7,5

Alhucemas

Miguel Palomo (Padre e hijo)
Miguel Palomo (Padre e hijo)
País: España
Localidad: 41800 Sanlúcar la Mayor (Sevilla)
Dirección: Avda. del Polideportivo, 4
mapa
(+34) 955700929
Cierra: De octubre a mayo, lunes y todas las noches excepto viernes; en junio, julio y agosto domingos noche y lunes y septiembre completo
Precio: 60/80 €


  • Fritura Andaluza
  • Langostinos de Sanlucar
  • Fritura de ortiguillas de mar
  • Fritura de Ortiguillas de Mar
  • Coquinas en aceite de oliva
  • Coquinas en Aceite de Oliva
  • Castañitas a la plancha
  • Castañitas a la Plancha
  • Mero Frito
  • Puntillitas a la plancha
  • Puntillitas a la Plancha

Aunque la inauguración del nuevo Alhucemas se ha demorado más de un año, la espera ha merecido la pena. Una reforma de gran calado, con nuevo y diáfano comedor de estética contemporánea, amplia cocina que sin duda facilitará el durísimo trabajo de plancha y fritura que ha hecho grande al restaurante e ilusiones renovadas por seguir liderando la cocina popular andaluza.
Las claves del establecimiento propiedad de la familia Palomo permanecen invariables: excelentes productos atlánticos que Miguel negocia cada día en el vecino mercado de Castilleja de la Cuesta y un perfecto dominio de los puntos de cocción en la plancha, la cazuela y, sobre todo, la sartén, pues no en vano Alhucemas es el templo mundial de la fritura. Una fritura que reúne producto, técnica e identidad propia, resumidos en la enorme nobleza y frescura del pescado, un aceite de oliva virgen extra picual jiennense de máximo poder antioxidante que se renueva con gran frecuencia y , finalmente, la asombrosa textura del rebozado, hecho con apenas  harina, un toque mágico,  algo más gruesa de lo habitual que  facilita su propio panadero: deliciosas panojitas de boquerones al limón, espléndidas colas de cigalitas con mayonesa de su coral, inmaculados calamares, exquisitas pijotas, sabrosas acedías (platijas locales), sexquisitos salmonetitos y jugosos taquitos de lubina, corvina, mero, pez espada, pargo...lo mejorcito de la lonja. 
¡Qué decir de la fritura de ortiguillas de mar,  crujientes por fuera y fundentes por , quizás la única delicadez marina que faltaba en la carta, y las deliciosas anchoas   en salazón con aceite, ajo, perejil y patatas chips. Otras magníficas entradas son la espectacular ensaladilla de bogavante con mayonesa y las huevas de su coral y los fresquísimos moluscos de concha; enormes almejas y navajas y sensacionales chirlas y coquinas  simplemente salteadas en aceite de oliva, así como  cañaíllas cocidas. 

Luego son imprescindibles los géneros a la plancha como las buenísimas gambas blancas de Huelva, los grandes langostinos de trasmallo de Sanlúcar, la sabrosísima urta con papas aliñás y, especialmente, las maravillosas puntillitas (chipironcitos) y castañuelas o castañitas (chopitos), que salen rebosantes de tinta y manjarosidad natural.
  Para finalizar, buenos arroces y dos platos marroquíes producto de larga estancia de la familia en Melilla: un racial pinchito moruno, con las carnes inmaculadas y jugosísimas, ciertamente sonrosadas y aromatizadas,  y el bien rematado cuscús de cordero con verduras. También hay otros bocados perfectamente consumados, como el refinado y etéreo salmorejo con jamón y huevo duro.  



7,5

Hôtel Thoumieux

Jean-François Piège
Jean-François Piège
País: Francia
Localidad: 75007 París
Dirección: 79, Rue Saint-Dominique
mapa
(+33) 0147054975
Cierra: Domingos, lunes al mediodía y tres semanas en agosto
Precio: 300/500 €
Precio menú degustación: 250 €


  • Aguacate helado y rallado con gambas Cristal Bay al vapor
  • Aguacate helado y rallado con gambas Cristal Bay al vapor
  • Tallarines de chipirón a la carbonara
  • Tallarines de chipirón a la carbonara
  • Pizza soufflé, atún burrata, olivas negras y rúcula
  • Pizza soufflé, atún burrata, olivas negras y rúcula
  • Panceta de cerdo cocida con pequeños trozos crocantes de su piel y puré de lente
  • Panceta de cerdo cocida con pequeños trozos crocantes de su piel y puré de lentejas

Jean-François Piège, alumno aventajado de Alain Ducasse, que ocupara su jefatura de cocina, es el mejor cocinero neoclásico de Francia, que es como decir del mundo. Después de triunfar en Les Ambassadeurs, suntuosísimo restaurante del hotel Crillon, ha decidido iniciar una nueva andadura, en consonancia con la realidad economica y social actual. Ha nacido su primera tratoria, a la que seguirán otros establecimientos, entre ellos el restaurante gastronómico, sito en el primer piso de este edificio, reservado a 18 comensales por servicio, que espera inagurar a principios del verano. Será un sitio exclusivo en el que deleitarse con el lujo y una cocina aristocrática reinventada en consonancia con la época que vivimos.
La tratoria ha conseguido fulminantemente convertirse en un referente de calidad, distinción, informalidad, asequibilidad, posibilismo, actualidad... Un negocio urbano contemporáneo que está marcando tendencia; en el que se ofrece una gastronomía tan ortodosa y rigurosa como desinhibida. Esa simbiosis de tradición y cierta audacia a precios escandalosamente baratos para París es lo que ha conseguido llenar el local día – 100 cubiertos – y noche – 200 cubiertos –, doblando todas las mesas.
Entre las versiones ingeniosas, sin romper nunca la memoria histórica, se encuentra el chipirón, cortado en tallarines, justo salteados, que se impregna de una gustosa carbonara, en la que se aprecia la fuerza y consistencia del parmesano-reggiano, el bacon, la nata y demás ingredientes que componen tan tradicional salsa. En idéntica línea la versión de la pizza, cuya pasta se sufla y en cuyo interior esconde una torre de atun dorado y crudo, burrata, pulpa de olivas negras, rúcola…se constata cierta pasión italiana que se trasluce en media docena de propuestas. Libreinterpretaciones que se trasladan a la hamburguesa de buey angus, ciertamente distinta y resultona, divertida y gratificante.
En carta abundan los productos más excelsos en fórmulas convencionales con un toque de impronta: caviar con patatas, foie gras con manzanas crudas y cocidas, espárragos verdes de Luberon brevemente cocidos con vinagreta ligera, entrecôte de buey con bearnesa, chuletillas de cordero con flor de tomillo, colmenillas a la crema y un verdadero jugo…todos ellos con la maestría que distingue al chef.
En esa línea de rejuvenecimiento de valores patromoniales se encuentra el aguacate helado y rallado con gambas Cristal Bay al vapor, doradas por fuera y crudas en el centro, depositadas sobre una salsa cóctel. Más ortodoxa la panceta de cerdo cocida dulcemente adornada por encima con pequeños trozos crocantes de su piel y puré de lentejas. Y en similar sintonía de nobleza y consumación la muy piamontesa ternera cocida a baja temperatura condimentada con ventresca de atún, limón y parmesano.
Postres doctorales aligerados y sumamente refinados: fresas con su jugo, etéreo chantilly a la vainilla y hierbas; vacherin helado con plátano y limón verde; helado de vainilla turbinado al minuto con nueces caramelizadas; crema de caramelo…cocina burguesa hecha con evidente sabiduría al alcance de todo París.

 



7

Aux Lyonnais

David Rathgeber
David Rathgeber
País: Francia
Localidad: 75002 París
Dirección: 32, rue Saint Marc
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(+33) 0142966504
Cierra: Sábados al mediodía, domingos y lunes
Precio: 40/60 €
Precio menú degustación: 28 €


  • Pato con olivas
  • Pato con olivas
  • Soufflé con queso Vieux Comté
  • Soufflé con queso Vieux Comté

Un viaje en el túnel del tiempo a la gastronomía francesa de hace un siglo. Ambientado en 1890 conserva todo el sabor de la época. Un genuino bistrot en el que bajo la supervisión de Alain Ducasse David Rathgeber guisa platos tradicionales con maestría y saber hacer, palabras que distinguen al personaje y al país. Y lo llevan a cabo de una manera autentica, sin ninguna pretensión, perdón, sólo con una, que consiguen plenamente, satisfacer. Venden gozo, historia, profesionalidad, sencillez...a unos precios tan asequibles que han logrado que este local figure en la agenda de miles de aficionados a la buena mesa, foráneos y turistas, que se sienten a gusto en una opción tan “auténtica”.

Cuando uno prueba el suflé Williamine con sorbete de pera no puede por menos que admirar la técnica y el refinamiento que hay detrás de esta cocina; Chapeau. Convencimiento al que ya había llegado Martín Berasategui, que fue quién nos recomendó el establecimiento con las siguientes palabras: “comerás la mejor pierna de cordero que puedas imaginar”. Tiene razón, mucha razón, infinita razón, el gran chef de Lasarte, hasta el punto que muchos exceptivos del gigot d´agneau, llegaran a la siguiente conclusión: la verdad depende de quien la diga. Y David tiene una mano milagrosa: mantequilloso, jugoso, rosáceo, inmaculado, sabroso, con el mérito añadido de unas patatas encebolladas que ayudan a perderse en la gula.

No acaban ahí los aciertos ¿Cuántas morcillas se pueden comer en París mejores que la que ofrecen en esta casa con guisantes y zanahorias guisadas? Antes hay mucho dónde elegir, como en plan gourmand el apetitoso plato de la charcutería lionesa fría y saliente – salchichones, cervelas y chicharrones – con patatas con queso, hierbas y dados de pan tostado; como en plan dietético una delicada y cromática sopa de guisantes; como a medio camino entre la contundencia y la liviandad un ortodoxo bisque de cangrejos de río con quenelle.

La cazuela de verduras de temporada alardea de naturalidad, de respeto al producto. Los espárragos verdes con colmenillas y huevos mollet son la enésima ratificación del clasicismo galo. El Saint-Marcellin ha sido seleccionado con lupa. La versión contemporánea del vacherin tiene gracia.

No se puede pedir más por la atmósfera, por lo que se come, por lo que se paga. Un pequeño museo para disfrutar de un inolvidable reencuentro con el pasado.



8

Els Tinars

Marc Gascons
Marc Gascons
País: España
Localidad: 17240 Llagostera (Girona)
Dirección: Ctra. Sant Feliu-Girona, km. 7,2
mapa
(+34) 972830626
Cierra: Domingo noche, lunes y del 12 de enero al 12 de febrero
Precio: 65/100 €
Precio menú degustación: 56 €


  • Gamba Cruda de Palamós con Jugo de sus Cabezas Emulsionado y Eneldo
  • Brandada de Bacalao con Jugo de Almendra Tierna y Esencia de Tomate
  • Guisantitos, Tripa de Bacalao y una Pasta de Butifarra Negra Trufada
  • Espardenyes con Tocino y Patata Ahumada
  • Lubina, Calçots Asados, Guindilla y Alcachofas
  • Pichón, Brioche con Paté de sus Higatillos y Colmenillas
  • Piña, Limón, Menta y Yogur

  Hace 35 años, los padres de Marc Gascons, Eduardo y Maribel, abrieron en LLagostera, a pocos kilómetros de San Agaro y San Feliu de Guixols, un establecimiento, Els Tinars, que ostenta un RECORD imbatible, ser desde hace tres décadas, sí tres décadas, el restaurante notable de España con más clientela, con neta diferencia del segundo.
En primer lugar hay que decir la inmensa generosidad de la familia Gascons. Su esplendidez se constata en los precios, ya que es el restaurante en su nivel más barato de España. Mucho más si tenemos en cuenta el producto que pone en escena, grandioso en título, en nobleza y en frescor. Basta echar un vistazo a las fotos que ofrecemos. Añadamos que siempre ha tenido a bien proyectar la memoria histórica y la identidad territorial: una cocina catalana tradicional innovada, aterciopelada y con un verdadero saber hacer. Por lo general, impregnada de pinceladas y toques de alta confección contemporáneos. En fin, una culinaria evolutiva y muy enraizada , sustentada en los productos más excelsos, que proyecta con impronta los sabores de siempre. Por estos y otros motivos…el restaurante con nivel con más clientes en España.
Todo esto lo transmite a las mil maravillas Marc. Pantagruélico menú… que empezó con dos aperitivos rústicos sobresalientes: un esponjoso y rico pan con tomate y unas rodajas de un salchichón artesano de campeonato mundial. El mejor que nunca hayamos comido, con la excepción de Casa Sendra. Casi nada. Ya en la mesa, una brandada fascinante renovada: tres dados, cuadrados, de unas elocuentes rilletes del salazón, cubiertos con su piel, dispuestos sobre una manjarosa crema de almendra tierna, con unas bolas de esencia de tomate “seco”, por aquello de la concentración y con unos lunares de salsa de albahaca. No hace falta sofisticar en exceso para conseguir una virguería, he aquí una renovación inteligente de un plato legendario. Inteligencia que volvió a evidenciarse en otra construcción contemporánea muy asumible que reivindica la gamba de Palamós: trozos crudos y calientes del marisco, para potenciar el sabor, manteniendo el gusto salvaje, a cuya acentuación contribuía una emulsión etérea de sus cabezas, con el matiz anisado, tan consagrado en la historia de la sopas francesas de mariscos, que en esta ocasión era lo aportaba el eneldo. Colosales los guisantes, que para ser catalanes se mostraban más herbáceos que dulces, una fabulosa simbiosis de ambos, entremezclados con tripa de bacalao, con una salsa de ambos que recordaba al pil pil, absolutamente alucinante, más una atemperada pasta, por encima, de butifarra trufada. Genial composición de alta cocina fácilmente comprensible sustentada, como es dogma, en unos productos 10 y en una proyección de sabores intemporales. Repetimos, GENIAL. Otro plato en similar onda, en verdad generoso, en verdad suculento, que satura el paladar sedosamente y siempre dando a la materia prima el protagonismo y la grandiosidad que merece: espardenyes con tocino y patata ahumada.
Pureza sápida, perfecto punto de cocción, delicadeza en los complementos, referencias familiares y una lubina, como siempre, la más pagada del mercado. Monumental lomo escoltado por calçots asados, guindillas y alcachofas. Quizás el plato más académico del menú, impecable en su desarrollo, fue el pichón, jugosa a más no poder la pechuga, bien hechos los muslos, sobre un fondo del ave al que se habían aportado atractivos matices, más un paté de sus higadillos sobre brioche y unas colmenillas, con una crema de setas.
Postres bien diversos. Ciertamente vanguardista, muy exótico, refrescante y contratado el de piña, limón, menta y yogur e incuestionablemente pantagruélico, rotundo y cremoso, el de chocolate, café y haba tonca.
Marc Gascons demostra sobradamente las razones que hacen de Els Tinars ser único en su género. Arrasa triunfalmente con las cartas que más nos gustan. Destila autenticidad y sabiduría. No hay nadie en la restauración española que consiga en el día a día tantos éxitos.



7,5

Lillas Pastia

Carmelo Bosque
Carmelo Bosque
País: España
Localidad: 22002 Huesca
Dirección: Plaza de Navarra, 4
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(+34) 974211691
Cierra: Domingos, lunes noche y del 1 al 15 de noviembre
Precio: 60/100 €
Precio menú degustación: 40 y 68 €


Es una cuestión de carácter, de personalidad. Lo hemos dicho anteriormente y ahora lo repetimos: Carmelo Bosque, chef y patrono de este restaurante, trabaja sin desfallecer y ejerce de líder al más puro estilo japonés, es decir: bajando al tajo, remangándose, transmitiendo su propia inquietud a todos sus colaboradores y, sobre todo y de manera fundamental, apoyando y haciendo sentirse importantes a los dos baluartes de la casa, Roberto Aragón y Diego Ayuso.
En el discurso culinario del Lillas Pastia aparecen múltiples registros y comparten espacio las recetas de más rabiosa actualidad, junto con algunas otras mucho más clásicas. En todos los casos, además de la calidad de las materias primas, también se acredita una excelente factura técnica y una especial sensibilidad para armonizar sabores.
Las composiciones de corte más actual se asemejan a una labor de orfebrería fina y delicada. A veces son concebidas con criterios minimalistas, como es el caso de los deliciosos aperitivos: carpaccio de presa ibérica con guindillas dulces, corte de anguila con galleta de olivas, yogurt griego con royal de fruta de la pasión, butifarra, gazpacho de cereza, etc. Con parecidos argumentos también dan la talla la perdiz escabechada con crema de pepino, almendra tierna y uva, y las judías verdes con jamón, mousse de arenque y melocotón.
Para la ventresca de atún con ensalada de frutas y hortalizas encurtidas, composición refulgente, se cambia el guión. Ahora, en torno a un producto nobilísimo y de hechura perfecta, gravita una microscópica constelación de elementos vegetales sabiamente encurtidos (cerezas, pepino, manzana, uvas pasas, aceitunas, fresas, zanahoria, toques de alcaparra, unas pinceladas de ajoblanco...). Está muy logrado el queso cuajado con trufa de verano y avellanas, y se exhibe un producto estelar en la cuajada de brócoli con cigala.
Técnica y producto se dan la mano en el canelón de ciervo, cuya cobertura es una fina lámina de mojama del animal y en cuyo interior se alberga un puré rústico de patata trufada y una pizca de caviar. La pequeña anguila del delta del Ebro es uno de esos platos rotundos y restallantes de sabor, cuya simplicidad, llevada al límite, casi resulta insolente. La anguila se presenta desnuda, sin aditamentos, simplemente frita y por lo tanto con una textura crocante. Entre las propuestas clásicas destacan el lenguado a la lionesa y el pato con higos. Dos broches de oro para finalizar: el mojito con helado de limón y los chocolates con coco.
 

 



8

Elkano

Pedro Arregui
Pedro Arregui
País: España
Localidad: 20808 Getaria (Guipúzcoa)
Dirección: Calle Herrerieta, 2
mapa
(+34) 943140614
Cierra: Las noches de domingo, lunes todo el día, martes noche de septiembre a junio. La quincena posterior a semana santa y la primera quincena de noviembre.
Precio: 90/110 €


  • Langosta a la Brasa
  • Langosta al Carbón de Encina
  • Salpicón de bogavante
  • Salpicón de Bogavante
  • Kokotxas a la Parrilla
  • Kokotxas a la Parrilla
  • Chipirones a la parrilla
  • Chipirones a la Brasa con Salsa Negra
  • Rodaballo a la parrilla emplatado con sus dos pieles
  • Rodaballo a las Ascuas Emplatado con sus Dos Pieles

Hasta bien recientemente había unas cuantas especialidades para configurar el menú ideal en este legendario restaurante, que ya ha superado los cuarenta y cinco años de existencia, de histórica andadura. Siempre procedía solicitar el rodaballo a la brasa, de talla mundial, que no hay quien supere en regularidad. Nada ha cambiado: se impone tan romboidal pez siempre, siempre que esté en su perfecta sazón, o, si le supera el lenguado, una pieza del mismo, que también a la parrilla merece título universal. Y para completar el menú, teníamos y tenemos la langosta del Cantábrico hecha herméticamente en su caparazón al aroma de carbón, los dulces y bravíos chipironcitos a lo Pelayo (encebollados con un toque de pimiento verde), las delicadas y escurridizas kokotxas rebozadas y el nítido y carnoso salpicón de bogavante. Todo ello sigue igual de perfecto que siempre, o más, pues en un mundo en evidente decadencia de la materia prima, este establecimiento sigue empeñado en la excelsitud y consigue piezas cada vez más excepcionales, lo que aún acentúa su mérito.
Sin embargo, Pedro Arregui, que allá por 1.968 rompió moldes echando por primera vez a la parrilla un cogote de merluza, no se siente conforme ni con su virtuosismo ni con sus aportaciones. Y si a finales de los noventa optó por abrir al calor de las ascuas unas descomunales almejas, de lo que no existían precedentes, impregnándolas levemente de ese aroma rústico, en 2.003, en plena “revolución de la hoguera”, experimentó con dos manjares arcangélicos, las kokotxas y los chipirones, que suponen enriquecer la carta de tan primario e infinito proceder, ahora sujeto a modificaciones conceptuales y técnicas, a la reducción de las cocciones y al ingenio de nuevos instrumentos que posibiliten el asado. Las tres exquisiteces ofrecen sensaciones palatales y táctiles diferentes que suman y suman y suman al patrimonio gastronómico entre exclamaciones sibaríticas incontenibles y exageradas de quien las disfruta.
No se complique usted la vida: si se circunscribe al guión descrito, si asume que ésta es una mesa en la que la jugada no se deja a la voluntad ajena, que está preestablecida y asegurada de antemano, podrá darse un festín que tardará años en olvidar. Y el banquete exige un brindis en consonancia, la bodega es un lujo con precios irrisorios que incitan a la papalina. En fin, una parrilla exclusiva, para gourmets.



9

Casa Marcial

Nacho Manzano
País: España
Localidad: 33549 Arriondas (Asturias)
Dirección: La Salgar, 10; a 4 kilómetros del centro urbano.
mapa
(+34) 985840991
Cierra: Domingo noche, lunes y martes noche, excepto agosto; del 7/1 al 31/1, una semana en junio y una semana en septiembre
Precio: 60/100 €
Precio menú degustación: 47, 64 y 85 €


  • Ensalada de Hemerocalis, Albaricoque, Brotes de Helechos e Hígado de Rape
  • Ajoblanco Refrescado con Agua de Tomate, Cuajada de Almendra y Flores de Ajo y Pepino
  • Menestra de Verduras con Pata de Vaca y su Caldo de Cocción
  • Sardinas en Salazón con su Crema, Aguacate Asado, Sirope de Cafe y Avellanas Tiernas y Garrapiñadas
  • Lapas con Sidra, Cebolla Roja, Patatas y Algas
  • Homenaje a la Roja: Pasta, Polvode Pimientos, Yema y Hongos
  • Carabinero Tibio, Sesos de Cordero y Americana Frita
  • Jugo Sedoso de Bonito con los Filetes Cruds
  • Piel de Bacalao con Brotes de Lentejas, Aceitunas, Champiñones y Jugo de Verdura
  • Piel de Bacalao con Brotes de Lentejas, Aceitunas, Champiñones y Jugo de Verduras Asadas a la Leña
  • Fabada
  • Fabada
  • Panacota de Apio e Hinojo con jugo de Pepino y Algas
  • Panacota de Apio e Hinojo con jugo de Pepino y Algas

 Nacho Manzano se encuentra en un momento de azúcar y canela. Su cocina nunca estuvo tan dulce y matizada; tan exquisita. Hemos repetido hasta la saciedad su enorme capacidad intelectual y si inaudita sensibilidad. Construye con suma facilidad y solidez deparando siempre sabores sedosos. La suya es una alta cocina ingeniosa y sosegada que contempla con admiración el producto y el paisaje desde una óptica y unos conocimientos cosmopolitas. Esas cualidades siempre estuvieron ahí, son innatas, solo que ahora se expresan mejor tanto el azúcar como la canela y hasta la menta: la utilización de brasa, el juego de las algas, el admirable atinado empleo de salazones, la conjunción de elementos, una estética cada vez más elegante y colorista…los platos comunican mejor, llegan hasta el infinito. Estamos, pues, ante una culinaria cada vez más madura, más aterciopelada en una creatividad que antepone la perfección a la fantasía. En pocas palabras, cada día se come mejor en Casa Marcial y con más meritos artísticos.
La carta posibilita dos estilos que cohabitan para gusto de todos. No por conocidas hay que dejar de probar las croquetas de jamón, de una costra sutil, crocante y frágil, una besamel delicadísima y unos tropiezos nobilísimos. No por repetido hay que volver a deleitarse con el revuelto de la casa: cebolla confitada, caramelizada, salpicada de queso de Cabrales con un poco de crema de huevo y todo ello sobre una torta (tortos) suflada de maíz; riquísima rusticidad pasada por el tamiz del refinamiento y la erudición. No por comida hay que recrearse una vez más en la fabada; un cocido mundial en el que sobresale la bondad de las judías, que busca con astucia el patriarca de la familia, Marcial, así como del compango, de cuyo abastecimiento también se ocupa este lobo de los montes asturianos, claro que luego esta la listura natural y ese don proverbial de Nacho para refinar y aligerar este suculento condumio, deseado como el más placentero de los pecados. (Ver fabadas en esta web). No por otra cosa, sino porque es el mejor pollo del país, probablemente del universo, nosotros nunca comimos algo parecido, hay que darse a las carnes atléticas y morenas del “pitu de caleya”, que aquí adquiere la magnimidad que proyecta el chu-chu-chu-chu-chu… de la cazuela y la abuela, al que no ha sustituido la baja temperatura. Y así podríamos seguir con la retahíla de joyas lugareñas inteligentemente reformadas hasta llegar al arroz con leche, pasión insaciable de golosos, prohibido por dietistas, no por otra cosa, sino para que mañana puedan seguir disfrutando nuestros paladares.
Hasta aquí la grandiosa cultura tradicional. La versión moderna mantiene similar perfección. Una ensalada que habla por sí sola dados los atómicos sabores en escena: la de hemerocalis con albaricoque, brotes de helechos e hígado de rape, como si fuese de foie gras, si de foie gras marino, que ejerce de líder, un líder cremoso, sonrosado y exultante al que codean los acompañantes, que potencia la sorpresa. Si el año pasado ya hubo una receta de ajo blanco, en esta ocasión se magnifica, se supera, al disponer unas almendras tiernas con cuajada del mismo fruto, agua traslucida de tomate y flores de pepino y ajo. No puede ser más ornamental, florida, liviana y sibaritita. ¡Qué delicadeza! Nacho tiene pasión por por los frutos secos y las sardinas. Todos los años se reinventan los protagonistas. En esta ocasión la sardina, solo la piel y las carnes pegadas junto a ella, inmaculada, jugosísima, potenciada con un jugo de salazón, como si fuera una colatura de alicci, cuenta con una compañía tan explosiva como armónica: una crema de sardinas, un filete de aguacate asado, un sirope de café y avellanas tiernas y garrapiñadas. Ni que decir tiene que estamos ante una cocina muy propia, personalísima, sin referencias, lo que vuelve a quedar de manifiesto en la insólita manera de ver la menestra, en las que las verduras de La Salgar, que cultiva el padre de Nacho, Marcial, un asturiano de pura manzana, se disponen en una especie de gelatinoso potaje de pata de vaca con su caldo. Una ensalada de cuchara, o cuchara con hortalizas. Mar, el Cantábrico en la boca, las viscerales lapas con sidra, con algas y más algas, cebolla roja y patatas. No se puede ser más humilde y más auténtico. Manzano se suma a la Selección Campeona de Europa con “el homenaje a la roja”: yema de huevo tan solo caliente en medio de cuatro trozos de penne tintados con polvo de pimiento y unos hongos laminados. En esta casa siempre, absolutamente siempre, hay que paladear las cigalas o los carabineros, en este caso simplemente tibio, semicrudo, con sesos de cordero lechal y una americana frita, por aquello de sacar partido a todo el animal. Un bonito 10: filetes crudos nadando en un consomé, propio de Escoffier, magistral consomé, del mismo túnido. Desde la cocción mediante infiltración de calor, sobre 50 /70º, no vimos algo tan curioso en la cocina del bacalao como la piel con medio centímetro de sus carnes pegadas a ella, dorada la primera y jugosas las segundas, nada que ver con las pegajosas pieles inspiradas en los chicharrones, bacalao que se presenta con suma humildad y clarividencia: lentejas germinadas, champiñones guisados, aceitunas, un pil pil y un caldo de escalibada, que proyecta los gustos del pimiento rojo, la berenjena y la cebolla. A lo dicho, algo inédito en este salazón. Y pusimos la guinda con la composición de helado de hinojo, gelatina de manzana, puré de menta, panacota de apio, trozos de manzana…el no va más de frescor mental y palatal.
Uno de los grandes, muy grandes de la cocina española.



7

San Marco

Mariuccia Ferrero
Mariuccia Ferrero
País: Italia
Localidad: 14053 Canelli (Asti)
Dirección: Via Alba, 136
mapa
(+39) 0141823544
Cierra: Martes noche, miércoles y del 20/7 al 12/8
Precio: 70/100 €


  • Taglierini hechos a mano con guiso a la piamontesa
  • Taglierini hechos a mano con guiso a la piamontesa
  • Agnolottini dal 'plin' en servilleta
  • Agnolottini dal 'plin' en servilleta

Restaurante, el de Mariuccia y Pier Carlo Ferrero, de corte evidentemente tradicional y rústico, tanto en los platos regionales como en las preparaciones académicas. En ambos casos destaca la abundancia, la copiosidad, el barroquismo…estético y gustativo. Construcciones clásicas teórica y prácticamente que expresan suculencia, sustanciosidad, que deparan un placer mundano. Son precisamente los gustos primarios, en muchos casos de productos excepcionales, y los gustos históricos, permanentes, los que roban el corazón del comensal, que se siente ante la mesa de una casa burguesa piamontesa.

Hay que tener muy presente la estacionalidad. Pier Carlo es uno de los mayores expertos recolectores de trufa blanca, cuya asociación preside. Por tanto, en invierno en esta casa se ofrecen piezas descomunales, únicas, que impregnan el local de tan exuberantes fragancias, ilustrando multitud de propuestas. Tartufo bianco del Monferrato en abundancia, tanto como la cartera aguante, ya que ni la nariz ni las papilas gustativas van a saciarse. Mejor si acompaña al plato estrella de Mariuccia: los agnolottini dal “plin” a la mantequilla, que no es otra cosa que infinidad, nunca mejor dicho, de diminutos raviolis envueltos en una servilleta de hilo, que se devoran inconteniblemente por su manjarosidad y jugosidad. ¡Mamma mia qué pasta! Fuera de temporada, la pimienta y el parmesano suplen a la trufa, con lo que el condumio resulta a su vez inolvidable, dado su valor intrínseco.

Y pasta por segunda vez, pues la otra gran especialidad de la casa son los taglierini frescos, fresquísimos, hechos primorosamente a mano por la cocinera, que se sirven con un riquísimo y ancestral ragú de conejo que reproduce sabores de la niñez. Un genial exceso en cuya masa intervienen 40 yemas de huevo por kilo de harina.

Antes, una anguila marinada al moscato con uvas y piñones, o unos escalopes de foie gras con cebolla confitada y pan de brioche, o unas alcachofas al vapor con cotechino del país en fondue de Raschera y después un filete de cochinillo con salsa de Barbera d’Asti y trufa negra, o una paletilla de ternera fassona braseada al Barbera d’Asti, o unas chuletillas de cordero con parecidos complementos. Y entre los dulces sobresale la crema monferrina gratinada al azúcar de caña.

Por lo demás, un tentador surtido de quesos artesanos, una bodega en consonancia con la zona, una atención familiar, una puesta en escena sencilla y agradable…un restaurante que responde al paisaje y al paisanaje.



8

Vila Joya

Dieter Koschina
Dieter Koschina
País: Portugal
Localidad: 8201-902 Albufeira (Apartado Postal 120)
Dirección: Urbanização Praia da Galé
mapa
(+351) 289591795
Cierra: Nunca
Precio: 90/120 €


  • Ravioli de bogavante con carabinero, verduras y salsa
  • Ravioli de bogavante con carabinero, verduras y salsa
  • Ravioli de vieira con caviar beluga
  • Ravioli de vieira con caviar beluga

Este restaurante ostenta la máxima calificación de Michelin en Portugal: dos estrellas. Se las merece, por marco, impresionante edificio y finca sobre el mar, que dispone a su vez de 17 lujosas habitaciones; por servicio, joven y motivado; y por cocina, sin lugar a dudas, de gran empaque. El artífice de ésta es el ínclito Dieter Koschina, un austriaco afincado en este oasis de la mejor vida desde hace ya trece años. La palabra que sobre todas le define es solidez; aplastante solidez. Sabe perfectamente lo que quiere y consigue plasmarlo en los platos. Una culinaria muy bien definida, conceptual y técnicamente culta, erudita, sabia,... que se caracteriza también por su extremado refinamiento y enorme personalidad. Su exquisito don del gusto queda patente en cualquier sazonamiento, en el más mínimo detalle. Un toque de pimienta recién molida con un cebollino recién recolectado y picado convierten una pasta de queso de cabra en un aperitivo sublime. Su tapenade es de todas cuantas hayamos probado la mejor condimentada. ¡Qué salsas! Es una cocina con identidad: dentro de un estilo centroeuropeo abierto a todas las culturas tiene carisma.

Dieter recibe al comensal con la pleitesía que merece el gourmet: una bandeja que contiene salmón ahumado con huevas, eneldo y yogur; atún crudo con un aliño agridulce a la soja; un costrón de mozzarella con paté de berenjenas; una brocheta de sardina con tomate, oliva y pesto y un trocito de anguila ahumada envuelta en beicon frito. Tanto esfuerzo se compatibiliza con una conmovedora capacidad de síntesis: el “ravioli” de vieira cruda, si bien marinada, relleno de caviar sobre una base de cabeza de ternera; antológico. Los raviolis, en este caso de pasta, que cobijan en sus entrañas bogavante y se acompañan con un carabinero, de gran tamaño y frescor, hecho en su punto óptimo, rodajas de espárrago verde, tomate y aterciopelada salsa de pimienta, merecen encendidos elogios. Igual que la sedosa salsa de balsámico y trufas, un verdadero salto mortal del que sale en armónica compostura, que acompaña al rodaballo sobre fundentes puerros. El pato artesanal procedente de Nantes asado tiene el valor de la pieza y del saber hacer, con el que demuestra por enésima vez que detrás de cada propuesta hay un cocinero como la copa de un pino. El entrecot de vaca con salsa de vino tinto, la ternera al madeira, la silla de venado con vino de oporto son verdaderos homenajes al producto y a la historia.

En pocas palabras, culinaria de gran calado, inteligente, señorial, efectiva..., que produce admiración y brinda gran satisfacción.



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Le Vieux Logis

Vincent Arnould
Vincent Arnould
País: Francia
Localidad: 24510 Trémolat (Dordogne)
Dirección: 2 rue du Cingle
mapa
(+33) 0553228006
Cierra: Nunca
Precio: 150/250 €
Precio menú degustación: 60 , 75 €


  • El flan de atún marinado con hierbas aromáticas, teja de pan y ensalada al aceit
  • El flan de atún marinado con hierbas aromáticas, teja de pan y ensalada al aceite de ajo
  • Gallina de corral del sureste, su pechuga rellena de foie gras, su muslo con agr
  • Gallina de corral del sureste, su pechuga rellena de foie gras, su muslo con agraz, trigo picado

Bernard Giraudel es un personaje de novela que ha sabido construir un castillo de ensueño que conservando intactas las edificaciones de los siglos XVI y XVII rebosa vida, naturaleza, paisaje, clase, señorío, solidez, sobriedad... y un trato exquisito, cautivador, que refrenda el carácter del propietario, un octogenario vital, sabio y feliz, que transmite estas cualidades a sus huéspedes.

Tan palaciego Relais&Chateau cuenta con un chef que refleja a las mil maravillas la idiosincrasia de la casa: Vicent Arnauld. Un profesional formado, culto, sabio, muy trabajador, muy meticuloso... personifica el saber hacer francés. Consistente, con las ideas muy claras. No se pierden en alardes imaginativos ni en emperifollamientos inútiles. Va directamente a lo esencial, con construcciones neoclásicas reflexivas, muy estudiadas, en las que dispone lo justo y necesario para ser importantes y en las que no sobra nada. Refinadas, limpias, sencillas, vistosas y, sobre todo, inteligentes y efectivas. No anhelan impactar sino convencer, y lo consiguen plenamente.

Colosal el plato de foie gras de pato, por calidad, extraordinaria y ejecución, impecable. Un medallón aparece crudo, simplemente marinado con sal, alardeando de naturalidad y cremosidad, sin una mota de grasa, pulcrísimo sápida y estéticamente. Y el otro mi-cuit, con idénticas virtudes, más un primoroso puré de ciruelas y avellanas caramelizadas. Perfección sin grandilocuencias. La cigala, enorme de tamaño, en su punto de hechura, jugosísima, se sirve envuelta en unos fideos orientales (Kadaïf) y se presenta con una ensalada de habas y un jugo reducido de zanahorias; estupenda. Muy meritoria la reforma con impronta de un clásico, conservando la memoria histórica se le viste con cierta originalidad: ancas de rana salteadas con perejil, realzadas por una crema ligera de ajo y con el encanto de pequeños tropiezos de pié de cerdo. Como se espera, en el Perigord se rinde culto a la mejor trufa, excelsa la ensalada con patata, huevo y una tosta para acompañar. El esturión vuelve a brillar ratificando los valores de la cocina: géneros de primera, cocciones milimétricas y realces – guarnición y salsas – virtuosos: en finos escalopes tipo lasaña con espárragos verdes, caviar de Aquitania y una espuma de hierbas frescas. Y especialmente relevante, por nobleza y técnica, el apartado de carnes, la declinación del cerdo del pais, la chuleta de ternera también de la tierra, el cordero de leche y, sobre todo, el pichón. Un pichón enorme, de unos 600 gramos, cuya pechuga se ofrece sangrante, inmaculada en sí misma, suculenta y precisamente lacada con vino y cuya pata se dispone confitada con sus interiores, emulando un guiso-paté de gran raigambre, que toma forma de altísima cocina.

De gran calado.