7,5

Auberge de la Grenouillère

Alexandre Gauthier
Alexandre Gauthier
País: Francia
Localidad: 62170 Montreuil-sur-Mer
Dirección: La Madelaine-sous-Montreuil
mapa
(+33) 0321060722
Cierra: Martes y miércoles excepto verano. Enero
Precio: 90/120 €
Precio menú degustación: 75-90 €


  • Cuenco de berberechos y lubina con agua de mar
  • Cuenco de berberechos y lubina con agua de mar
  • Pichon de Licques con esparragos en crocante
  • Pichon de Licques con esparragos en crocante

Alexandre Gauthier es un joven – 28 años – que ha recorrido un largo periplo profesional. Su formación en grandes casas ha posibilitado un rápido reconocimiento; todas las guías le sitúan como uno de los valores emergentes de Francia. Sin embargo no es muy aventurado aseverar que lo mejor está por llegar. Nos encontramos ante un corredor de fondo que sabe marcar un ritmo paulatino en la conquista de altas cotas. Sosegado y ambicioso, tiene claro que hay que crecer y crecer madurando, con los pies sobre la tierra. Se marca una carrera evolutiva que sin duda llegara a triunfal meta. Por de pronto ya ha logrado que su cocina sea apreciada por mucha gente, que agradece platos elaborados y asumibles por todos los gustos, que denotan elegancia y equilibrio. Refinamiento, sabiduría, técnica, complejidad, cromatismo...saber hacer. Propuestas sustentadas en la nobleza de los géneros, que reciben un atinado tratamiento, que muestran sensatez en la articulación y que resultan muy convincentes. Una culinaria que sabe lo que se trae entre manos y a la que hay que admirar por su vocación y efectividad.
La ensalada de naranja y olivas con espuma de aceite y bastoncitos de pan denota frescor, vida, desenfado, naturaleza, liviandad; brinda sabores básicos en nuevas maneras. El cuenco de berberechos y lubina con agua de mar, algas, espinacas, perifollo, albahaca...incide en el paisaje marino y campestre dotándole de todo su esplendor. El rape con orejas de mar, habas, albahaca, chips de ajo y jugo del propio pescado montado con aceite es de una pulcritud, sencillez y acabado verdaderamente encomiables. Las mollejas de ternera, sublimes de calidad, apenas cocidas en leche, en su punto, con jugo de limón, gelatina de limón y limón con caramelo, constituyen un delicioso acto de audacia, una osadía asumible. Consumadísimo el pichón de Lecques azul con espárragos enanos sujetados en su base por una maravillosa pasta crocante que acentúa su sabrosura.
Esta apreciable modernidad que manifiesta el joven Alexandre en todo su quehacer tiene dos excepciones heredadas de su padre, las ancas de rana con ajo y perejil y la crêpe Suzette, valores tradicionales actualizados con sapiencia sin perder un ápice de la identidad que siempre les caracterizó.
Los postres merecen encendidos elogios, especialmente las frambuesas con pimiento dulce, sablé y guindilla, una diplomática provocación que expresa toques dulces, ácidos y picantes. Tampoco conviene perderse “rouge fraise/fraise rouge”, un juego de fresas con confitura de fresas muy logrado.



8

Sa.Qua.Na

Alexandre Bourdas
Alexandre Bourdas
País: Francia
Localidad: 14600Honfleurs
Dirección: 22 Place Hamelin Rue des Carmes
mapa
(+33)0231894080
Cierra: Los mediodías excepto sábados y domingos; los jueves todo el día
Precio: 90/120 €
Precio menú degustación: 40-80 €


  • Bogavante con limón verde, hojas de apio y cilantro con un caldo de coco y aceit
  • Bogavante con limón verde, hojas de apio y cilantro con un caldo de coco y aceite de combava
  • Tomate justo asado con orejas de mar y berberechos y yogur a las avellanas
  • Tomate justo asado con orejas de mar y berberechos y yogur a las avellanas

Gracias Jean-François Piège (Les Ambassadeurs) por habernos descubierto este maravilloso restaurante abierto en el 2005. Al frente del mismo se encuentra Alexandre Bourdas, un chef que antes de establecerse por su cuenta ejerció la jefatura de cocina de Michel Bras en Japón, lo que aclara muchas cosas. En primer lugar, la obsesión por las materias primas, siempre excelsas. Luego, su altísima formación técnica, que se trasluce en unas ejecuciones impecables de principio a fin de la comida, sin un solo error a lo largo del menú. Las cocciones merecen una tras otra el sobresaliente. Luego están las ideas, siempre claras; los sabores, siempre inmaculados; los matices, siempre en armonía; las articulaciones, siempre reflexivas; la imaginación, siempre ponderada. Estamos ante un gran cocinero que se distingue por lo cerebral y metódico que se muestra. No hay ni un gramo de improvisación, todo está estudiado y requeteestudiado y plasmado con una meticulosidad y una disciplina férreas, inquebrantables. Y, además, cuenta con esos dones naturales que distinguen a los elegidos, como son un exquisito sentido del gusto y un talento en verdad asombroso.
Alexandre Bourdas tiene todo para llegar a ser uno de los más importantes cocineros de Europa. Sólo necesita tiempo, equipo, medios...en la medida que el éxito que hoy ya disfruta le permita solidificar su solidísimo proyecto ira conquistando grandísimos honores profesionales. Estamos plenamente convencidos que pronto merecerá una calificación superior. Y de ahí al sobresaliente es cuestión de que vaya dando rienda suelta a su impronta, que acentué su imaginación en consonancia con una culinaria más libre y desinhibida.
Su voluntad y pragmatismo quedan patentes en la supresión de la carta. El comensal no tiene otra opción que elegir entre dos menús degustación que cambian en la largura y el precio. Entre los aperitivos, sobresale una antológica pascade aveyronnaise, una especie de crepe con forma de tarta que ofrece un alarde de texturas crocantes y jugosas, un exquisito sabor dulce y una belleza tan sobria como incuestionable; la sencillez convertida en suprema perfección. Otro momento estelar, rebosante de inmaculabilidad y contrastes, lo brindan los medallones de bogavante pochados con limón verde, hojas de apio y cilantro, que nadan en un exótico y sutil caldo claro perfumado con coco y aceite de combava. ¡Qué sensibilidad!
¡Qué delicadeza! ¡Qué toques mágicos! La mismísima quintaesencia del tomate: justo concentrado sin alterar su mismo ser, un pedazo estofado, que se ofrece con orejas de mar y berberechos sobre una crema de yogur a las avellanas. Otra materialización pluscuamperfecta: el lomo de bacalao fresco confitado, que muestra sus carnes tornasoladas y exultantes de jugosidad, que aparece adornado por encima con una pequeña quenelle de pepino y olivas, se adereza con un jugo espumoso de mantequilla avellana y se dispone sobre un carpaccio de coliflor al chorizo ibérico. Otra construcción que atesora erudición: el trozo de foie gras cocido al natural que se ofrece con pan tostado al cacao, ragú de quinoa al jugo de hierbas y queso blanco. Sublime por manjarosidad intrínseca y doctoral hechura la pechuga de pichón con salsa de mostaza, puré de alubias blancas con tocineta medio salada y un sirope de remolacha con pomelo. Y así se fueron haciendo realidad todos los sueños gastronómicos.
En pocas palabras, uno de los jóvenes cocineros que más va a dar que hablar. De proyección mundial.



8,5

L´Atelier de Jean-Luc Rabanel

Jean-Luc Rabanel
Jean-Luc Rabanel
País: Francia
Localidad: 13200 Arles
Dirección: 7 Rue des Carmes
mapa
(+33)0490910769
Cierra: Domingos, lunes, tres semanas en agosto y una semana en enero
Precio: 90/135 €
Precio menú degustación: 45/75 €


  • Tempura
  • Tempura
  • Sable
  • Sable
  • Gazpacho
  • Gazpacho
  • Nomen
  • Nomen
  • Ravioli
  • Ravioli
  • Jarrete
  • Jarrete

Un visionario. Un adelantado a su tiempo. Un hombre, un bohemio, que se ha replanteado sociologicamente el restaurante y la comida. Cree en la democratización de la gastronomía. Tanto es así, que ha roto, en lo que respecta al marco, con la suntuosidad palaciega francesa y ha optado por un local funcional, con encanto y de precio asequible. Está convencido que no existe negocio y futuro si no se abren los comedores a la gente. Ese es su pensamiento, esa es su práctica, que se hace extensible al plato. Platos que desprenden valores de progreso.
Ante usted: una de las cocina verdes más importantes del mundo. El artífice: Jean-Luc Rabanel. Un GENIO, repetimos, un GENIO que ha sabido crear un estilo rupturita que no tiene referencias ni similitudes. Formulas mágicas sin apenas mariscos, pescados y carnes, que cuando aparecen lo hacen en un papel testimonial o secundario. Y sin esos apreciados elementos logra en todo momento emocionar intelectual y sapidamente. Sabores puros, muy naturales, profundos que ahítan el paladar. Las hierbas aromaticas, que se prodigan ininterumpidamente, las especias, las flores, , los frutos secos, los caldos, las salsas, las condimentaciones y, cómo no, la selección de los vegetales, siempre de la máxima calidad, siempre exultantes de frescor, favorecen la plenitud. Nunca el campo se mostró tan frondoso, tan apetitoso y tan colorista. Cada formula encierra la mayor de las fantasías sin deslucir un ápice la naturaleza; muy al contrario, la potencia y revaloriza. Y no es fácil conseguirlo, porque hay mucha reflexión y trabajo detrás de cada construcción, que por complicada y compleja que resulte, y los son, acaba por resolverse con un equilibrio inaudito e inquebrantable, que habla bien a las claras de los dones del chef y del esfuerzo que se exige en el día a día. Si mentalmente estamos ante una cocina sobresaliente, sin duda, las materializaciones alcanzan un notable alto. La solidez profesional se sitúa por encima de circunstancias; asombrosa. El don del gusto esta omnipresente: la inmaculabilidad y el refinamiento de igual manera. Infalibilidad, reflexión, imaginación... uno no acaba de creerse tanta y tan sensata creatividad. “Verdadera revolución. Completamente nuevo. Impactante” son pensamientos con los que se relame continuamente el comensal. Y tanto, he aquí una culinaria de autor eminentemente territorial y agrícola, cultísima, que se recrea en la ecología, en la naturaleza y en la naturalidad. La mayor inspiración gastronómica conocida del paisaje provenzal. La cocina regional de 2008. Sí, en plena decadencia de las cocinas del territorio, nos encontramos con esta clarividente y particularísima reinvención. Provenza y mucho más que Provenza 2028.
Jean-Luc Rabanel dicta su mensaje sin ninguna concesión: dos menús sorpresa y cerrados de 7 y 13 platos. Por tanto, el cliente deposita a priori toda la confianza en el chef. Como además cambian con frecuencia no procede detallarlos minuciosamente. Valga para incitar a la visita aseverar que la tempura de verduras, sea de zanahorias con comino, o de flores de calabacín con comino o de salsifíes, más dos salsas Thaïe (de soja y agridulce), es la más precisa que se pueda comer, preservando íntegramente la calidad de las hortalizas a las que se aporta gracia con el leve rebozado y los aromas. El nombre de “sable” depara una antológica y exuberante construcción: pasta perfumada con almendra amarga que a la manera de una pizza porta infinidad de ingredientes: tomate, calabacín, remolacha, coliflor, rabanitos, cebolla, aceitunas, brotes, germinados, perifollo, almendras, avellanas, pistachos... y los lomos de una sardina levemente marinados. Se acompaña, para mayor gloria, con un sorbete de berenjena y sésamo. El “gazpacho”, exquisito en sí mismo, depara a su vez un mundo de sensaciones: un cuenco con la sopa fría ilustrada con cebolla confitada, carne desmigada, cominos, rama de albahaca, mojo de cilantro y picatostes. “Nomen” da paso a una sorprendente ensalada de judías verdes y atún marinado con calabacín, frutos secos, hojas y flores de capuchina, mostaza, gelatina de limón, hierbas...y un sorbete de gazpacho con gelatina de agua de tomate. “Coco” es el título de una formula con dos espacios y dos tiempos: una crema de alubias con trufa de verano, por un lado y por el otro, una ensalada integrada de hígado de conejo con judias verdes, cebolla, pan, pistachos, sésamo, cilantro...y una vinagreta balsámica. Gulesco el “Salmón”: un escalope del pescado recubierto de una emulsión de patata, una hoja de acelga china, unas setas japonesas...y leche de cacahuete y sésamo. El “Raviole” supone pasear y saborear el bosque: hongos y caldo de hongos coronados por una ensalada de hierbas y alguna que otra flor con una teja de parmigiano-reggiano. Y así se van sucediendo momento inolvidables hasta llegar a las carnes, siempre más convencionales, como el “jarrete”, en el que la ternera, jugosa y gelatinosa, aparece embebida de sus propias esencias y posa en compañía de motivos clásicos: patatas, ajos, cebolletas y setas. Y se finaliza con dos o tres postres, siempre vivos, siempre frutales, siempre florales, siempre aromáticos...siempre brindando sensaciones coherentes con el sentimiento del artista.



7,5

Une Table au Sud

Lionel Lévy
Lionel Lévy
País: Francia
Localidad: 13002 Marsella
Dirección: 2 quai du Port
mapa
(+33)0491906353
Cierra: Domingos, lunes, tres semanas en agosto y una semana en enero
Precio: 90/120 €
Precio menú degustación: 74 €


  • Crumble de lubina y cabracho con jengibre y agrios
  • Crumble de lubina y cabracho con jengibre y agrios
  • Sardinas sobre lecho provenzal con salsa thcoutchouka
  • Sardinas sobre lecho provenzal con salsa thcoutchouka

Una cocina con sumo temperamento la de Lionel Lévy, joven talento que forma parte de la nueva generación emergente francesa, integrada en la renovación conceptual y técnica que vive la culinaria europea. Un testimonio de su intrepidez sápida expresada con consumado equilibrio la encontramos en el crumble de lubina y cabracho - en verano de atún - con jengibre y agrios, inspirado no se sabe si en un cebiche o en un tartar, que depara sensaciones ardientes y complementarias: ácidas, picantes, dulces entremezcladas con los pescados ...expuestas con diversas texturas y verdadera impronta. Originalidad gustativa, formal e intelectual que se refrenda una y otra vez: las sardinas confitadas a baja temperatura en aceite de oliva sobre un vivaz lecho de cebolla, pimientos, tomate, olivas negras y piñones, más unas pinceladas rojas de tchoutchouka, un especie de kechup, transmiten una tórrida temperatura provenzal. Y es que este chef se plantea como norma compaginar la inspiración en el paisaje local con un espíritu cosmopolita y contemporáneo radiante de personalidad, reto del que suele salir más que airoso. Otras veces en su quehacer reinterpreta la historia con un espíritu desinhibido y un tanto provocador; es el caso del milkshake de “Bouille-Abaisse”, una copa en la que se suceden por capas un puré de patata, una crema de huevo con mascarpone, unos trozos de rascasa, un caldo de pescados y una etérea espuma de mariscos, conjunto que atesora un racial gusto mediterráneo en el que el ajo provoca sin agredir, con el aliciente de un último testimonio de suculencia, un rulo de parmegiano-reggiano que se sirve independiente, para que el comensal lo coma a su gusto, sustituyendo al gulesco costrón de pan con el que tradicionalmente se sopea en el caldo. En definitiva, una lucida, desenfadada, suculenta y convincente recreación de la más legendaria receta provenzal. Ese es el estilo de este trasgresor mesurado y certero de los aromas del sur a los que sabe impregnar de un frescor conmovedor: risotto de bacalao al melocotón blanco con perfume de verbena alimonada. La fuerza, los contrapuntos, la complejidad, las emociones, la vistosidad, la personalidad...el querer y ser distinto se mascan en cada propuesta. Ahí están para que no haya dudas las flores de calabacín ahumadas con pesto genovés y el pescado del día, por ejemplo dorada real, con calabacines a la niçoise e impregnación de matices de tomillo limón. ¡Ah! El macarrón selva negra con helado de recetas incita la aventura gulesca.
La carta es muy concreta: un menú degustación o elegir a precio fijo (52 €) entre tres primeros, otros tantos segundos e igual cantidad de postres. Cambia con frecuencia por lo que es difícil repetir vivencias.
Lionel Levy pone fantasía al paisaje proyectándolo con enorme colorido gustativo e incuestionable singularidad. En proyección.



6,5

José María

José María Ruiz
José María Ruiz
País: España
Localidad: 40001 Segovia
Dirección: Cronista Lecea, 11
mapa
(+34) 921466017
Cierra: Siempre abierto
Precio: 40/55 €
Precio menú degustación: 20 €


  • Patatas chip con cochifrito y pan frito
  • Patatas chip con cochifrito y pan frito
  • Cochinillo
  • Cochinillo

Segovia ha reclamado siempre para sí la primacía en un plato tradicional castellano: el cochinillo asado, el ‘tostón’, que ha tenido en la ciudad del acueducto auténticos templos, de los que hoy el más importante y con neta diferencia, es José María, veterana casa, fundada en 1982, situada a dos pasos de la Plaza Mayor y cuyo propietario, José María Ruiz Benito, ha sabido hacer del cochinillo un arte, una ciencia y hasta un reclamo turístico universal.
El cochinillo asado de esta casa es una auténtica delicia: lleno de sabor, rebosante de jugosidad, con un complemento de texturas que van desde la ternura de los diminutos jamoncitos al maravilloso lacado de la piel; unos cochinillos asados en un punto... que son el resultado no sólo de la experiencia, sino también de la investigación. En efecto, José María llegó a la conclusión de que para ofrecer el mejor producto, la única manera era criarlo él mismo; de ese modo, cuenta con ‘corte’ propia, en la que dispone de unas 250 madres reproductoras de las que proceden los cochinillos que luego sirve en su siempre abarrotado restaurante.
Los cochinillos proceden del cruce de madres de la raza Landrace y padres de la raza Pietrain. Consciente de la importancia de la alimentación materna, ya que el único alimento que ingieren los cochinillos es la leche de sus madres, les proporciona una nutrición basada en cereales: cebada, maíz, salvado de trigo y harina de soja. El objetivo es conseguir lechoncillos de entre 5 y 5,3 kilos de peso en vivo, que alcanzan entre los 15 y los 20 días de vida: perfectos de grasa y tamaño. Sacrificado, desangrado, pelado y vaciado, amén de lavado al chorro de agua fría, se le abre el espinazo a punta de cuchillo desde la cabeza al rabo, cuidando de no romper la piel. Se pone sobre unas tablillas, de espaldas, en la cazuela; se echa un poco de agua, se sazona y va al horno, alimentado con madera de fresno y que estará a 200 grados. Al cabo de una hora se le da la vuelta, se repone el agua, se pincha la piel, se unta el lomo con un poco de aceite de oliva... y nuevamente al horno, ahora un par de horas. Al final se protegen de un posible exceso de calor las partes muy sensibles, como orejas o rabito, para que no se quemen. Cuando la piel está dorada y completamente crocante, a la mesa, donde se trinchará con el tradicional método del plato. El resultado, excelente.
Por sí solo, este carismático asado justifica el viaje, igual que lo motivan los judiones del Real Sitio con todo su acompañamiento. Las alubias, gigantes, carecen en la práctica de hollejo y harinosidad. Se volatizan en boca como una crema evanescente; lo que testifica la calidad del producto y la meticulosidad de la hechura, que cuenta con un atractivo más: un caldo gelatinizado que envuelve la legumbre, en el que intervienen oreja, pata, rabo, morro, chorizo de Cantimpalo y morcilla asturiana, que “recuerda a la salsa de los callos”, eso sí, sumamente estilizada y refinada. Fabulosos.
Con independencia que haya que centrar el menú en estas dos gollerías tradicionales, hay otros platos con enjundia, siempre de sabores costumbristas aunque opten por formas actuales, es el caso de la ensalada de crujientes –patatas chips– con cochifrito, picatostes y vinagreta de cítricos con pulpa de tomate. Y siempre un Pago de Carraovejas, del que el patrón tiene una cualificada participación, cuyo crianza del 04 es el mejor vino relación calidad-precio del país.



7

5 Sensi

Morgan Pasqual
Morgan Pasqual
País: Italia
Localidad: Malo (Vicenza)
Dirección: Salida Piovene Rocchette, en la autopista Valdasti
mapa
(+39) 445607976
Cierra: Sábados al mediodía y domingos
Precio: 60 €
Precio menú degustación: 45-55 €


  • Raviolis de conejo y foie gras con hierbas campestres
  • Raviolis de conejo y foie gras con hierbas campestres
  • Cordero de Puglia con gnummarieddi
  • Cordero de Puglia con gnummarieddi

Cuando alguien que ama la cocina se sienta a la mesa, puede buscar otros placeres además del puramente palatal.
El olfato, la vista, el oído, incluso el tacto, exaltado en el mundo del finger food, pueden ampliar el placer de una experiencia multisensorial. Y ya que hablamos de los 5 Sentidos, alguien ha tenido la idea de dedicarles un restaurante, el 5 Sensi, en Malo, en el centro del Véneto. Morgan Pasqual es un cocinero con la cabeza rebosante de creatividad bien temperada.
Tiene los pies anclados en el suelo y sabe divertir con propuestas que varían a menudo y tocan todos los puntos cardinales de la sensorialidad gastronómica, empezando por el pan y las galletitas de deliciosos sabores (excelentes las de salchicha) que se untan con una original “mantequilla” de aceite de Marche.

Entre los aperitivos, nos divierte el Patanegra de Joselito, aunque tampoco hay que perderse el “Scopeton”, es decir, el arenque ahumado. La memoria lo asocia con la polenta, que aquí aparece en varias elaboraciones, de las que sin duda la más lograda es la que acompaña a huevos y espárragos.
Se produce una divertida jam session en la que “la gula” conquista el paladar entre ahumados y salazones bien equilibrados. El toque genial consiste en utilizar el humilde arenque en láminas finas, como si de una noble mojama se tratara.

Entre los primeros predominan las Pastas y las Sopas. De nuevo, encontramos un vínculo de unión con los ahumados en una deliciosa Sopa de cebada, guisantes y fondue. La Crema de patatas con caracoles constituye una lograda combinación entre el mundo vegetal y el animal. Especialmente sabrosos los Raviolis de conejo y foie gras con hierbas silvestres. Lo divertido es que te aconsejan que los degustes con una cuchara…

Ésta es, tras la sabia aplicación del retrogusto ahumado, la segunda característica, condicionada quizá por su origen friulano, de este cocinero con nombre de pirata, Morgan, pero con una cocina reconfortante e innovadora. Aquí, la cuchara es un cubierto muy valorado para recoger todos los matices que puede ofrecer un plato.

La presencia del Pescado es ecléctica, según la disponibilidad del mercado, si bien la región está estrechamente unida a las carnes. Entre las de vacuno, predomina la fassona piemontese, tanto con un insólito Picadillo de diafragma, como con piezas más tradicionales. Resulta muy interesante el cordero, de una originalidad compleja. Y excepcionales, por ejemplo, los Gnummarieddi: pequeños caramelos de asadura de cordero muy arraigados en la tradición del sur de Italia.

Otro de los éxitos de Morgan, el pirata cocinero, es haberse casado con una mujer del Sur, lo que ha aderezado su cocina con hierbas y especias, perfumes cálidos y mediterráneos.

Llegado el momento de los Postres, se sigue disfrutando del placer. En una interpretación de clásicos de la pastelería italiana, como por ejemplo los pistachos o el tiramisù, se encuentran originales y exquisitas propuestas, entre ellas el “Tiramisù horizontal”, con un helado de mascarpone que remite con mucho acierto al sexto sentido, el de la memoria.

La Carta de Vinos es corta, pero está articulada con precisión. Algo poco habitual es la excelente selección de cervezas artesanales, de las que Morgan es un experto, así como los numerosos aceites, representativos de todas las realidades olivareras de Italia y presentados en un carrito aparte.

Ambiente cuidado, informal. El Servicio ofrece una sinergia muy positiva con todo cuanto sale de la cocina. Sin embargo, a pesar del excelente nivel alcanzado, el “5 Sensi” todavía es un local en progresión.
El nombre es acertado y apunta la filosofía de un cocinero de marcada personalidad, que se presenta al cliente de forma amena y delicada, expresándose a través de sus platos, con matices y cuchara incluidos.



8,5

Pierre Gagnaire

Pierre Gagnaire
Pierre Gagnaire
País: Francia
Localidad: 75008 París
Dirección: 6, rue Balzac
mapa
(+33) 0158361250
Cierra: Sábados y domingos
Precio: 250/400 €
Precio menú degustación: 245 €


  • Declinación de calamar
  • Declinación de calamar
  • Silla de cordero con nabos, rábanos, hojas varias y jugo de su cocción al roquef
  • Silla de cordero con nabos, rábanos, hojas varias y jugo de su cocción al roquefort

Pierre Gagnaire una celebridad culinaria reconocida mundialmente ante la que es menester descubrirse.
En la actualidad sigue fiel a lo que siempre fue con las ventajas y limitaciones que supone haber recorrido un exhausto periplo profesional no exento de complicaciones. Ese bagaje, la experiencia, la madurez le han convertido en un clásico que se reinventa a sí mismo y que reinventa la cocina en general. Un clásico con sobrada imaginación y desbordante originalidad que plasma formas y sabores inéditos. Impresionan sus construcciones rebosantes de elementos, recargadas y muchos más que recargadas que encierran un trabajo ímprobo, sobrehumano. Y es que cada plato atesora infinidad de ideas que acaban convirtiéndose en dos, tres o cuatro recetas que se exponen conjuntamente en un mismo servicio. La complicación en las articulaciones rebasa todos los límites imaginables. Tanta prodigalidad de factores en juego condiciona en muchos casos la primacía del conjunto sobre los componentes, la gustosidad sobre la particularidad. En definitiva, nos encontramos ante una culinaria única que ha marcado un estilo intransferible que se recrea en proponer nuevas combinaciones sápidas sin por ello alterar en ningún instante las estructuras convencionales. Y si en épocas pasadas eso suponía con frecuencia confrontaciones sápidas chocantes, ahora los contrastes se disponen mucho más atenuados, lejos de cualquier controversia.
Su inagotable capacidad creadora queda de manifiesto en los compulsivos cambios de carta. Con independencia de las propuestas que se ofrezcan, lo mejor es atender al menú degustación o dejar hacer al artista. En cualquier caso siempre estaremos ante una sofisticadísima colección de fuegos artificiales ideada para sorprender. Es el caso de los espárragos de Perthuis con juliana de cebollas tiernas a la patrika; zanahorias naranja, amarilla y roja; laminas de gruyère fundidas; crema de almendras con limón verde y jugo de cangrejos ligado con cereal. O de la berenjena rellena de salmonetes, tomate y remolacha con pasta sable de ajo; jugo de bullabesa al pimiento rojo; tosta de becada y sardina y un picadillo de pepino al amontillado. O de la declinación de calamar, tres tacos: uno natural, otro teñido con clorofila y un tercero negro por efecto de la tinta, con noquis de tomate y espárragos verdes; cubos de atún y foie gras, algunas conchas de verano (berberechos, navajas y mejillones) y una pincelada de jugo de remolacha. O como los centros de silla de cordero con nabos, rábanos, hojas varias y jugo de su cocción al roquefort. .
Interesante plato de diversos quesos expuestos en tres formulaciones y colosal surtido de postres, con nueve propuestas, entre las que sobresale un genial trago en vaso de limón y pepino.
Por lo demás, excelente servicio, que refrenda en sala el esfuerzo desmedido y hasta excesivo de la cocina.



7,5

L'Auberge Basque

Cedric Béchade
Cedric Béchade
País: Francia
Localidad: 64310 St Pée sur Nivelle
Dirección: D307 Vieille Route de St Pée à St Jean
mapa
(+33) 0559517000
Cierra: Lunes, martes, los mediodías de jueves y viernes y 12/11 al 26/11
Precio: 70-100 €
Precio menú degustación: 39 €


  • Yema de huevo poché envuelta en gelatina de pimiento verde con tiras de piquillo
  • Yema de huevo poché envuelta en gelatina de pimiento verde con tiras de piquillo intercaladas
  • Salmon con quinoa cocida como paella, manzana y wasabi
  • Salmon con quinoa cocida como paella, manzana y wasabi
  • Cordero con polenta al pistacho, acelgas, chorizo, anchoas y aroma de azafran
  • Cordero con polenta al pistacho, acelgas, chorizo, anchoas y aroma de azafran
  • Pizza de chocolate
  • Pizza de chocolate

Precioso restaurante ubicado en un reconstruido caserío que alberga 11 habitaciones, distante 7 Km. de Saint Jean de Luz, que se haya en plena campiña, en un paraje bucólico y con unas encantadoras vistas campestres, al frente del cual se encuentra Cédric Béchade, un joven forjado con el celebérrimo Alain Ducasse, con quien ocupo máximas responsabilidades.
Cédric es un gran cocinero. Béchade es un gran chef francés. Cédric Béchade es un grandísimo de la culinaria clásica evolutiva. Y, sobre todo, es un refinado. Un refinado sofisticado, muy sofisticado, quizás un tanto barroco, incluso demasiado, pero un maestro del recargamiento impregnado de indudable personal. Tiene impronta y sabe proyectar el neoclasicismo hacia nuevas fronteras temporales que en un futuro próximo puede deparar secuencias desconocidas. En definitiva, el comensal está llamado en este magnifico establecimiento a quedar asombrado ante el saber hacer de tan doctoral artesano dotado de talento y vocación artística. A nada que pase un tiempo, nos encontraremos ante el mejor restaurante del País Vasco-Francés, si es que ya no lo es, seguro que sí en cuanto a comida, y ante una de las novísimas realidades galas. ¡Ojo avizor! Cédric Béchade y L´Auberge Basque: dos nombres llamados a la historia.
La carta esta concedida desde la racionalidad y el posibilismo. Concretísima: ofrece un copioso menú de dos servicios y un postre por tan sólo 39 € y incita a elegir entre sólo 6 o 7 alternativas saladas y 2 o 3 dulces por aproximadamente 70 €, monto al que se deben añadir los complementos y vinos. El éxito esta completamente asegurado. Y lo está porque los productos son nobles. Y además salen en un preciso punto de hechura. Y los complementos, sean salsas y guarniciones, destacan por su elegancia y armonía, atesorando cultura y dones.
Los apetitivos, sea queso fresco con polvo de pimiento de Espelette y ralladura de cáscara de limón verde, o terrina de sardina con gelatina de cítricos y brunoise de calabacín y rábano denota el exhaustivo trabajo que esconde cada fórmula. Metidos en platos, el vacherin con guisantes, su quenelle de puré, confitura de cebolla dulce, jugo de zanahoria acidulada y mamia representa un alarde de exquisitez deparando sensaciones dulces, ácidas, cremosas...enésima demostración de exuberancia. Que alcanza su cenit con las láminas de bacalao de Bilbao florecidas con alcachofas, guacamole, apio, pepino, pimiento rojo, dados de mango, confitura de curry, vinagreta de txakoli, costrones de tinta de chipirón...Apoteósica la yema de huevo poché envuelta en gelatina de pimiento verde con tiras de piquillo intercaladas, nadando en un jugo de piperrada, con trozos de anguila ahumada, cortezas de pan a la cebolla...lucida e incontrovertible interpretación a la moda del popular condumio del terruño. El bonito de Saint Jean de Luz a la plancha, inmaculado y jugoso a más no poder, con excitante puré de calabacín y alcaparras, noquis de perejil, cebolla y caldo de pimientos rojos, rememora sabores tradicionales desde la pureza y preservando en su plenitud la idiosincrasia. Muy recargado, si bien gustosísimo, el salmón del Adour silvestre y casi crudo sobre lecho de quinoa cocido como si fuese una paella, con emulsión de manzana, puré de wasabi y especias. En similar línea el cordero asado con jugo de su reducción al aroma de azafrán, con polenta envuelta en pistachos, salteado de acelgas, juliana de chorizo, anchoas en tempura...la intemerata en todos los sentidos. La pintada, pechuga envuelta en bacon y muslo, con almendras, puré de calabaza, flores y cazuela de patatas con acelgas, queso y calabaza constituye otra reafirmación de los valores que distinguen a Cédric...con el común denominador de la precisión técnica. Y la pizza de chocolate refrenda una tendencia gourmand, en la que se proyecta la cultura y el saber hacer francés al más mundano placer.
Estamos ante una cocina y una casa a seguir.



8,5

L'Arpège

Alain Passard
Alain Passard
País: Francia
Localidad: 75007 París
Dirección: 84, rue de Varenne
mapa
(+33) 0145514733
Cierra: Sábados y domingos
Precio: 400/500 €
Precio menú degustación: 350 €


  • Remolacha asada a la sal con vinagre balsámico al perfume de cerezas
  • Remolacha asada a la sal con vinagre balsámico al perfume de cerezas
  • Foie gras de pato con dátiles al pomelo
  • Foie gras de pato con dátiles al pomelo

Alain Passard es un cocinero que posee un talento envidiable. Lleva décadas, sin ser nunca el primero, ni el segundo... situado siempre en el cenit de la cocina gala, entre los elegidos. Ostenta las máximas calificaciones en Michelín, GaultMillau, en prácticamente todas las guías. Ha sabido unir a sus dones naturales una inquebrantable meticulosidad en el trabajo y ha sabido transmitir su conciencia y sus sentimientos a sus discípulos. En su obra, además de conceptos y platos triunfales, está el haber propiciado la escuela de jóvenes creadores con mayor presente de Francia: Pascal Barbot “Astrance”, Jacques Decoret, Mauro Colagreco “Mirazur”, entre otros eminentes chefs
De Alain Passard se pueden decir muchos, pero que muy muchos elogios. Su claridad mental, su capacidad de concreción, su pureza sápida, la liviandad de sus propuestas, el ingenio con que las adereza, la sensibilidad que transmiten...pero por encima de tantas y tan encomiables virtudes nos llama la atención la libertad del personaje y lo coherente que es con sus ideas, con sus pensamientos, con sus pasiones. Estamos ante un hombre libre que practica una cocina libre. Fruto de esa manera de ser y actuar es la etapa que inició hace ya unos años y en la que ha conseguido importantes logros. Ha llevado las verduras a un protagonismo revelantísimo en la alta culinaria actual consiguiendo platos estelares en los que desempeñan un protagonismo total y absoluto. Y lo ha hecho conjuntando un espíritu ecologista con los valores inherentes al oficio que desempeña. Practica, en suma, una lúcida y virtuosa gastronomía verde para gourmets.
Un simple rábano crudo con sal habla de la bondad del producto en escena y del valor que se da a los sabores naturales. Pureza que alcanza la genialidad minimalista al ofrecer una remolacha asada a la sal, en entero y con su corteza, a la manera de un pescado, que se trocea y emplata en sala y a la que se viste con un único toque mágico: un vinagre balsamico con regusto a cerezas. Inmaculabilidad y sencillez que se aprecian una vez más en las hojas de espinacas tiernas, verdaderamente carnosas, con mantequilla salada, sésamo y un puré de zanahoria a la naranja. Los guisantes con aire de cebolleta y gajos de pomelo rosa refrendan un estilo donde los matices, que siempre existen, se exponen con supina sutilidad. Los traslucidos raviolis floreados con hierbas sobre un sibarítico consomé vegetal de soja y guisantes representa recrear la historia con aromas campestres. Las aiguillettes (finas láminas) de bogavante del archipiélago de Chausey con espuma de vino blanco y hoja de col a la pimienta destacan por el buen desarrollo técnico y por la fácil asumibilidad de gustos. El foie gras de pato, de excelente calidad, con dátiles al pomelo y hojas verdes, tiene nobleza y enjundia. Y es que Passard, haga lo que haga, alardea de personalidad, criterio...es él.
Perfectos e ingeniosos macarrones con fragancias del jardín, un original milhojas con mantequilla salada, una gulesca Isla Flotante de moca y melisa con caramelo...y todas las atenciones que corresponden al saber hacer francés y a la pomposa París.



8

Château Les Crayères

Didier Elena
Didier Elena
País: Francia
Localidad: 51100 Reims
Dirección: 84, rue de Varenne
mapa
(+33) 0326826552
Cierra: De mediados de diciembre a mediados de enero
Precio: 200/300 €
Precio menú degustación: 185 €


  • Lomo de bacalao del País Vasco con pimientos rojos, habas, jengibre y canelones
  • Lomo de bacalao del País Vasco con pimientos rojos, habas, jengibre y canelones de hierbas y verduras
  • Ancas de rana salteadas sobre una crema de ajos confitados teñida de verde por e
  • Ancas de rana salteadas sobre una crema de ajos confitados teñida de verde por el perejil, láminas de jamón y patatas rizadas

Verdaderamente un palacio en el que se trata a los clientes como si fuesen reyes de la vida. La espectacularidad arquitectónica, la gran clase del ambiente, la hermosura del jardín, ...un sueño hecho realidad.
En los fogones, Didier Elena, un hombre que ha tenido grandes responsabilidades con Alain Ducasse durante 15 años en Nueva York, Mónaco, París y Tokio. Ha hecho suyo el estilo neoclásico del maestro que interpreta con personalidad y al que adereza de un intenso sentimiento gourmand. Recreaciones académicas muy laboriosas, con muchos elementos, muy complicadas, suculentas, saciadoras, en las que prevalece el conjunto, siempre llamadas a refrescar la memoria histórica. La erudición, la técnica, la meticulosidad, el esfuerzo que hay detrás de cada construcción, la espectacularidad de los montajes... se aprecian una y otra vez. Platos intensos, densos, copiosos, con mucho carácter que gustan a Dios y al Diablo. En definitiva, la profesionalidad, una enorme profesionalidad puesta al servicio de la pasión carnal.
El tartar de cigalas con carpaccio de vieiras y crema de berros muestra la inmaculabilidad cruda y fresca de los mariscos, excelsos y el refinamiento de las salsas, delicadas en su clasicismo. Todo el oficio del chef se condensa en el foie gras de pato en ensalada y prensado junto a pedazos de ave y trufas negras, en una maravillosa composición en dos tiempos y espacios, que cuenta con otro ornamento convencional con ángel: pan brioche con alcachofas. Las ancas de rana salteadas, dispuestas sobre una crema de ajos confitados teñida de verde por el perejil, más láminas de jamón, patatas rizadas, crocantes de ajo, y con otras ancas de rana en tempura, son de una gustosidad inenarrable. La lubina a la pimienta negra, que luce un punto de hechura que potencia sus inmensas cualidades intrínsecas, aparece acompañada de dos riquísimas guarniciones: un milhojas de remolacha y anguila ahumada y unos sushi ostentosamente coronados con caviar iraní. El lomo de bacalao del País Vasco, de láminas tornasoladas, jugosísimas, inmaculadas, con pimientos rojos, habas, jengibre y canelones de hierbas y verduras expresa un temperamento radical en los complementos contrastando con la limpieza del ingrediente principal. Mayestático por nobleza y plasmación el pichón asado a la broche recubierto de col y de un jugo glaseado de salmis, compuesto integralmente y preservando las tres identidades. Y exuberante el carro de postres, diseñado para corresponder a Gargantua y Pantagruel. ¡Ah!, la degustación de chocolates, tres chupitos y un plato, merecedora del sobresaliente.