El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Una exaltación de la nata, de una nata muy especial, cremosa, supercremosa, tierna, fundente, untuosa, densa, concentradísima. El sabor es consecuente y ratifica lo dicho, se paladea una leche de vaca archicondensada impregnada de un leve y enriquecedor aroma que trae el recuerdo de pies. Resulta absolutamente asombroso que un queso con cuatro meses de curación tenga tanto y tan excelente sabor. Ganado y prados excepcionales; sin duda.