8

La Terraza del Casino

Paco Roncero
Paco Roncero
País: España
Localidad: 28014 Madrid
Dirección: Casino de Madrid. Alcalá, 15
mapa
(+34) 915218700
Cierra: Sábados mediodía, domingos, festivos y agosto
Precio: 100/160 €
Precio menú degustación: 65 (only midday) and 130 €


  • Salmón marinado en miso con Ensalada de piña, pepino e hinojo
  • Salmón marinado en miso con Ensalada de piña, pepino e hinojo
  • Vieiras con remolacha, espuma de yogur, frambuesas y pistachos
  • Vieiras con remolacha, espuma de yogur, frambuesas y pistachos
  • Mero con crema de vainas
  • Mero con crema de vainas
  • Royal de rabo de buey
  • Royal de rabo de buey

Paco Roncero lleva una trayectoria lo suficientemente larga e importante como para, a estas alturas, asociar su cocina con la de otros cocineros; es cierto que, en sus principios, la presencia de platos inspirados por los conceptos y modos de Adrià era muy notoria en su carta; hoy, la cocina de este elegante restaurante del corazón de Madrid brilla con luz propia y lleva la firma bien reconocible de Roncero, aunque, como en la obra de cualquier cocinero, podamos detectar, puestos a ello, influencias de otros.
La oferta se estructura en un conjunto de snacks de un bocado, divertidos, que preparan el ánimo, aunque luego la comida circule por otros derroteros. Hay mucho de lúdico en esos snacks y también en las tapas, tanto en las ya conocidas y versionadas de otro modo como en las novedosas. Como ejemplo de las primeras, la muy lograda y suculenta ventresca de salmón marinada en miso, ahora contrastada con un muy refrescante bouquet de ensalada de piña, pepino o hinojo y, de las segundas, valga la combinación de vieiras, brevemente hechas, con remolacha y yogur. Un clásico que no cambia son las ortiguillas con flor de ajo, acompañadas de un caldo yodado que subraya su sabor marino. Por supuesto, en la carta se mantienen platos clásicos y consagrados del Casino, como los ‘judiones’ con almeja y salsa verde o el gazpacho de bogavante. En pescados, sigue su línea de reinterpretación de alguna receta clásica y juega con las guarniciones, como en el caso del mero, impecable, sobre una crema de judías verdes con tiras de este vegetal. Tanto en este apartado como en el de carnes, Roncero propone sabores nítidos, muy marcados, potentes; es el caso de la perfecta codorniz Royal con crema de trufa y tierra de aceitunas negras, o del costillar de buey wagyu. Apuntemos la atención a la caza, con versiones propias de clásicos como la liebre a la Royale. Entre los postres, cabe reseñar su homenaje al Madrid de siempre, un plato que combina los caramelos de violeta con fresas de Aranjuez, anís de Chinchón y barquillo.
Lo demás, a un nivel muy alto, empezando por la bodega, magnífica, con un servicio de vino ejemplar. El equipo de sala, un lujo. En verano, el comedor al aire libre, sobre la calle de Alcalá, un privilegio. Y, en conjunto, uno de los restaurantes de referencia en la capital.



7,5

Flipot

Walter Eynard
Walter Eynard
País: Italia
Localidad: 10066 Torre Pellice (Torino)
Dirección: Corso A. Gramsci, 17
mapa
(+39) 0121953465
Cierra: lunes, martes, del 24/12 al 10/1 y del 10/6 al 30/6
Precio: 100/140 €
Precio menú degustación: 75 €


  • Cebada mantecada con ancas de rana y gamba de agua dulce
  • Cebada mantecada con ancas de rana y gamba de agua dulce
  • Filete de trucha hecho a la piedra de Lucerna
  • Filete de trucha hecho a la piedra de Lucerna

Cocina de sólida formación y un tanto ortodoxa que apuesta por una modernidad sosegada que se sitúa a medio camino entre las culturas culinarias de Italia y Francia, en las que se inspira. La ubicación del establecimiento, en plena montaña, también condiciona los ingredientes que dan vida a los platos, evidentemente sólidos y siempre sabrosos, por verdes que sean. A la hora de articular y plasmar sabores prevalece el cerebro del chef sobre su corazón, lo que determina construcciones muy estructuradas y metódicamente resueltas. Todo está profesionalmente y muy estupendamente desarrollado, si bien falta un poco de calor, transmitir vivencias.

Los aperitivos definen perfectamente el estilo: una anguila rebozada y frita que se sirve con un pequeño cuenco de berros licuados y condimentados y un cornete de trucha de montaña con hortalizas y hierbas; ambos convincentes y originalmente dispuestos. El espectáculo se monta, y de qué manera, con el filete de trucha, que aparece dispuesto encima de una incandescente piedra de Lucerna sobre la que cae la salsa, que borbotea vivamente hasta acabar evaporándose, y se acompaña a un lado de un chupito con una delicada espuma de pecho de oca ahumado y al otro de una colosal ensalada de hortalizas, hierbas aromáticas y flores. El show es inmenso pero el pescado pierde la jugosidad óptima al calor de la piedra, sobre la que chisporrotea. El esencialismo se manifiesta radiante en el lomo de sandra (tipo de lucio), poco y precisamente hecho, al que se ha sumado suculencia con una costra de panceta y ajenjo moruno (artemisia glacialis), que se sitúa sobre una primorosa brunoise de topinambo con su crema. La ensalada de espalda de corzo selvático con valeriana, manzana, piñones tostados…y una salsa clásica, profunda, muy estimulante, del propio animal, que acaba por convertirse en el hilo conductor del plato, llama a empapuzarse de sabores profundos salpicados de frescor. Los raviolis, sumamente delicados de textura, rellenos de tripa de ternera, extraordinariamente gulescos, con tomate al orégano (muy concentrada la salsa) y galleta de parmesano, merecen el calificativo de antológicos. Otro alegrón: los gnocchetti de leche impregnados de una mágica y refrescante salsa de limón con el aliciente amargo que aporta la rúcola silvestre. Y siempre destacadas las viandas: el cordero, el ciervo, el conejo, la ternera…, que salen impecables desde el punto de vista técnico. Como mejor testimonio el pichón, mantequilloso, sangrante, inmaculado de sabor, que se acompaña de berza y foie gras, complementos doctoralmente terminados. Y se impone acabar con una gelatina de naranja al Grand Marnier.



6,5

La Taberna de Rotilio

Manicha Bermúdez
Manicha Bermúdez
País: España
Localidad: 36960 Sanxenxo (Pontevedra)
Dirección: Avda. do Porto, 7 y 9
mapa
(+34) 986720200
Cierra: Domingos noche, lunes, salvo en verano, noches de martes, miércoles y jueves en invierno y quince días en Navidad
Precio: 60/100 €
Precio menú degustación: 48,15 €


  • Cigala de Marín
  • Cigala de Marín
  • Pastel frío de salmón y queso
  • Pastel frío de salmón y queso
  • Crujiente de Rape, arroz negro y cremoso de berberechos
  • Crujiente de Rape, arroz negro y cremoso de berberechos
  • Setas, huevo y foie gras
  • Setas, huevo y foie gras
  • Café Vienés
  • Café Vienés

Legendario restaurante gastronómico reconvertido en un gastrobar ilustre, que se adacta a diferentes apetencias. En consecuencia, la cocina  se mueve en distintas coordenadas, con fuerte presencia de platos de la cocina tradicional e incursiones bien meditadas en una línea prudentemente creativa: ésa es, desde hace tiempo, la filosofía de esta casa, cuyos fogones sigue patroneando eficazmente Manicha Bermúdez. Con todo, da la sensación de que la clientela, numerosa y fiel en verano, es más partidaria de lo popular; bien es verdad que aquí esa cocina “tradicional” se elabora a la perfección y de forma muy distinta a como se hacía, en general, en otros tiempos. Lo fundamental, aquí, es el sabor y se prefiere la potencia a la tenuidad. Los comensales, también.
Rotilio ofrece un marisco excelente, al que es difícil sustraerse; los camarones de la ría son uno de sus timbres de gloria. Siempre que hablemos de marisco hay que advertir que la calidad tiene un precio. Entre las especialidades de degustación obligatoria está la empanada de vieiras, que Manicha envuelve en una masa hojaldrada inigualable. Mantienen platos después de muchos años, como los emparedados de camarones, pero también creaciones recientes como las ostras fritas con verduritas, el pulpo a la antigua, las xoubas (sardinillas) rellenas, el revuelto de berberechos y algas… Algún nuevo aperitivo divertido, como el rollito de gelatina de piquillos relleno de mousse de centolla…
En los platos fuertes, uno de los imprescindibles es su magnífica caldeirada de rape, que aquí es de verdad caldeirada, un guiso lleno de sabores, aromas y colores. Los pescados, en general, se tratan muy bien en la cocina de Rotilio, con mención especial, quizá, para el rodaballo, siempre espectacular. La clientela aprecia mucho los arroces marineros y pasando a las carnes son elogiables los pichones… y muy elogiables los callos a la gallega, aunque sólo los pidan los bien informados. La línea de los postres es satisfactoria, con ese mismo juego entre clásicos y modernos y la oferta de vinos es muy buena, especialmente en lo que a etiquetas de las Rías Baixas se refiere. Equipo de sala amable y eficaz. En suma, una casa en la que se preocupan de que el cliente salga satisfecho, lo que, seguramente, haya hecho que la oferta se incline un poco más a lo conocido, a los sabores contrastados, que a las aventuras y el riesgo. En otras palabras: un restaurante… muy gallego, en todos los sentidos.



7,5

Hispania

Lolita y Paquita Reixach
Lolita y Paquita Reixach
País: España
Localidad: 08350 Arenys de Mar (Barcelona)
Dirección: Ctra. Real, 54
mapa
(+34) 937910457
Cierra: Domingos noche, martes, Semana Santa y octubre
Precio: 60/100 €


  • Ensalada de tomate de Montserrat
  • Ensalada de tomate de Montserrat
  • Alcachofas con sepia y patatas
  • Alcachofas con sepia y patatas
  • Bullabesa
  • Bullabesa
  • Escudèlla i carn d'olla
  • Escudèlla i carn d'olla
  • Crema catalana
  • Crema catalana

¿Ve las fotografías que aparecen en esta página? Por favor, cierre los ojos. Aquí el amor se hace a oscuras, como en otros tiempos, a la antigua, sintiendo placer con impúdica vergüenza. Aunque, declarando verdades, aquí, en casa de las hermanas Reixach, Lolita y Paquita, se percibe la existencia de la virginidad gastronómica, señoras a las que Cataluña, España y el mundo debían hacer un homenaje, por ser un monumento a la naturalidad, a los orígenes, a las tradiciones, al placer puro y duro…de una verdad que todos queremos, sentimos, apreciamos, de una verdad en extinción.
Ante usted, la casa de comidas más ilustre del mundo. Vamos con las joyas del imperio. El pan con tomate hacen sentir los valores patrios al más apartida. El plato de embutidos – fuet, salchichón, butifarras, bulls, etc. – representa sumergirse en la carnosidad y pringosidad más bestia y gozosa. Los tomates de Montserrat, celestiales, con cebollas de Figueres y mongetes del ganxet obtiene la máxima distinción con las más elementales formas. Las croquetas de cocido, crocantes y fundentes, forman parte de los misterios indescifrables de la gastronomía: ¿qué coño tienen para llevarnos al pajar? Como al pajar llevan los buñuelos de bacalao; rebosantes de salazón, el secreto radica en la generosidad. Las cañaíllas frescas, tersas, inmaculadas, plenas de sabor marino, aparecen impregnadas del tradicional aderezo galo de los caracoles: mantequilla, ajo y perejil: para chuparse los dedos. Una sopa que concentra toda la sustancialidad histórica de la casa: la bullabesa, rebosante de suntuosa carnaza marina. Más mongetes, por aquello de que en este establecimiento son de una finura y cremosidad únicas, que en esta ocasión salieron en compañía de más butifarra, esparracada, una salchicha que persiguen los estadounidenses para celebrar su coronación gastronómica. Otro chapuzón en la manjarosidad mediterránea; colosales las gambas rojas a la plancha, las espardenyes a la plancha, los chipirones a la plancha y los pulpitos a la plancha, bendita plancha que sin ninguna pompa consuma la excelsituz. Una mezcolanza a la antigua de gustosas convicciones: la sepia con alcachofas. La escudèlla i carn d'olla es probablemente el mejor cocido de España, por la calidad de los garbanzos, por la cremosidad de la patata, por el gusto de la berza, por la nobleza de la butifarra, por la esponjosidad y sabrosura de la pelota, por mil y una razones. Colosales los callos a las especias, absolutamente limpios, reducidos en sus gelatinosidades y gustosidad. Y una honorabilísima crema catalana, una crema catalana que ha conquistado el universo.



7,5

Henrique Leis

Henrique Leis
Henrique Leis
País: Portugal
Localidad: 8100-267 Almancil - Loulé
Dirección: Vale Formoso
mapa
(+351) 289393438
Cierra: Domingos
Precio: 85/120 €
Precio menú degustación: 65 €


  • Carré de cordero con salsa de especias
  • Carré de cordero con salsa de especias
  • Bombones de caracoles de Borgoña con setas
  • Bombones de caracoles de Borgoña con setas

Henrique Leis es un viejo y sempiterno roquero. Un cocinero de raza, que nació en Río de Janeiro, donde conoció a Paul Bocuse, al que siendo un chaval, un pinche en el Hotel Le Meridien, convenció de su vocación, capacidad de esfuerzo y dones. Viajó con la celebridad a Collonges au Mont d'Or, donde trabajó una larga temporada mientras ampliaba su formación. Tales credenciales y contactos le facilitaron posteriores etapas en otros templos como Troisgros y Georges Blanc, casas que le permitieron doctorarse con brillantez. Acabó por afincarse en el Algarve, en un pequeño restaurante que atiende en primera persona, donde oficia una sólida culinaria francesa actualizada, en la que se aprecia academicismo y renovación, pues estamos ante un profesional verdaderamente inquieto, que vive con pasión su trabajo, en el que se realiza. En consecuencia, en esta casa se sabe qué se cocina y cómo se cocina.

Todo un clásico con un toque de modernidad: huevo revuelto en su cáscara con caviar iraní y espuma de anguila ahumada; impecable por cremosidad y diferenciación de sabores dispuestos en consumada armonía. En similar estilo, el de reconstruir recetas legendarias, se hallan los bombones de caracoles de Borgoña con jamón de pata negra y mantequilla de hierbas que se sustentan, en consonancia con el título, en unas cabezas de setas que sirven de soporte a los ingredientes citados, cada uno de ellos virtuosamente plasmado. La suprema de vieira, jugosísima, con un crocante de pie de cerdo y una crema espumosa de ostras, además de hierbas y flor capuchina, atesora como todas las construcciones conocimientos, mucho saber y meticulosidad, virtudes incuestionables. Las chuletas de cordero atesoran nobleza, extraordinaria calidad y mucha técnica; rojas y uniformemente calientes, preservando su naturalidad. Se acompañan de varias exquisiteces que rememoran la cultura universal: un jugo especiado, un surtido de purés y un ravioli de menta. Y postres en similar sintonía, entre los que destaca un queso fundente con diversas mermeladas y la ensalada de naranja con crema de lima y frambuesas.

La intemporal sopa de pescados y crustáceos en la tradición borgoñona, el tartar de San Pedro con cangrejos de río y salsa satay, el plato de raviolis de foie gras, trufas y cigalas con crema ligera de espárragos verdes y gambas salteadas y la suprema de pintada rellena de foie gras son otros claros testimonios del mejor saber hacer galo.



7

La Ontina

Ramiro Sanchez
Ramiro Sanchez
País: España
Localidad: 50001 Zaragoza
Dirección: Joaquín Costa, 5
mapa
(+34) 976214575
Cierra: domingos noche, en julio y agosto todo el día
Precio: 55/70 €
Precio menú degustación: 49 €


  • Láminas de atún con alubias verdes y asadillo
  • Láminas de atún con alubias verdes y asadillo
  • Taco de rodaballo con jugo de manzana y sidra
  • Taco de rodaballo con jugo de manzana y sidra

Aunque ubicado en un hotel, monumental, no es un restaurante de hotel ni nada parecido, lo que distingue a unos cuantos establecimientos de NH, cadena que evidencia un contrastado interés por ofrecer propuestas gastronómicas relevantes. Tiene plena autonomía a todos los niveles, y de su explotación se encarga un magnífico cocinero y gestor, Enrique Martínez, quien le ha dado la impronta de la casa madre, el Maher, hasta el punto de recoger en carta innumerables propuestas consagradas en Cintruénigo. De la materialización se encarga Ramiro Sánchez, un chef inteligente, meticuloso, pragmático…, efectivo. En resumen, cocina navarra contemporánea y de autor con miras cosmopolitas que hace ciertos guiños a los sentimientos y apetencias locales.

Desde hace años el plato estrella, por sencillez, idiosincrasia y, sobre todo, por manjarosidad es el cardo rizado - crudo, crujiente, más natural imposible - con paté de perdiz. Claro que hay en carta otras nimiedades gloriosas, a su vez refrendadas por el tiempo y la clientela, como el timbal de huevos con pimientos del cristal y patatas de sartén, ¡qué exquisitez! Se ratifica el acervo regional una y mil veces en propuestas como la borraja salteada con papada rustida, crema de patata y huevas de arenque, o en el bacalao, inmenso de calidad y perfección (¡qué jugosidad!), reposado en aceite de empeltre con ensalada y olivas negras. Especialidad el bacalao en salazón, que tiene otros testimonios clarividentes, en caldo de pimientos con un juego de hortalizas, o magistrales, ajoarriero con gambas. El rodaballo asado con compota de manzana y caldo de sidra alardea de muchas cosas: de materia prima, siempre estelar, de punto de cocción, casi siempre preciso y de mesurado atrevimiento. Otro valor seguro lo representa la ventresca de atún con galleta de fritada. Y en el apartado de carnes, siempre se plantea una duda irresoluble: cordero o gorrín. Éste se presenta confitado y frito, en dos texturas, enriquecido con especias y dando contraste con orejones. Y el lechazo, de verdadera categoría, cuenta con dos versiones, una más rústica y convencional, la paletilla asada al horno de leña y rellena, y otra un tanto más refinada y sofisticada, glaseado con las chuletillas rebozadas con especias, más las oportunas guarniciones, que cambian a tenor de las apetencias del chef. Los postres, el servicio, la bodega…todo en consonancia.



7,5

Sao Gabriel

Jens Rittmeyer
Jens Rittmeyer
País: Portugal
Localidad: 8135-106 Almancil
Dirección: Estrada de Vale do Lobo a Quinta do Lago, Km. 4
mapa
(+351) 289394521
Cierra: Lunes
Precio: 75/100 €


  • Raviolis de guisantes y carabinero a la plancha
  • Raviolis de guisantes y carabinero a la plancha
  • Cataplana San Gabriel (pulpo, lenguas de pulpo, crestas)
  • Cataplana San Gabriel (pulpo, lenguas de pulpo, crestas)

En pleno corazón del Algarve se encuentra este encantador restaurante al que concurre un selecto público internacional que demanda una culinaria cosmopolita. En este caso de neto corte alemán, de donde procede el chef, Jens Rittmeyer, salpicada de toques italianos, orientales... Hay que destacar, en primer lugar, su conocimiento; detrás de cada plato hay un gran estudio, se aprecia un considerable esfuerzo intelectual y práctico. Por lo general, en cada articulación intervienen bastantes elementos, lo que aporta complejidad, escenificación y ricura a la comida. Sabores variados e intensos en los que se entremezcla el academicismo con el exotismo en un estilo ecléctico. La técnica, muy en consonancia con el carácter germánico, es otra de las cualidades relevantes, que se manifiesta en cocciones metódicas e impecables, especialmente cuando se trabajan verduras y carnes, siempre selectas. En fin, una cocina seria, rigurosa, profesional, centroeuropea, que se presenta al mundo desde el saber histórico con renovados impulsos y vocación de agradar.

Jens tiene especial predilección por las sopas, con un apartado en la carta. La cremosa de espárragos blancos con pompas de espárragos verdes alardea de inmaculabilidad sápida y de altura culinaria. El consomé de hongos y codorniz posee rigor y potencia. Y los amantes de sensaciones explosivas no han de dejar de probar el brebaje de curry y hierba limón, calor y frescura en un mismo ser, desgarrador, de los que enciende pasiones. Los raviolis de crema de guisantes con carabinero, patatas troceadas y salsa de tomate con brunoise de chalotas muestran la generosidad que conlleva cada composición. Generosidad que se constata una y otra vez con el valor añadido de una extraordinaria gustosidad: pulpo con lengua de pato, crestas de gallo, buey de mar, pencas de apio, patatitas y un delicioso jugo de lechuga.

Los pescados se caracterizan por una cultura convencional: en los puntos de hechura, en los complementos, en los realces, y por presentarse sin pieles. Así se aprecia, por ejemplo, en los filetes de lenguado sobre espárragos blancos y verdes con salsa de almendras y trufa, o en el rodaballo sobre risotto de jengibre con espuma de anís estrellado. Mucho más interesante el apartado de carnes, del que sobresale el cordero asado con ravioli de batata relleno de la paletilla estofada a las hierbas, acompañado de alcachofas salteadas, tomate y sutil salsa de tomillo. Y también muy doctoral y muy consumado el pichón asado – la pechuga sangrante y la pata guisada y crocante – con habas y salsa de oporto.



8,5

Povero Diavolo

Giorgio Parini
Giorgio Parini
País: Italia
Localidad: 47825 Torriana (Rímini)
Dirección: Via Roma, 30
mapa
(+39) 0541675060
Cierra: Miércoles, 15/30 de marzo y 15/30 setiembre
Precio: 75/120 €
Precio menú degustación: 58/90 €


  • Tartar de sepia en agua de hierbas con costron de pan
  • Ñoquis verdes, de ortigas y espinacas selváticas, con sopa de navajas y té y gel
  • Ñoquis verdes, de ortigas y espinacas selváticas, con sopa de navajas y té y gel de jazmín
  • Tagliolini de ciprés con almejas
  • Tagliolini de ciprés con almejas
  • Riso en bianco
  • Riso en bianco
  • Riñon de cordero con láminas de nabo laminadas en vermut y una salsa de Angélica
  • Riñon de cordero con láminas de nabo laminadas en vermut y una salsa de Angélica
  • Cebolleta a la planca con malta, frutos rojos y flores
  • Cebolleta a la planca con malta, frutos rojos y flores

A quince minutos de Rímini, en una pequeña, bella y alta localidad rural, desde la que se domina una panorámica paradisíaca que llega hasta el mar, se encuentra este sencillo y encantador restaurante inmerso en un proceso de transformación importante. El patrón, Fausto Fratti, todo un personaje que gusta de la naturaleza y la buena vida, que se declara obseso del gran producto, siempre se ha caracterizado por fichar a grandes chefs, el último hace ya unos cuantos años, Giorgio Parini, procedente de Le Calandre, que ha ido creciendo a la par que la casa se ha ido convirtiendo en una de las mejorcitas de Italia. Por tanto, la noticia, el acontecimiento…la mesa esta servida, y se impone una visita. Le espera una cocina artística rebosante de personalidad e ingenio con un futuro esplendoroso y aun más brillante.
Nada más llegar hay que preguntar por el dueño y tirarle el anzuelo: ¿Qué hay en la despensa y en la cantina que pueda sorprendernos? Inmediatamente se despacha a gusto: “El mejor salchichón del mundo”. Sí señor, merece el sobresaliente. Otros cortes chacineros llaman también a la gula, y no está nada mal un queso de oveja, noble en su rusticidad. ¿Y para echar al coleto? Inmediatamente salta: “No hay problemas”. Fausto te invita a visitar la bodega mientras diserta doctoralmente de champanes y tintos.
Sobre el plato El tartar de sepia en agua de hierbas, con estas y un costrón rústico de pan fuera del líquido refleja a las mil maravillas las características culinarias: naturaleza y pureza, mental y sapida, sustentadas en un producto excepcional y fresquísimo, atrezzadas con sumo talento. Algo aparentemente sencillo e inmaculado transmite grandes vibraciones emocionales y gustativas. Los mejillones, crudos y tibios, con una salsa de pimienta verde entremezclada con borrajas y espinacas y una emulsión con limón deshidratado es otra demostración de cómo se aterciopelan y armonizan contrastes a priori fuertes. Los ñoquis verdes, de ortigas y espinacas selváticas, nadando en una sopa de navajas y té con gel de jazmín terminó por robarnos el corazón; la exquisitez de fragancias atemperadas mágicamente. Esencialidad y clarividencia en tres elementos con dos sabores: tagliolini de ciprés con almejas; bosque y mar con el hilo conductor de la pasta, perfecta ella. En la misma filosofía un arroz minimalista y GENIAL: el riso en bianco, un risotto cocido en agua de tomate con neto sabor a este: el jugo de 7 tomates para una ración. ¡Que pureza! ¡Que frescura! ¡Que audacia! Por si la definición y el estilo no estuviesen claros: riñón rosáceo de cordero con finas láminas de nabo marinadas en vermut y una salsa esponjosa de angélica. A la manera de una preciosista ensalada: cebolleta a la plancha con malta, frutos rojos y flores. Más manjarosidad: pechuga de pichón, magistralmente tratada y concebida: remolacha, polvo de cerezas, crema de pistacho, un fondo de queso…la intemerata.
Y como antes nos pusimos morados con los aperitivos: tartaleta de ricotta, tomate y orégano; un pastel de chocolate con crema de cebolla; una crema de huevo con chocolate y menta y un babà salado con hígado de pichón; tuvimos que dejar entre lloros de alegría los postres para mejor ocasión. Pocas veces nos han dado un besazo en la boca con tanta sensibilidad. La lengua ha quedado prendada por tanta fantasía refinadísima, por tanto refinamiento fantástico. Sexo con amor y hasta con romanticismo.
 



7,5

La Villa Eugénie

Jean-Marie Gautier
Jean-Marie Gautier
País: Francia
Localidad: 64200 Biarritz
Dirección: 1, Av. de l’Impératrice
mapa
(+33) 0559416400
Cierra: Nunca
Precio: 130/200 €
Precio menú degustación: 100 €


  • Homard poche, endives cuites et crues, allumettes feuilletees aux epices cajun,
  • Homard poche, endives cuites et crues, allumettes feuilletees aux epices cajun, sauce aigre-doux au gingembre
  • Ris de veau, pique au citron confit, puis rôti en cocotte, legumes compotes
  • Ris de veau, pique au citron confit, puis rôti en cocotte, legumes compotes

En el majestuoso Hôtel du Palais se encuentra este palaciego restaurante en el que se rinde pleitesía al lujo y a las buenas vistas, con la mejor panorámica de Biarritz sobre el Cantábrico. La cocina esta en manos de Jean-Marie Gautier, un chef muy experimentado, de gran clase, en consonancia con lo que se espera del marco. Destaca sobremanera su elegancia y la armonia que proyecta en los sabores. Se paladea la delicadeza, se masca el refinamiento. También llama la atención su cultura en la composición de los platos, doctorales, académicos, muy pensados, muy trabajados, ricos en elementos, de corte tradicional con toques de modernidad. En fin, alta cocina señorial cultivada y efectiva, que llega y se ratifica, sin provocar exclamaciones admirativas.
La mejor crema de mariscos que se pueda imaginar y paladear tiene por protagonista a las gambas, que da potencia y finura al caldo, reforzado por una royal de setas certeramente perfumada con hinojo y estragón; una reinvención magistral del bisquet de bogavante. Materia prima, técnica, academicismo…todo esto y mucho más atesora el foie gras de pato pochado en un caldo de buey con mermelada de frutas de temporada al Jurançon.
Igual debemos decir del colosal bogavante pochado con endibias cocidas y crudas, bastoncitos de hojaldre a las especias y salsa agridulce exotizada aún más con jengibre. Otro momento estelar los proporcionan las vieiras en costra de polvo de avellanas con ensalada de canónigos y vinagreta de trufa. Los lomos de salmonetes, impecables, dorados y jugosos, se disponen con unos chipirones salteados, un risotto y salsa negra, que se deposita inteligentemente sobre la vajilla, sin napar los ingredientes, ganando la receta en inmaculabilidad gustativa y cromática. Grandes platos de carne, que tienen en común la importancia de las piezas y la perfecta cocción. Excepcional el pichón, rechoncho, mantequilloso, sabrosísimo, sangrante que se sirve con foie gras, guisantes a la francesa, patatas y su jugo. Lo mismo podemos decir de la canette de Challans confitada y asada a la broche con especias, frutas y patatas “douce” y el carré de cordero asado a la vasca con legumbres de temporada rellenas y jugo pimentado, géneros colosales hechos con sabiduría y adornados de manera convencional. Formidable por los mismos argumentos la molleja de ternera en cazuela con limón confitado. También de plena garantía el foie gras al vino de Banyuls con compota de ruibarbo y manzana. En fin, un placer valorable y comedido, políticamente correcto.
El surtido de quesos, procedente de Mille et un Fromages, una tienda especializada de Biarritz, ofrece cosas maravillosas, como el cabra le Pouligny Saint Pierre y como el Cabecou.
Jean-Marie Gautier es considerado en Francia un emérito pastelero, con postres de chocolates memorables. Apuntar la financiera con peras asadas y pomelo, jugo de vainilla y helado de miel; la torrija con manzanas confitadas, gelatina de ciruelas y helado de especias y el biscuit de coco con crema quemada caribeña y mousse de chocolate blanco.



8,5

El Bohío

Pepe Rodríguez
País: España
Localidad: 45200 Illescas (Toledo)
Dirección: Avda. Castilla-La Mancha, 81
mapa
(+34) 925511126
Cierra: Domingo noche, lunes noche y agosto
Precio: 75/120 €
Precio menú degustación: 49 y 85 €


  • Gazpacho toledano con dos tomates
  • Gazpacho toledano con dos tomates
  • Migas manchegas
  • Migas manchegas
  • Queso, trufa, lima y curry
  • Queso, trufa, lima y curry
  • Moluscos con jugo de algas y manzana
  • Moluscos con jugo de algas y manzana
  • Ensalada de tomate con nabos y caldo de cocido con garbanzos
  • Ensalada de tomate con nabos y caldo de cocido con garbanzos
  • Pisto manchego
  • Pisto manchego
  • Bacalao con patatas y puerros
  • Bacalao con patatas y puerros
  • Consomé con sopa especiada
  • Consomé con sopa especiada
  • Cordero irlandes con mostaza y pepino
  • Cordero irlandes con mostaza y pepino
  • Ropa vieja
  • Grousse asada con trufas de foie gras y paté de sus higadillos
  • Grousse asada con trufas de foie gras y paté de sus higadillos
  • Homenaje al pistacho

Pepe Rodríguez lo ha sido todo en LMG: Cocinero del Año, Repostero del Año…y ahora, ante el asombro de todos, Tecno del Año. Quién lo iba a decir. El que en los últimos tiempos huía de las reglas y las modas para reivindicar la reinvención del costumbrismo nos ha dejado atónitos a todos con las técnicas al uso en el menú degustación. Eso no quiere decir que Pepe haya dejado de ser ese hombre reflexivo y perfeccionista que conocemos todos, ese cocinero que disfruta guisando y que lo hace pensando en el comensal. Sí, claro que sí, sigue igual de maduro que siempre, contemplando el paisaje y al paisanaje que pinta con talento y evolutivamente, desde la solidez. Ahí están para refrendarlo algunos de sus grandes e intemporales platos, como la clarividente y triunfal ropa vieja con caldo de cocido; una canto a la humildad y los sabores tradicionales; como las constantes y renovadas versiones de la sopa de ajo, que sin perder un ápice de sus esencias las refina y adorna con sabiduría, independientemente de con que estén ilustradas; como los universales e insaciables callos a la madrileña, que hace como el que mejor. Y como tantos otros que entran y salen de carta según le apetezca al chef: las patatas con costilla, la oreja de cerdo confitada y adobada, la grousse asada con trufas de foie gras y jugo de sus higadillos…testimonios de ese evolucionismo arcangélico que le caracteriza. Solo que ahora cohabita este estilo con otro muy diferente. Cuando Diego Rodríguez, hermanísimo, mesonero ceremonias, enfant terrible, después de dos estelares aperitivos - ensalada de zanahoria en cintas, como si fueran unas nuevas crudittes, con boquerones impregnados de un toquecito de vinagre y las migas con huevo y sardina salada, suculentas a más no poder, -, se acerca y suelta una de sus habituales provocaciones: «No se crea, don Rafael, que todo va a ser así; que va, el cocinero se ha hecho ahora tecno». ¿Qué dices? Si eso ya no se lleva. Vuelve un minuto después y canta: “Queso, trufa, lima y curry”. Si señor, he aquí el primer testimonio de lo que podría denominarse la nueva nouvelle cuisine castillane del TecnoBohío. Para que no haya dudas de la filosofía al uso: un refrescante gazpacho toledano con dos tomates, uno verde granizado por encima y otro rojo triturado en el fondo del plato. Tras este, unos moluscos, entiéndase vieiras, berberechos, pulpo… con elocuentísimo jugo de algas y manzana. Vivísimos sabores. Modernidad en los puntos y en los atrezos con un regusto muy mediterráneo: salpicón de bonito especiado con salazones, verduras y gelatinas. Muchos contrastes muy bien compensados y preservando la identidad de cada uno de los componentes: ensalada de setas, papada, rosas y almendras. En eso que aparece un guiso humilde y victorioso de sabores antiguos rejuvenecidos: bacalao con patatas y puerros. Gloriosa la versión del pisto manchego, que sabiendo a pisto manchego tiene pinta de todo menos de pisto manchego. ¡Qué tomate perfectamente soleado! Es en este terreno de la reinvención de la cocina popular del territorio en el que Pepe se desenvuelve como los ángeles en el cielo; son muchos los testimonios que están en la mente de todos. Aunque parezca inverosímil la composición es casi genial: ensalada de tomate con nabos en un colosal caldo de cocido con garbanzos. ¡Bendita la madre que te parió! Muy buenos los salmonetes con su sopa especiada y majestuoso lomo de cordero irlandés, con mostaza verde y pepino, tanto por la manjarosidad de la carne y su perfecto asado, como por los certeros contrastes, perfectamente plasmados. En esta casa hay que entregarse a los postres, dos grandiosos momentos deparan las perlas de lima, cítricos y té verde y el más ortodoxo chocolate especiado con café.