8,5

La Pergola

Heinz Beck
Heinz Beck
País: Italia
Localidad: 00136 Roma
Dirección: Via Cadlolo, 101
mapa
(+39) 0635092152
Cierra: Todos los mediodías, domingos, lunes, 15 días en enero y 15 en agosto
Precio: 200 €
Precio menú degustación: 140, 155 €


  • Bruschetta con carpaccio de buey y oronjas
  • Bruschetta con carpaccio de buey y oronjas
  • Hatillos de pasta won-ton con atún y pimientos
  • Hatillos de pasta won-ton con atún y pimientos

El culto a la abundancia y la opulencia. Hasta el punto de que el comedor en temporada está impregnado del más sublime de los aromas, el del tartufo, que sirven constantemente en cantidades ingentes en multitud de platos, incluso, para que no quepa ninguna duda de la omnipotencia, con algún helado. Todo resulta solemne, como corresponde a un restaurante de cinco estrellas, el del hotel Roma Cavalieri Hilton, que alberga a un público internacional pudiente y de gran clase, al que acompaña la más distinguida sociedad capitalina. En este ambiente fastuoso existe un Dios, el cliente, al que se agasaja para que su visita resulte inolvidable. Primero, la panorámica, aérea, mejor celestial, que domina la urbe; en verano la terraza aún magnifica más la postal. En segundo lugar, el servicio, de una elegancia, discreción y eficacia excepcionales. Y, cómo no, la cocina, de la que se encarga Heinz Beck, una persona con la cabeza muy bien amueblada, hasta privilegiada, que posee una cultura inmensa, una técnica asombrosa, una meticulosidad inquebrantable, una capacidad de trabajo infinita y, además, tiene el inmenso don de ser un infalible psicólogo. Sabe a las mil maravillas lo que le place a un público tan chic, y él se lo da con audacia y generosidad.

Alta cocina moderna atemperada que ofrece sabores serenos. Todas las construcciones tienen gracia y hasta impronta, pero dentro de unos cánones que nunca rompen con lo establecido. El refinamiento, la reflexión, el saber hacer priman sobre la imaginación; se pretende convencer más que asombrar. Y lo consigue plenamente Heinz cuando entremezcla lo alemán con lo italiano, lo cerebral con lo pasional, en una simbiosis encantadora. Ejemplos estelares encontrará en muchas propuestas de pasta y arroz. Como los delicados y cremosos tagliolini, de inmensa calidad e impecable hechura, salpicados con ponderados estímulos: salsifíes, cebollino y trufa blanca. Como conmovedor resulta el risotto de tomate, en que el cereal aparece embebido del jugo traslúcido de la hortaliza, deparando un apasionante contraste graso-ácido, al que se suma el refrescante amargor de un licuado de rúcola montado con aceite de oliva, que se dispone por alrededor y se presenta cubierto por un copioso tartar de atún. También las carnes atesoran manjarosidad y virtuosismo; especialmente brillante, incluso deslumbrante, la crepineta de pichón y foie gras con salsa de mostaza, puré de apio-nabo, diminutas legumbres…un alarde de sibarítica mantequillosidad. Y entradas harto gratificantes, como los medallones de bogavante con tomate, puré de berenjenas, patatas crujientes y hojas verdes, que brindan una manera suculenta de ver la ensalada.

A mejorar los postres, demasiado clásicos, densos y dulces.

El sobresaliente exige un poco más de chispa, mayor osadía, un estilo vanguardista…una apuesta creciente por el arte.



7,5

Taverna del Capitano

Alfonso Caputo
Alfonso Caputo
País: Italia
Localidad: 80068 Massa Lubrense (Nápoles)
Dirección: Marina del Cantone. Piazza delle Sirene, 10-11
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(+39) 0818081028
Cierra: Lunes, martes al mediodía y del 8 de enero al 3 de marzo
Precio: 80 /120 €
Precio menú degustación: 55, 75, 90 €


  • La zuppa di frutti di mare con fagottini al fegato di scorfano e ravioli di scor
  • La zuppa di frutti di mare con fagottini al fegato di scorfano e ravioli di scorfano con ricotta
  • La minestra di fiori di zucchini cacio e uova
  • La minestra di fiori di zucchini cacio e uova

La materia prima es un dogma de fe en esta casa, que diariamente adquiere a pescadores locales, con los que tiene apalabradas las capturas, lo mejor que el mar ofrece en estas aguas. Se podrá discutir la magnanimidad que la naturaleza depara, pero no el tamaño y el frescor de mariscos y pescados, lo que hace que vitoreemos la voluntad y el saber de la familia Caputo. Bajo estas premisas, y aun a sabiendas de que hay platos consagrados por la clientela en el tiempo, conviene preguntar por lo que ha entrado en el día. Uno y otro factor deben influir en la elección del menú ideal, que seguro será instructivo y exultante de mediterraneidad.
La carta se reparte al 50% entre dos apartados: “mi cocina” y lo clásico. El primer capítulo no hay que identificarlo necesariamente con conceptos modernos y articulaciones muy elaboradas. Una espléndida cigala envuelta en finos “espaguetis” de patata frita y sobre abundante salsa de un sensacional pimiento rojo “papacelle” sería una fórmula novedosa de hace quince o veinte años, pero no de hoy. La filosofía que encierra “mi cocina” es casi siempre de inspiración popular e identificada plenamente con el paisaje. Adquiere gran dimensión en testimonios tan sencillos y con tanta idiosincrasia como los tagliolini blancos y negros, con dos colores, hechos a mano en casa que se disponen con calamares y salsa picante de calabaza. Pasta a la que Alfonso Caputo ¡Qué gran tipo! aplica infinitas interpretaciones, siempre bien resueltas, en compañía de diversos frutos de mar, como los lingine de Gragnano con higado de pulpo y tentáculos de sepia. Incluso con cierta osadía: la pasta de cabracho (scorfano), que no es tal, con totani y patata; muy interesante. La sopa de calamares con alubias, escarola napolitana y costrones de pan al ajo alardea de un rusticismo conmovedor ¡Qué gustosidad! Igual de satisfactorios resultan los ñoquis de patata con scamorza ahumada y alcachofas, plenos de identidad.
El risotto triunfa por calidad de arroz, carnaroli; por técnica en la hechura, cocido al dente uniformemente y por divertidos y manjarosos complementos: gambas rojas, escarola napolitana, piñones y uvas pasas. Si los mariscos incitan al conocimiento – no deje de probar ni el “totano” ni el “carnumme”, también denominado huevo de mar o limón de mar, que brinda sabores ácidos y amargos a la vez que yodados –, los pescados llaman al atracón. Los platos de atún rojo y blanco, salmonete, dentón o “dentice”, breca o pagel o “ricciola”, pez espada, etc, tienen encanto en su elemental complejidad, testimoniando respeto por los sabores costumbristas, que aparecen revisados con inteligencia, moderación y cierto talento. Merece todos los honores la fritura crocante de mar al perfume de hinojo silvestre y menta. Y antológica, mejor, apoteósica la langosta de Galli cruda y cocida aromatizada con hierbas mediterráneas.
Estamos, por tanto, ante una culinaria marinera típica y renovada, que se sustenta en el producto, mira a los orígenes, apuesta por la evolución y que, sobre todo, produce gran satisfacción.



9,75

El Celler de Can Roca

Joan Roca
Joan Roca
País: España
Localidad: 17007 Girona
Dirección: Can Sunyer, 48
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(+34) 972222157
Cierra: Domingos, lunes, del 22 de diciembre al 8 de enero, del 13 al 21 de abril y y agosto
Precio: 200/300 €
Precio menú degustación: 155 y 190 €


  • Ensalada de Ortiguillas, Espardeñas, Navajas y Algas Escabechadas
  • Consomé Primaveral: Vegetal a Baja Temperatura con Guisantitos, Brotes, Flores, Hojas y Fruta.
  • Contessa de Espárragos Blancos y Trufa Negra
  • Toda la Gamba
  • Cigala al Vapor de Palo Cortada, Velouté de su bisqué y Caramelo de Jerez
  • Raya Confitada en Aceite de Mostaza, Miel, Vinagre de Chardonnay, Bergamota, Tápenas Confitadas, Avellana Ahumada y Mostaza Aromatizada
  • Colmenillas con Jarrete de Ternera, Tuétano, Tendones, Aguacate Terroso y Habitas
  • Trilogia del Pichón
  • Crema de Regaliz con Guisantes.
  • Teta Temblorosa o Helado de Masa Madre con Lichis y Bolitas de Vinagre Balsámico Deshidratadas

     Si los mercados sentencian, el restaurante de los Roca es el más demandado; y con neta deferencia. Nadie en la élite de la cocina mundial, ningún número uno en décadas, ha servido tantos y tantos cubiertos en su andadura profesional. Desde 1.999 llena sin una sola excepción: 2 servicios al día, 5 días a la semana y salvo un mes de vacaciones. Cifras ciertamente imbatibles en el segmento gourmet-gourmet. ¿Qué tiene para ser tan demandado? Probablemente, por no decir seguro, El Celler de Can Roca sea en cuanto a concepto académico de restaurante gastronomico el mejor del mundo. En su conjunto, la cocina de Joan, los postres de Jordi, el servicio y la bodega de Pitu, el lujo racional en las instalaciones, la cercanía con el cliente, la naturalidad y humanidad de la familia, la relación calidad/precio, sin parangón en la alta restauración, estamos ante un restaurante único y en plena consonancia con los tiempos. Consigue ser el más sin forzar en ningún aspecto.
     ¿Tiene la mejor cocina del mundo? Es muy difícil compararla con la de Rene Repzepi. Son muy diferentes en todo. Quizás el escandinavo tenga una aptitud más rompedora y una genialidad innata mayor. Los Roca son otra cosa, su obra es más perfeccionista, menos intuitiva, más inteligente y erudita, más técnica, una creatividad profunda, requetepensada, armónica, que persigue la felicidad y el cielo gastronómico. Una idealidad más humana que divina y que refleja a las mil maravillas la forma de ser de una familia que ha hecho del esfuerzo callado, la humildad y la autenticidad filosofía de vida. Nobleza y generosidad en el comportamiento y en el plato. Una gran verdad en el reino de la falsa modestia...eso es lo que percibe y agradece el cliente. El divismo justo y necesario. ¡Qué seriedad! ¡Qué rigor! ¡Qué coherencia!
     Estamos, pues, ante una genialidad ponderada y evolutiva que es plenamente consciente que la regularidad y el virtuosismo son valores supremos inherentes a la magnimidad. La casa se marca ser la primera en la media obtenida tras degustar 20 o 25 platos; y eso lo logra y le hace grandísima. Arte científico. TALENTO Y PERFECCIÓN.
     Entrega y generosidad en los aperitivos; infinitos e ingeniosos, cercanos y exóticos, muy técnicos y hasta técnos, en consonancia con el espíritu que ha hecho posible el reconocimiento mundial de la cocina española: sublimes aceitunas caramelizadas con anchoas que se cogen de un olivar tamaño bonsai, divino bombón de manteca de cacao relleno de carpano con pomelo y sésamo negro, la más delicada y expresiva tortita de camarones conocida y quién sabe si por conocer, la mágica y microscopica tortilla de caviar de arenque, el esponjoso brioche con exultante aroma a perrechicos, el manjaroso percebe al albariño con notas de laurel y así se sigue dando la vuelta al mundo ...sucediendose inolvidables imagenes sapidas que evocan a Perú, Mexico, Corea, China, Marruecos, etc.

     Ya en las construcciones transcendentes, la casa es fiel a su ser y se recrea en estilo y obra. Siempre hay formulas consagradas refrescadas con pinceladas imaginativas. En esta ocasión fue su majestad la gamba roja de Palamos, como suele ser habitual  a la brasa, cruda y caliente, a la que se cambia el guión, potenciando su carácter y procedencia: jugo de la cabeza con algas, agua de mar, bizcocho de plancton, quinoa y sus patas y cabeza crujientes. La cigala, que tanta gloria ha dado a El Celler, juega con otro tema estrella de la casa, los aromas del vino. En este caso, un flabeado inventado por los Roca. Un pequeño bol con rocas “incandescentes” debajo y una rejilla encima sobre la que se deposita una pieza pelada del marisco. Se vierte un poquito de palo cortado. Inmediatamente brota una humarada de vapor que hace la cigala lo justo, semicruda y caliente, e inunda la mesa de un exuberante  aroma a vino. Como complemento independiente, en otro espacio y tiempo, un nectar: una refinadísima veloute de su bisqué. Y se termina la participación de Pitu y Joan con una travesura de Jordi, para un tercer instante, una cucharita de caramelo de jerez. Tres servicios en una obra común.
     La sensibilidad, la livianidad, el cromatismo en su máxima expresión: consomé vegetal a baja temperatura con infinidad de sensaciones: guisantitos lágrima, brotes, flores, hojas, fruta...un mosaicos primaveral en todo su esplendor. Incipiente vida exultante de primorosidad: diminutos piñones tiernos con salsa de piñones verdes y tostados. Manjarosidad y más manjarosidad que se ve desnaturalizada preservando al 100% la inmaculavilidad sàpida: la contessa fría de espárragos blancos y trufa negra. No hay nadie en el mundo al que no le guste, pirria hasta a quienes  aborrecen los espárragos, cuyas yemas, aparecen completando la maravilla. De 10 en 10 y tiro por que me toca: la ensalada de ortigillas, espardeñas, navajas y algas escabechadas es el plato más bello y más inteligentemente concevido que jamás hayamos paladeado de espardeñas y ortiguillas...mar y mar y más mar: navajas y algas...en un fondo marino (vajilla).
     No hay necesariamente que complicarse mucho para conseguir el mayor carisma de un producto: pulpitos con dos cebollas, una negra fermentada y otra blanca caramelizada, con los jugos de todos ellos. Esencialidad y pureza. Y de la a a la z: una raya confitada en aceite de mostaza, jugosa a más no poder, exultante, con un esfuerzo sobrehumanos de realces, que siendo divinos algunos (miel, bergamota, avellana ahumada, tápenas confitadas, mantequilla noisette, vinagre de chardonnay y más mostaza aromatizada), no eclipsaban la divinidad de una raya divina; insistimos.
     Y así se van sucediendo platos y platos conmovedores. La colmenilla con jarrete de ternera, tuétano, tendones, aguacate terroso y habitas es una manera provervial, ciertamente esclarecida,  de convertir un “fiambre” caliente en un excelentísimo plato carnal, rebosante de suculencia y gelatinosidad, que satura la boca. La trilogiá de pichón es otra obra maestra: La pechuga de pichon, a pecho descubierto, sangrante, compartiendo papel estelar con el corazón de la ave sobre una nube de arroz, en realidad una quenelle helada que evoca un civet de sus entrañas, vibrante, con una morcilla y un caldo del mismo pichón, además de otros atrezzos...nos llevo a exclamar por enésima vez ¡Bravísimo!
     A un Joan inmortal le siguio un Jordi inmortal. De un número uno de la cocina a un número uno de la reposteria. ¿Existe mejor pasteleria que la del pequeño de los Roca? Probablemente, no. Igual de genial, ninguna. La crema de regaliz con guisantes, vivos y crujientes, exultantes de frescor, constituye  una audaz simbiosis de ensalada y postre. Sibaritismo que se hizo extensivo a la anarkia del chocolate, un revolucionaria textura, infinitamente más liviana, a la que acompaña una revolucionaria pureza sápida, nunca el chocolate se manifesto con tanta genuinidad y ligereza, con la travesura de ponerle unas especias, para jugar...y seguir comiendo chocolate. Y qué decir de la TETA TEMBLOROSA.
     La capacidad de sorprender no cesa un instante. Un plato en movimiento...lo nunca visto. Oficialmente se llama helado de masa madre con pulpa de cacao, lichis salteados y macarrones de vinagre balsámico. Tiene la forma, la vajilla,  de una masa de pan en reposo que se mueve, de un pecho femenino cuando respira profundamente. Tiene vida. Es de silicona. Imagínate una teta de silicona danzando…como si estuviese bailando lentamente, en constante movimiento. Te lo ponen delante y no le quitas el ojo. Empiezas a soñar. En medio de esa señora teta,  para acentuar la forma de pecho, como si fuese un pezón gigante, lo comestible: un helado de masa madre, depositado sobre lichis frescos y salteados, recubierto de infinidad de bolitas de merengue desidratado con forma de pezoncitos,  que configuraban uno inmenso. Empresiona. Nos mirabamos los unos a los otros y nos reíamos pícaramente. ¿A qué te recuerda? ¿Y a tí? Nadie se reprimió y nos comimos el helado de masa impregnado de fragancias a rosas, por aquello de los lichis y con el frescor del vinagre balsámico, que trasmitían las bolitas  del merengue suizo. Estaba buenísima. Estaba Cremosísima. Estaba para incitar pensamientos. La excitante teta temblorosa ha hecho historia. Una historia tan real como fascinante; la de los Roca.



7,5

Agata e Romeo

Agata e Romeo
Agata e Romeo
País: Italia
Localidad: 00185 Roma
Dirección: Via Carlo Alberto, 45
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(+39) 064466115
Cierra: sábados, domingos, quince días en enero y agosto
Precio: 80 €
Precio menú degustación: 130 €


  • Fantasia-Baccalà
  • Fantasia-Baccalà
  • Cannelloni-Ripieni
  • Cannelloni-Ripieni

Agata es un magnífico testimonio de los valores tradicionales representados por la mujer en la historia de la cocina. Su estilo rezuma costumbrismo, si bien actualizado en los puntos de cocción. Ya sean fórmulas de origen popular o de escuela, siempre reproducen sabores, conceptos y estéticas clásicas. Una coquinaria noble, sustentada en la excelsitud de las materias primas, que se distingue por lo golosa y gratificante que resulta. Plato tras plato uno aprecia y se regocija en la suculencia. Todas las salsas y todos los complementos resultan sabrosos y densos; proporcionan un placer más carnal que intelectual. Estamos, por tanto, ante una gastronomía apetitosa, un tanto gourmande, evidentemente mayoritaria, llamada a colmar las aspiraciones de quienes sean felices rememorando sabores conocidos dispuestos con contrastadas armonías.

La casa trabaja muy bien el bacalao, la pasta, los risottos…opciones que siempre hay que tener en cuenta. Así, la ensalada caliente de bacalao con coliflor, olivas negras, alcaparras, tomate seco y aceite de oliva llama la atención por la calidad intrínseca de los componentes, por la consumada hechura del ingrediente principal, por la pureza palatal, por la liviandad y, también, por la complejidad que brinda dentro de un esquema sencillo. Los raviolis con mejillones silvestres y calabaza en varios cortes, hechuras y texturas es un testimonio rotundo de concentración sápida. La pasta con salsa de tomate, beicon en tiras salteadas y queso tiene cierto encanto, todo el que se puede encontrar a un condumio consagrado. Los risottos a la “burrata” con alcaparras y el de radicchio trevisano (achicoria) están concebidos para ahitar paladares demostrando técnica en la realización. Y otra sugerencia a alabar encarecidamente es la pularda, manjarosa, tierna y jugosa, con dátil, higos de la India y escultural rejilla de patata.

Habría que tender a estirar y aligerar determinadas articulaciones, como una tartaleta rellena de crema de queso de vaca con puerro pochado, que se corona con hilos de puerro frito y se acompaña al lado con un primoroso puré de patata a la pimienta roja. Gratificante, sí, claro que sí, pero hoy la cocina no puede ser tan pastosa. A su vez procede bajar un poco el cuerpo de la sopa de hongos con estos, azafrán, pimienta y patata, que por otro lado está pletórica. En fin, que quizás no estaría de más evolucionar un poco, refinar, refinar en todos los sentidos de la palabra, dar esbeltez a la comida.

La bodega, de la que se ocupa Romeo, impresiona por cantidad y calidad de botellas, así como por el perfecto servicio del vino.



9,5

Nerua

Josean  Alija
Josean Alija
País: España
Localidad: 48001 Bilbao (Vizcaya)
Dirección: Abandoibarra Etorbidea, 2
mapa
(+34) 944000430
Cierra: Domingos noche, lunes todo el día, martes noche y quince días en Enero
Precio: 70/120 €
Precio menú degustación: 70 €


  • Tomates en Salsa, Hierbas Aromáticas y Fondo de Alcaparras
  • Tomates en Salsa, Hierbas Aromáticas y Fondo de Alcaparras
  • Cebolla Blanca Dulce, Fondo de Bacalao y Pimiento Verde
  • Cebolla Blanca Dulce, Fondo de Bacalao y Pimiento Verde
  • Puerro, Yema de Arroz y Jugo de Cerdo Ibérico.
  • Infusión de Parmesano de 30 Meses Cuajada con Velo de Trufa Negra, Pan Crocante
  • Infusión de Parmesano de 30 Meses Cuajada con Velo de Trufa Negra, Pan Crocante y Sisho Verde
  • Guisantitos Lagrima, Yema de Huevo Encebollada y Vainilla
  • Kokotxas y Carrilleras de Merluza con Caldo de Aliaria y Avellanas
  • Rodaballo al Romero y Nabo Encurtido
  • Bogavante, Lentejas, Cebolla y Hojas de Tajete.
  • Foie Gras Asado en Parrilla con Zanahoria y Makil Goxo
  • Foie Gras Asado en Parrilla con Zanahoria y Makil Goxo
  • Fresas con Caseína Batida, Crujiente de Violetas y Helado de Coco
  • Fresas con Caseína Batida, Crujiente de Violetas y Helado de Coco

 Un nuevo y rompedor local, minimalista y artístico, con una atractiva vista sobre la cara del Guggenheim que mira al Nervión. Un restaurante de 5 estrellas; haber si por fin la Michelín concede una a una cocina que no alcanza a comprender. El parking, hasta ahora era un problema dejar el coche, también puede ayudar a que luzca el sol por Antequera.
Estamos, lo repetimos por enésima vez, ante un GENIO. Eso es por encima de otras consideraciones Josean Alija. Su cocina se diferencia sustancialmente de todos los estilos y referencias al uso. Dos temas sobresalen. En primer lugar, el minimalismo, esencialidad en las construcciones que ha cultivado desde hace ya muchos años, pese a su juventud (33), siempre fue un niño prodigio. Y en segundo término, la pasión por las verduras, que se trasluce en platos verdes, exultantes de naturaleza y naturalidad, que en los últimos ejercicios tienen como novedad el desarrollo de un producto, el que fuera, sobre el que se plasman diferentes sabores y texturas, derivadas de múltiples tratamientos técnicos. Claro que luego están otras muchas cualidades, entre las que nos permitimos destacar tres: el talento natural enriquecido con una erudición asombrosa que se plasma en sabores inmaculados, el aspecto dietético de sus platos y la capacidad de asombrar no solo al paladar sino también a la vista; con disposiciones tan sencillas como estéticas. Hay mucho más, humildad y sentimiento, coherencia y felicidad.
Por primera vez en muchos años, en el 2012 la carta ha cambiado prácticamente en su totalidad. Nuevas fórmulas que rebasan todos los niveles adquiridos hasta ahora. Se aprecia la madurez, a la imaginación desbordante se ha añadido la perfección. Estamos, lo repetimos para que no haya dudas, probablemente ante la culinaria vegetal más importante del planeta. Asombrosos y exquisitos los tomatitos rellenos de jugo de albahaca, alguno levemente ahumado, nadando en un consomé de alcaparras. Otro plato verde que refrenda la pasión por la esencialidad y la sencillez: cebollita blanca dulce con un fondo de bacalao y pimiento verde a la manera de un pil pil; la liliacea es única en su género. Lo mismo podemos aseverar de los puerros, fundentes y al brasa, tostado en una especia de lámina que recubre infinidad de yemas de arroz impregnadas de suculento y limpio jugo de cerdo ibérico, como si fuera un risotto. Las borrajas con almejas, caldo de gramíneas y ajos del litoral, vuelven a conseguir otros 10; preservando las cualidades originarias de una manera nunca antes vista. Al mejor plato de cebolla, de puerro,de borraja, le sigue la obra cumbre de los guisantitos láminas, crudos y calientes, crujientes, envuelto en un sabayón de huevo, cebolla y vainilla, que brindas contrastes táctiles y gustativos. ¡Qué decir de la infusión de parmesano de 30 meses cuajada con un velo de trufa negra, pan crocante y sisho verde, en verdad temblorosa y sustanciosa. La ostra con almejas, liuado de acelgas y ajos del litoral, vuelven a demostrar pasión por la naturaleza y el mar. Que se manifiesta por enésima vez en los erizos a la brasa con un fondo gelatinizado de algas.
Josean Alija ha asumido cierta carencia en platos de carnaza y ha afrontado un cambio de concepto en los pescados y el las carnes. Mucha más carnaza dentro del perfil inconfundible que le distingue. Que vuelve a quedar de manifiesto en las kokotxas y carrilleras de merluza con caldo de aliaria y avellanas, que parece insinuar la reinvención de la salsa verde, o que en cualquier caso parece inspirada en ella. El bogavante con cebolla roja, lentejas verdes y hojas de tajete llevan antiguas creaciones a la grandiosidad del producto, poniendo un crustáceo de postín a lo que en otro tiempo fueran ideas clarividentes con ingredientes pobres. Es imposible salirse del estilo y la definición verde: rodaballo con una salsa de romero y nabo encurtido. El foie gras asado con pera de invierno e hibiscus vuelve a acumular la grandeza de la casa en el tratamiento magistral de un producto excelso adornado con trazos frutosos y naturales que valen para marcar la diferencia con unas pinceladas de fantasía. Y remata con un pichón de Bresse, ciertamente manjaroso, mantequilloso y jugoso, con unos brotes primaverales, en esta ocasión de guisantes y un gusto cosmopolita, té verde.
El aguacate con láminas de pomelo y el milhojas de patata, manzana y lima refrendan el talento y la meticulosidad, de principio a fin. Josean Alija es un superdotado.

 

 
     



8

Don Alfonso 1890

Alfonso Iaccarino
Alfonso Iaccarino
País: Italia
Localidad: 80064 Sant’Agata sui due Golfi
Dirección: Corso Sant’Agata,11
mapa
(+39) 0818780026
Cierra: lunes y martes, y del 7 de enero al 15 de marzo
Precio: 80 €
Precio menú degustación: 105, 115 €


  • Orecchiette e broccoli con tartufi di mare pane raffermo colatura di alici e pom
  • Orecchiette e broccoli con tartufi di mare pane raffermo colatura di alici e pomodori essiccati al sole
  • Il peperone ed il baccalà
  • Il peperone ed il baccalà

El restaurante más importante del sur de Italia, y con mucho, sustentado en el esfuerzo de una familia ejemplar que enarbola históricamente la bandera del lujo gastronómico. Padres, Alfonso y Livia, e hijos, Ernesto y Mario, trabajan con ahínco, sabiduría, inteligencia, meticulosidad…, en pro de un proyecto señorial de gran clase que refleja una simbiosis de dos vivencias. Por un lado, un amor pasional, hasta visceral, por su tierra, la Campania, como es característico en todos los habitantes de la región y, por otro, un criterio muy francés de la hostelería, eminentemente académico, siempre impregnado del mejor saber hacer. El resultado denota un inmenso valor profesional: el marco, el servicio, la amabilidad, la bodega…, en definitiva: un palacio de la buena y suntuosa vida.

En la cocina, coherente con el espíritu de la familia Iaccarino, conviven dos visiones del clasicismo. Tradición ciertamente evolutiva que nos entusiasma en las construcciones que reflejan la idiosincrasia italiana. Sean más convencionales, como el Vesuvio de rigatoni, que capitaliza y simboliza todos los ingredientes, valores y estética de la zona - rigatoni con genial salsa de tomate, perfume de la más aromática albahaca y relleno de manjarosa mozzarella con albondiguillas de carne de cerdo -, sean más modernas, como los refinadísimos y traslúcidos raviolis cobijando en sus entrañas ricotta y ortigas y nadando en un inmaculado, dietético y sorprendente caldo de ortigas. Dos testimonios magistrales de la pasta, que se trabaja con suma erudición y talento, ofreciendo decenas de conmovedoras posibilidades. Otra gama de platos doctorales la tenemos en los risottos. El enriquecido con salchicha de cerdo desmigada, alcachofas fritas y trufa negra atesora dos constantes de la casa: suculencia atemperada y opulencia en los géneros. Porque en Don Alfonso 1890 no se escatima en nada y menos en productos, siempre estelares, los mejores posibles, con especial excelsitud en los pescados. El atún blanco, rosado por dentro y costrado por fuera, con puré de habas y salsa de cebolla roja, pimienta rosa y crocante de jengibre, es una entrada delicada y compleja. También augusto en sí mismo y por el punto de cocción el “cernia”, aunque la articulación resulta demasiado convencional en el concepto y el sabor: perfumado con vainilla y acompañado con salsa de frambuesas, vainas y croqueta de calabaza. Se repiten visiones de escuela, siempre bien ejecutadas, en las carnes, como en el jabalí marinado con puré de castañas, polenta frita y salsa a los arándanos, donde no se tiende a la integralidad de los elementos, sino a disponer el ingrediente principal, el realce y las guarniciones con suma ortodoxia.

Para merecer el sobresaliente, que sí se lo podría dar a este Relais&Châteaux la Michelin, debería sintonizar más con el espíritu contemporáneo de esta guía, que aboga por mayor creatividad y sabores más innovadores.



8

WD-50

Wylie Dufresne
Wylie Dufresne
País: EEUU
Localidad: 10002 Nueva York
Dirección: 50 Clinton Street
mapa
(+1) 2124772900
Cierra: mediodías
Precio: 90/215 €
Precio menú degustación: 140 €


  • Polvo de salmón ahumado con helado de pan salpicado de sésamo
  • Polvo de salmón ahumado con helado de pan salpicado de sésamo
  • Terrina de foie gras
  • Terrina de foie gras
  • Lomo de cordero con romesco de ajonegro
  • Lomo de cordero con romesco de ajonegro
  • Crema helada de vainilla con frambuesas deshidratadas
  • Crema helada de vainilla con frambuesas deshidratadas
  • Brioche caramelizado con albaricoque
  • Brioche caramelizado con albaricoque

Wylie Dufresne es artífice de un negocio de nueva generación que se dirige a un público sin perjuicios, en verdad desinhibido y joven. Un bistrot con mucho colorido y formas rompedoras que brinda una cocina muy personal y creativa. Todo tiene enjundia, nada resulta común. Estamos ante uno de los mayores exponente de la cocina americana experimental, cosmopolita y ecléctica.

Centrémonos en el menú degustación. El aperitivo marca la diferencia por su delicado exotismo e inspiración oriental: laminas de pescado crudo (cobia) con corteza de naranja, endibias y brotes sobre un consomé de embutido chino perfumado con vinagre de jerez y soja. El atrevimiento en grado sumo: polvo de salmón ahumado con helado de pan salpicado de sésamo, cebolleta y crocante de queso cremoso. Un alarde técnico inspirado en el bizcocho de misho de Ferran Adrià: terrina de foie gras, aérea, harto esponjosa, que se acompaña con remolacha encurtida y puré de ciruelas, además de una teja de pan. Alucinante locura tecno con recuerdos populares: salchicha de huevos revueltos con ventresca de atún, puré de aguacate envuelto en bacon y brunoise de patatas fritas. Limpia, liviana, exquisita...la vieira, vuelta y vuelta, sobre jugo de yuzu y pomelo, ciertamente acidulado, con diferentes y exultantes verduras al dente. De una nobleza, de una naturalidad, de un jugosidad aplastantes el lomo de cordero con romesco de ajo negro, picadillo de pepinillo en rama y soja deshidratada . Lucido e inmaculado el confit de pato, que se presenta con forma de carpaccio, como si fuera un fiambre, un fiambre caliente, muy sabroso y muy jugoso, sonrojado, que se engalana con gracia: un cremoso de palomitas de maíz, kalamansi y lovage. Colosales los postres, sea la crema helada de vainilla con balsámico y frambuesas deshidratadas, sea el brioche caramelizado con albaricoque, crema de mantequilla y tomillo limón.

En definitiva, una cocina muy conceptual, muy avanzada, que transmite sabores muy variopintos.
 



7,5

Antica Corona Reale da Renzo

Gian Piero Vivalda
Gian Piero Vivalda
País: Italia
Localidad: 12040 Cervere
Dirección: Via Fassano, 13
mapa
(+39) 0172474132
Cierra: Martes noche, miércoles, del 26/12 al 8/1 y del 3/8 al 25/8
Precio: 70/100 €
Precio menú degustación: 70 €


  • Rulo de anguila marinada servido tibio con verduras agridulces
  • Rulo de anguila marinada servido tibio con verduras agridulces
  • Caracoles de los Alpes con avellanas, chip de topinambo y trufa blanca
  • Caracoles de los Alpes con avellanas, chip de topinambo y trufa blanca
  • Plin relleno de capón en su caldo
  • Plin relleno de capón en su caldo
  • Milhojas de callos de ternera lavados a mano con puerro y cebolla
  • Milhojas de callos de ternera lavados a mano con puerro y cebolla
  • Battuto de solomillo de carne de buey cruda con puerros, pimienta y aceite de o
  • Battuto de solomillo de carne de buey cruda con puerros, pimienta y aceite de oliva

Gian Piero Vivalda es heredero, en tercera generación, de una trattoria convertida por su padre Renzo en uno de los establecimientos más emblemáticos de la cocina piamontesa, a la vez que exitosos, teniendo asegurados los 50 cubiertos por servicio, que llenan el establecimiento. A sus cuarenta y un años lleva a cabo una evolución paulatina acorde con el espíritu de la casa y la adoración que siente y manifiesta por el terruño, valores elevados al más estelar de los refinamientos. A su vez, se aprecia en su quehacer una pasión obsesiva por los más excelsos productos locales, también por los sabores tradicionales, plasmados con exquisitez y finas maneras. Reiteramos, porque en contadas ocasiones lo hemos apreciado tanto, la elegancia, la armonía con que articula este joven chef y, sobre todo, la solidez que conlleva cada construcción. En consecuencia, nos encontramos ante una cocina de raíz, que asume la historia, que gusta de plasmar la memoria palatal, valores siempre interpretados desde una perspectiva evolutiva, sensata y minuciosa, que garantiza un alto grado de placer en sus platos sin que lleguen a provocar incontenibles exclamaciones admirativas.
Alcanza especial relevancia el tratamiento de algunos productos excelsos, entre los que cabe enumerar las ancas de rana, silvestres, gordas, simple y magistralmente fritas, crujientes y jugosas, de las que ya no quedan. Otro relumbrón de la casa, la anguila, que se ofrece en el mismo plato en dos versiones, una marinada con verduras, un toque agridulce y jengibre, tradicional y otra en torchon, como si fuera una terrina circular impecablemente aromatizada con hierbas, agridulce, carnosa, gelatinosa; un placer. A su vez son archifamosos los caracoles, de los Alpes, gigantes, rechonchos, silvestres en su sabor y jugosos, aderezados con puerro y manzana, tienen enjundia en su sencillez; es una entre las muchas interesantes fórmulas que trabajan. Cuando se acompañan de avellanas, chips de topinambo, un toque de puré de éste y trufa blanca, alcanzan una magnitud única; para que no haya dudas, los mejores caracoles que jamás hayamos probado. Dos platos de pasta sencillos, tan caseros como incontestables: los tortelli rellenos de puerro y patata a la mantequilla de .... y los plin, plato nacional piamontés, que cobijan en sus entrañas un picadillo de capón de Morozzo y buey de Carrù nadando en un abundante y sustancioso caldo del primer bicho. Portentosa sopa de cocido y pasta, que bien podría tomarse como plato único. El milhojas de callos de ternera lavados a mano, cortados como tallarines y guisados con puerro y cebolla de Cervere han hecho historia; merecidísimamente. Y muchas otras propuestas, como la foccacchia de cebolla con la que se recibe a los comensales, el risotto de hongos, el pie de cerdo empanado y servido con verduras y el cochinillo, el battuto de solomillo de carne cruda de buey con puerros, pimienta y aceite de oliva, entiéndase un tártaro local y el nobilísimo capón, por supuesto de Morozzo, como los puerros se da por hecho que han brotado en Cervere, capón en dos cocciones con verduras crocantes y puré de patata, además de unos soberbios petit fours.
En fin, Gian Piero Vivalda es uno de los grandes testimonios de la cultura culinaria italiana, alguien que la venera y consagra, refinándola con erudición.



8,5

La Table de Joël Robuchon

Joël Robuchon
Joël Robuchon
País: Francia
Localidad: 75016 París
Dirección: 16, avenue Bugeaud
mapa
(+33) 0156281616
Cierra: Nunca
Precio: 170/225 €
Precio menú degustación: 150 €


  • Gelatina de pomelo con crema de aguacate y hojas de cilantro
  • Gelatina de pomelo con crema de aguacate y hojas de cilantro
  • Huevo escalfado coronado con caviar y una juliana de pasta brick sobre crema agr
  • Huevo escalfado coronado con caviar y una juliana de pasta brick sobre crema agria con salmón ahumado
  • Colmenillas guisadas con vino de Arbois, farfalle y espárragos verdes
  • Colmenillas guisadas con vino de Arbois, farfalle y espárragos verdes
  • Foie gras a la plancha con habas repeladas, alcachofas, rúcola y bacon
  • Foie gras a la plancha con habas repeladas, alcachofas, rúcola y bacon
  • Chuletillas de cordero a las flores de tomillo, puré de patatas, ajos confitados
  • Chuletillas de cordero a las flores de tomillo, puré de patatas, ajos confitados y fondo de carne

Siempre nos ha atraído Joël Robuchon, un hombre clarividente y metódico que llegó a ser el cocinero más perfecto del mundo. Hizo historia por ese virtuosismo arcangélico nunca superado, por haber desarrollado un estilo inconfundible de articulaciones circulares en el plato, por haber dado al mundo grandes fórmulas que se han expandido por cientos de restaurantes gastronómicos… y por tantas cosas más.
Un día decidió liberarse de la presión que suponía tener que ratificar mesa tras mesa el 9,75, que hizo que siempre se esperase del maestro. Tras un periodo de reflexión, de dedicación a programas de TV, a escribir libros, de asesoramiento y consejería, etc., volvió hace unos años creando algo nuevo: L´Atelier de Joël Robuchon. - 75007 París. 5, rue de Montalembert. Tel: 01.42225656. 100/140 € -.
Bien avanzada la primavera de 2004 Joël dio un paso más en su fórmula “prêt-à- porter” de alta cocina. Inspirado en L´Atelier nació un lujoso bistrot contemporáneo, La Table, local de diseño y funcional que sirve una alta culinaria clásica actualizada y plenamente vigente. Impera sobre todo el saber hacer: inteligencia en los planteamientos, profesionalidad relevante en los fogones y el servicio, meticulosidad en el trabajo… organización Joël Robuchon; rigor, sabiduría y amplias miras, que alzaron a este celebérrimo chef a ser el número uno del mundo durante una década. Tras estos establecimientos ha desarrollado una cadena que los reproduce por grandes ciudades del mundo, tomando cada uno cierta identidad propia.
Después de unos años de andadura La Table de Joël Robuchon ha alcanzado su plenitud gastronómica. Cocina intemporal virtuosísima.
De aperitivo, una gelatina de pomelo con una crema de aguacate y unas hojas de cilantro; interesantes contrastes sápidos y táctiles. En un notable muy alto se sitúa el foie gras fresco cocido en torchon, que, como todos los platos, hace gala de una esmerada selección de producto y de una impecable técnica en la hechura, que se acompaña de esto o de aquello a tenor de la temporada, por ejemplo compota de melocotones blancos y pimienta de Sechuán. En idéntico corte, sumamente erudito y de honorabilidad, sustentado en una inquebrantable consumación, el huevo escalfado coronado con un majestuoso caviar y una juliana de pasta brick, como si fueran unas patatas paja, todo alzado sobre una crema agria con incrustaciones de salmón ahumado en daditos. Para que no haya dudas del estilo e impecabilidad: colmenillas, hermosas, exultantes, guisadas con vino de Arbois, acompañadas de farfalle (pasta con forma de pajarita) y espárragos verdes de Provenza al dente, reforzadas por una salsa espumosa y cremosa que transmite el sabor de las setas y su tratamiento. Soberbio el foie gras a la plancha con habas repeladas, alcachofas, rúcola y bacon en dos texturas, lámina crujiente y juliana guisada.
Entre los pescados, dos buenas ejecuciones suficientemente pensadas y trabajadas: los archiconocidos lomos de salmonete al aceite de oliva con caviar de berenjenas al cilantro y el San Pedro hecho a la plancha y ligeramente acidulado con limón verde, además de tomate, con echalotes y albahaca.
Doctoral el apartado de carnes: tiernas, sibaríticas las mollejas de ternera aromatizadas con laurel, acompañadas con una hoja de acelga rellena; exquisitas las mantequillosas chuletitas de cordero de leche de los Pirineos a las flores de tomillo, más el archifamoso puré de patatas, ajos confitados y un fondo de carne y con gran carácter y muy contrastada: la codorniz con foie gras caramelizada más el celebérrimo puré de patata, en esta ocasión trufado.
Otras fórmulas de gran enjundia y con una larga trayectoria de éxitos: centollo sobre crema de hinojo con fina gelatina de crustáceos, el buey de mar con finas láminas de nabo especiado y las cigalas en papillote crujientes con albahaca.
Por nada del mundo debe uno privarse del muy técnico y refinadísimo merengue de frutos rojos relleno de fresas con yogur.
En fin, una alta cocina posibilista, urbana e intemporal, con el marchamo y garantía del gran Robuchon. En estado de gracia.



7,5

El Serbal

Andrés Ruíz
País: España
Localidad: 39004 Santander (Cantabria)
Dirección: Andres del Río, 7
mapa
(+34) 942222515
Cierra: Domingos noche, lunes y febrero
Precio: 60/85 €
Precio menú degustación: 38 y 58 €


  • Sopa de Melón con Aire de Hinojo
  • Verduras a la Plancha con Agua de Tomate
  • Marmita de Bonito al Momento
  • Arroz de Mariscos con Algas y Carpaccio de Vieiras
  • Chipirón a la Plancha con Pulpo en Tempura y Alioli de Tintas
  • Salmonete con Mantequilla de su Hígados e Infusión de sus Espanas
  • Carrillera de Ternera con Crema de Hierbas y Fondo de Carne

     Desde hace más de una década está considerado en los medios gastronómicos el restaurante con más empaque de Santander, tanto en lo que se refiere a instalaciones y servicio como en cuanto a cocina. De las dos primeras, así como de la dirección, se ocupa un gran profesional, Rafael Prieto, mientras que de los fogones se ha hecho cargo en el 2014 un joven, Andrés Ruiz, forjado en la casa y que ha venido teniendo importantes responsabilidades en otros dos establecimientos del grupo: el legendario El Nuevo Molino y el flamante bistrot Le Grand Cru.
    Andrés dicta sus propias propuestas demostrando una enorme sensatez. Alta cocina ciertamente moderna y muy centrada, que busca marcar la diferencia en la calidad, la elegancia, la armonia y la memoria histórica. Construcciones cultas no exentas de ingenio muy compensadas...llamadas a gustar a todos. Sabores delicados y contrastados fácilmente reconocibles. Profesionalidad, saber hacer...con notas divertidas y motivadoras.
     Colosal plato de melón. Por un lado una sopa dulce de la variedad piel de sapo, que es el eje de la articulación. Melón y más melón: reforzado por una refrescante y carnosa bola de la clase Galia y por una estimulante brunoise de la especia amarilla. Como soporte de tanto melón un suculento disco de veló de jamón. Jamón deshidratado levemente que adorna y refuerza el carácter gustativo y de referencia, del maridaje. Y se concluye la obra de arte con un aire de hinojo, que acentúa fragancias y dulzura y voluminiza el aspecto. Para los locos del melón...una verdadera obra de arte.
     Las verduras salteadas: tomatitos, espárragos, champiñones, brécol, minizanahorias, rábanos, cebolletas enanas, puré de berenjenas, algún que otro brote y dos flores...un supernatural y liviano huerto magnificado por un exquisito agua de tomate sutilmente acidulado que hace de perfecto hilo conductor de la composición
     La “marmita al momento” es un plato interactivo que pide al comensal que le dé el punto deseado al pescado sin que en verdad afecta a la cocción. Una sabrosona crema de túnido y patata, muy marina ella, bien caliente, se vierte sobre unos cuadrados de patata, previamente hecha, y de pescado crudo. Este cambía de color por la temperatura del caldo, tomando una tonalidad blanquecina, ahora bien, solo por fuera, pues el calor de la sopa no llega nada más que a filtrar temperatura, sin que afecte a su blandura y pureza sápida. ¿A quién no le chifla un marmitako renovado en las formas y la jugosidad del túnido? Una consumada revisión de la cuchara y del populismo.
     Otro plato gourmand con sello contemporáneo. Un arroz de crustáceos, al dente, preservando su identidad, potenciada por una certera potenciación del fondo mariscos, a la que dan ingenio y mayor oceanidad unas algas y un carpaccio de vieiras, que corona la construción, tomando la tibieza que desprende el guiso del cereal. Unos trozos de vieiras rematan tan saciador condumio impregnado de distinción y contemporaneidad.
     Los cefalópodos a bombo y platillo: un chipironcito a la plancha con un medallón de pulpo en tempura, engalanados con una riquísima tapioca encebollada e impregnada de mar, un brochazo de alioli de tintas y un obulato, que aportaba movimiento a la disposición.
     No hay que complicarse en esceso la vida para brindar un alegrón gastronómico. Un portentoso salmonéte, de piel tostada y carne jugosísimas, potenciado por una infusión de sus espinas y una mantequilla de sus hígados, con huevas de trucha, calabaza planchada y otras verduras.
     Técnica portentosa la que demostró Andrés Ruiz en la carrillera de ternera. Perfectamente cocida a baja temperatura, tierna, gelatinosa, fundente...un manjar dispuesto sobre una expresiva y vibrante crema de hierbas, rodeada por un fondo de carne, engalanada por un rulo crujiente y con una cebolleta plancha. Insaciable.
     Y para que no haya dudas de la filosofía de este magnífico restaurante concluimos con el postre de los lácteos: arroz con leche enriquecido, helado de yogur...vamos que no hay edades ni paladares que cuestionen valores gastronómicos intemporales.
    Gran ilusión y la puesta en escena y el saber hacer que distingue a unos grandes profesionales.