, milhojas de vieira cruda y rabanito blanco con crema de rábano picante y caviar, quisquillas grises sobre royal y gelatina de camarones; en el centro, un vasito con un frappé de agua de ostra con vichyssoise y carne de ostra picada. Se lo aseguro: hace falta mucho más tiempo tanto para describirlo como para saborearlo. Seguidamente salieron los míticos, y excepcionales, huevos de codorniz en cáscara de erizo de mar, tras los que pasamos a la “génesis de un plato temático sobre la ostra”, una construcción con una intuición conceptual absolutamente genial. En una secuencia de cuatro pases recorremos las distintas etapas que han llevado al cocinero a definir el plato. Se disponen en la mesa cuatro cuencos pequeños: el primero contiene un porridge de centeno y agua de ostra, el segundo una crema de lechuga y cebolla roja, el tercero una ostra escalfada, el cuarto una crêpe crujiente de centeno. Al lado, en un plato aparte, se sirve el resultado final. Realmente extraordinario. Continuamos con unas deliciosas mollejas marcadas en sartén y acompañadas de una crema de coliflor con cítricos y una muselina ligera de erizo de mar, para terminar con una majestuosa pirámide de pan de especias a la emperatriz con helado de caramelo a la mantequilla salada.

Jean-Michel Lorain propone una cocina que mira hacia el futuro respetando el pasado y que alienta nuestras expectativas sobre el porvenir de la casa.



8

Le Relais Bernard Loiseau

Patrick Bertron
Patrick Bertron
País: Francia
Localidad: 21210 Saulieu
Dirección: 2, rue Argentine
mapa
(+33) 0380905353
Cierra: Del 10 de enero al 10 de febrero, miércoles al mediodía y martes (de noviembre a marzo)
Precio: 120 - 200 €
Precio menú degustación: 125 - 175 €


  • Mollejas con puré de patata trufado
  • Mollejas con puré de patata trufado
  • Covert con higos, nueces y manzana
  • Covert con higos, nueces y manzana

El 24 de febrero de 2003 Bernard Loiseau, el Debussy de la cocina, quizá el más mediático de los chefs franceses, se quitó la vida. Dominique Loiseau, su esposa, ha conseguido no hundirse en la tragedia y ha elegido la vía de la renovación. En la carta se pueden escoger algunos clásicos de la casa, el resto es todo nuevo. Patrick Bertron, que trabaja en las cocinas del Relais desde 1982, goza de libertad para expresarse sin restricciones.

No esperen encontrar ni cocina molecular ni influencias exóticas. Patrick propone una sólida cocina francesa de impronta clásica, fiel a los imperativos de su mentor, es decir, basada en el culto al producto excepcional y en los sabores de la Borgoña. Al mismo tiempo, Bertron ha sabido actualizar el menú con platos que revelan sus excelentes aptitudes técnicas y que responden a un estilo indisolublemente ligado al gran pasado de la casa pero fiel a su propia personalidad. Una sucesión sin duda ardua que recuerda aquella a la que tuvo que enfrentarse Loiseau cuando se instaló en Salieu, midiéndose con uno de los propietarios anteriores, el gran Alexandre Dumaine. A propósito: es posible pedir el mítico pollo de Bresse al vapor “Alexandre Dumaine” por el precio de 259,00 euros (para dos o cuatro personas).

Empezamos con una serie de aperitivos, entre ellos una golosa croqueta de piés de cerdo y una saciante gelatina de tocino con puré de espinacas y puerros fritos, antes de pasar a una sabrosa crema de coliflor caramelizada, preludio de un plato histórico de Loiseau: las ancas de rana con puré de ajo y jugo de perejil, que gozan de una fama bien merecida. Sigue una equilibrada creación de Bertron, las ostras tibias de la bahía de Quiberon con gelatina de melón de Vezelay y velouté yodada de puerros; continuamos con otra receta de Bertron, una variación sobre el tema de los caracoles petit gris, que aquí se proponen con una magnífica crema de lechuga al aceite de almendra, en forma de pincho de buñuelo sobre una exquisita vinagreta de yema de huevo y en formato de ravioli con trompetas de la muerte. Un plato de gran complejidad técnica y enorme impacto gustativo. Volvemos a Loiseau con las inolvidables mollejas doradas con puré de patatas generosamente trufado, que nos deleitan con sensaciones únicas. Pasamos de nuevo a Bertron con un pato colvert poco hecho acompañado por un salteado de higos, nueces y manzana, una compota de col roja y una quenelle de frutos secos, una auténtica propuesta de caza que despierta emociones olvidadas. Concluimos con la célebre Saint-Honoré “cuit minute” con crema chiboust y algunos petits-fours entre los que destaca una finísima teja de almendras.

Bernard Loiseau puede descansar en paz: la estructura que construyó le ha sobrevivido.



7,5

Atmosphères

Alain Perrillat-Mercerot
Alain Perrillat-Mercerot
País: Francia
Localidad: 75370 Le Bourget-du-Lac
Dirección: 618, rte des Tournelles
mapa
(+33) 0479250129
Cierra: martes, miércoles, 15 días entre octubre y noviembre, 15 días entre febrero y marzo
Precio: 30/50 €
Precio menú degustación: 32, 37, 58 €


  • Dorada con mango
  • Carne de buey picada y bombón helado de ostra
  • Carne de buey picada y bombón helado de ostra
  • Carne de buey picada y bombón helado de ostra

En Francia hay una nueva tendencia. Muchos jóvenes cocineros, tras formarse en una casa más o menos prestigiosa, llegado el momento de instalarse por su cuenta, no se aventuran en el mundo de la alta restauración sino que eligen el camino de la sabiduría. No a las bodegas con cientos de referencias, sí a las breves cartas de vinos elegidos inteligentemente; no a la langosta y al caviar, sí a los productos, preferiblemente autóctonos, de alta calidad pero de coste reducido; no a las cuberterías de plata y a los ambientes pomposos, sí al servicio de sala sencillo pero sonriente;… y así con todo.

Una elección encomiable, siempre que los resultados sean como los que podéis encontraros en este encantador restaurante a 13 kilómetros de Chambéry. Alain Perrillat-Mercerot, saboyano de 35 años, inicia su carrera a los 18 en el restaurante de Guy Barbin, Le Capucin Gourmand, en Vougy. En 1994 desembarca en el Clos des Sens, donde en poco tiempo se convierte en el segundo de Laurent Petit. Finalmente, en 2001, abre su propio restaurante en las colinas del lago de Bourget. La suya es una cocina serena, fresca y espontánea pero extremadamente precisa, a base de productos excepcionales, caracterizada por su especial atención en la arquitectura del plato y fundamentada en sólidos conocimientos técnicos. Su amor por la tierra está por encima de toda duda, pero no es exclusivo: en el menú encontraréis el pescado de lago y el tupinambo, pero también las vieiras y el foie gras.

Como aperitivo nos ofrecen algunas tapas: salchicha de Saboya caramelizada, dados de polenta frita, barquillos al comino, una cuchara con huevas de trucha en su propia gelatina y un vasito de sopa de cebolla. El primer entrante es un homenaje conjunto a Laurent Petit –carne de buey picada con caviar de arenques- y Jean Decoret -bombón helado de ostra- reinterpretados según el gusto personal de Alain que, gracias al caviar de arenques, incorpora aromas ligeramente ahumados a la carne picada y transforma casi en un sorbete el agua de ostra del bombón. Seguidamente se nos sirve un pescado salvaje del lago Leman con una cocción perfecta, acompañado de cardos de la cooperativa de Tremblay y una emulsión de leche y caldo de cardos. Del lago al mar: es el turno de una excelente dorada salvaje servida con una macedonia de mango tibio al aceite de Argan. Pasamos a una pequeña pero muy tierna porción de cordero asado al punto con un destacable cocido de tubérculos compuesto de salsifíes, crosnes, tupinambos y chirivías. Concluimos con una carrillera de cerdo braseada y caramelizada que se presenta sobre setas gamuza salteadas y decorada con un puré de calabaza butternut y limón confitado a la sal. El primer postre, fresco y ligero, se compone de un dado de piña y granizado de estragón con pasta brisa caramelizada, mientras que el segundo postre, que lleva el acertado nombre de 100% Chocolat, juega sensualmente con distintas formas, texturas y aromas de cacao.

Alain es un cocinero honesto y sincero. Y esto, en los tiempos que corren, no es poco.



7

La Stúa de Michil

Arturo Spicocchi
Arturo Spicocchi
País: Italia
Localidad: 39033 Corvara. Alto Badia
Dirección: Strada Col Alt, 105
mapa
(+39) 0471831000
Cierra: Lunes y mediodías. De finales de marzo a mediados de junio y de finales de septiembre a principios de diciembre
Precio: 90/140 €
Precio menú degustación: 80 €


  • Cremoso de gulash con filete de salvelino, pan crujiente, setas y guindilla conf
  • Cremoso de gulash con filete de salvelino, pan crujiente, setas y guindilla confitada
  • Silla de cordero en costra de masa madre, con achicoria roja braseada y crosnes
  • Silla de cordero en costra de masa madre, con achicoria roja braseada y crosnes

Un restaurante mágico, muy particular, que refleja la lucidez y enorme personalidad de Michil Costa, autor de un complejo hostelero maravilloso, que alberga el mejor ambiente de la zona. La decoración, el trato... todo tiene impronta. La bodega, que hay que visitar, es única: un espectáculo súperoriginal con efectos especiales.

La cocina corre a cargo de Arturo Spicocchi. Un chef de formación clásica refrescada en estancias en restaurantes tan innovadores como El Poblet y La Terraza del Casino. Predominan los sabores intensos, la sustanciosidad, la contundencia y el carácter son propios de una gastronomia de montaña. Sus platos tienen encanto, hacen gala de una esmerada técnica y resultan muy gratificantes.

El cremoso de gulasch con vieira, hongos y pan negro crocante es una fórmula impecable y sabrosísima tan sólo ligeramente eclipsada por la calidad del marisco: mediocre. La tarta de queso de cabra no puede salir más delicada y etérea, completándose el plato con una hierba de las montañas guisada y con una chicoria de Treviso tardía a la plancha. La panceta tiene ser y estar: suculenta, fundente, con una guarnición de diversos pimientos tan sencilla como consumada. Los raviolis de calabaza con ragú de carrilleras de ternera y lascas de parmesano es la enésima demostración de contundencia sápida y efectividad. ¡Qué rico! Exclama una y otra vez el comensal. Otras muchas preparaciones de pasta se ofrecen y bordan, igual que sucede con los risottos, el de castañas y trufa negra resulta verdaderamente especial, prevaleciendo el gusto dulce de la castaña. Sabores enfrentados, complejos y muy estimulantes encontramos en el de calabaza, jengibre, chocolate y naranja. Muy académicas y acabadas las carnes, con una duda irresoluble, es difícil situar a una por encima de otra: crepineta de rabo de vaca con puré de topinambo, lombarda, setas, etc., o silla de cabrito a la “carrube” con manzana.

Entre los platos consagrados por el tiempo y la clientela se encuentran la lasañeta de foie gras con puré de calabaza y salsa de trufas y el cordero con puré de manzana, apionabo y crema de queso fresco.

Amplia carta de postres. Cabe destacar la ricota dulce en dos maneras, con un equilibrio de dulzura y acidez logradísimo y la mousse de chocolate y aceite de oliva con sorbete de licci y pesto dulce.