Una exaltación de la nata, de una nata muy especial, cremosa, supercremosa, tierna, fundente, untuosa, densa, concentradísima. El sabor es consecuente y ratifica lo dicho, se paladea una leche de vaca archicondensada impregnada de un leve y enriquecedor aroma que trae el recuerdo de pies. Resulta absolutamente asombroso que un queso con cuatro meses de curación tenga tanto y tan excelente sabor. Ganado y prados excepcionales; sin duda.

El Comté es un queso de leche cruda de pasta prensada que se presenta en muelas de 63 centímetros de diámetro y 42 kilos de peso que se produce en Massif de Jura, región de media montaña situada en France-Conté. Procede de vacas de la raza Montbéliarde, cada una de las cuales dispone de al menos una hectárea de prado, según exige la Appellation d´Origine Contrôlée, la primera que tuvo un queso en Francia. Lo fabrican unas 190 pequeñas queserías.

Badoz es un nombre legendario en la zona y el producto. Lo ofrece con diferentes curaciones: el normal de 4 a 6 meses, el Extra Sélection de 6 a 10, el Grand Saveur 9 a 13 meses y el Extra Sélection Prestige de 12 a 18. Independientemente de éstas, de la estación del año, etc., siempre sobresale su extraordinaria calidad; garantizada. Sabe a una leche excepcional, densa, concentrada, “condensada”...inmensamente rica. Otra característica: posee un gran poder aromático, resulta muy afrutado, trae recuerdos de campo, como a hierba. Y tiene un paso de boca fácil, incita a seguir comiendo.

Es el símbolo de la máxima calidad del membrillo en el mundo. Aúna la mejor tradición artesana con los conceptos imperantes en la gastronomía moderna: naturalidad y liviandad. En otras palabras, un producto casero elaborado industrialmente que ha visto incrementar notoriamente la fruta (61%) y disminuir el azúcar (39%), con la finalidad de que la carne de membrillo se masque, mostrando un sabor transparente, inmaculado, puro, en el que la fruta y la acidez se encuentran perfectamente compensadas con la dulzura. Textura carnosa, compaginando cierta aspereza derivada del grano del membrillo con cierta jugosidad del almíbar. Tonalidad naranja caramelizada. Elaborado con fruta fresca todo el año, fundamentalmente española y, en invierno, chilena y argentina. Se comercializa en bloques de 8,2 y 2,9 kg, que se expenden al corte, así como en tarrinas de 250 y 400 g.

Si hubiese que buscarle alguna referencia gustativa, podríamos encontrarle similitudes palatales (que no táctiles, pues se trata de una crema) con un turrón de pistacho. Sabe puramente a este fruto seco, del que mantiene su vivo color verde, entremezclado con azúcar, y constituye una pasta muy grata que se puede estirar agregando un poco de agua si se quiere utilizar en cocina con una presencia más esbelta.

Entre sus utilidades, dar un toque a muchos postres, desde un helado a diferentes sopas de frutas.