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Fabadas, La Máquina



  • Fabada La Máquina

Es una fabada rústica y a la antigua usanza pero sin que ocasione graves purgaciones. Se viene oficiando en este popular y simpático establecimiento desde hace ya varias décadas, habiendo triunfado María, madre del actual regente, José Ramón González, en un concurso en Oviedo a principios de los sesenta. Tras el éxito la casa fue ganando fama en la preparación de tan legendaria fabada, así como en el cremoso arroz con leche, realmente manjaroso, constituyendo una comida gourmand formidable y barata. Entonces y ahora, Ramón, marido y padre, es quien se ocupa de elegir a golpe de ojo y tacto las fabes, que adquiere en los mercados de Grado, Pravia y Villaviciosa.
José Antonio González nos detalla escrupulosamente el proceder que tanta celebridad ha dado a la casa. Desalamos 400 g. de lacón, durante una noche, en agua templada. A la par ponemos un kilo de fabes en agua fría, dejándolas hasta la mañana siguiente. Llegada ésta, se depositan ambos ingredientes en una olla de porcelana, en la que introducimos cuatro morcillas ahumadas y cuatro chorizos ahumados de la tierra. Cubrir dos dedos por encima con agua. Situar a fuego vivo. Cuando aparezca la espuma, se retira meticulosamente cuantas veces sea necesario, hasta que desaparezca completamente. Pasados unos minutos borboteando con alegría, se baja la intensidad al mínimo, para que cueza sin prácticamente borbotones. Según vaya consumiendo el líquido, se va incorporando, poco a poco, agua fresca, a la vez que se coge el recipiente de las asas y se mueve, para que se repartan las judías y se hagan por igual.
Siempre, durante el tiempo que dure la cocción, que puede tardar de dos a tres horas, en función de la calidad y vejez de la legumbre, habrán de estar cubiertas por un dedo de caldo; para encontrar el punto es obligado ir probando de vez en cuando. Ya casi cocidas, se salan y se dejan diez minutos más. Dejar reposar al menos tres cuartos de hora. Al momento de servir, calentar disponiendo las fabes en legumbrera de fondo redondeado y el compango en una fuente larguera, con el chorizo, la morcilla y el lacón troceados. Una fabada de gusto muy tradicional.

José Ramón González
Restaurant;: La Máquina
Pays: España
Localité: 33420 Lugones-Siero (Asturias)
Adresse: Avda. Conde Santa Bárbara, 59
mapa
(+34) 985263636
Jours de fermeture: Domingos, la última semana de junio y las dos primeras de julio, así como todas las noches
Prix à la carte: 15 €


José Ramón González
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8

Fabadas, El Asador de Abel



  • Fabada El Asador de Abel

Abel Terente, que durante tantos años dirigió con suma profesionalidad la sala de La Gruta, en Oviedo, se estableció por su cuenta en 1999. Compró este restaurante y lo convirtió en un asador ilustrado, en el que también se rinde pleitesía a la cocina tradicional. A ciencia cierta, no se sabe qué es más, si lo uno o lo otro, ya que el repertorio de cuchara, arroces y platos estofados o salseados es largo e interesante. También el de productos, con una cecina Trasacar única, un jamón de la Dehesa de Extremadura selecto... vamos que hay mucho y muy bueno donde elegir. Y, siempre o casi siempre, resulta pocos menos que una gratísima obligación incluir en el menú la chuleta.
La chuleta y, cómo no, la fabada, que se codea con las mejorcitas de la región. Una fabada nobilísima en los ingredientes que la componen. En primer lugar, las fabes, de la propia localidad, que tiene I.G.P., Vega Argüelles, de las que se recogen unos 14.000 kilos al año, que Abel selecciona personalmente. El compango es, a su vez, de categoría. La morcilla, estupenda ya que está muy poco ahumada y resulta muy poco ácida, como el chorizo, proceden de Cárnicos Marce de Sariego. El lacón y la panceta, ajamonados los dos, manjarosos, llevan el sello de Trasacar, proveedor de la casa, también de las chuletas y del bacalao. Por cierto, los platos de este salazón y el pulpo a la plancha con patatas, ajada y bouquet de ensalada, son espléndidos.
La fabada está a medio camino entre la tradición y la modernidad. Diríamos que es una fabada costumbrista salvo en que está bastante desengrasada y refinada. Cuece todos los ingredientes a fuego mínimo, sin apenas borbotones, durante horas y, cada pocos minutos, va desengrasándose con una espumadera. Cada ingrediente, repetimos que estelar, tiene clase y depara un enorme gusto. Las fabes tienen enjundia gustativa en sí mismas, muy cremosas, se volatizan en boca y carecen de hollejo, mejor, no se percibe, que para el caso es lo mismo. El caldo se muestra denso y rojo, sabroso, muy sabroso, si bien poco untuoso. Se deja querer, ahíta, pero no empalaga. Está en ese equilibrio mágico de rusticidad suavizada y aligerada.

Abel Terente
Restaurant;: El Asador de Abel
Pays: España
Localité: 33188 Argüelles-Siero (Asturias)
Adresse: La Revuelta del Coche
mapa
(+34) 985740913
Jours de fermeture: Las noches de domingo a miércoles, 10 días en febrero y 21 días en agosto
Prix à la carte: 13,60 €


Abel Terente
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8,5

Fabadas, Casa Marcial



  • Fabada Casa Marcial

Nacho Manzano, que ha demostrado un talento especial para la cocina, tanto intelectual como sensorialmente, ha transmitido –¡Por fin!– sus cualidades al plato más emblemático de su tierra. Cansado de que siempre le pidiésemos fabada y de que se la demandasen otros muchos; cansado de la insistencia de su padre, un sabio de pueblo que le proporciona los mejores gallos que se guisan en la restauración del país, de un año y criados a maíz en libertad, así como también le abastece unas fabes excelentes, que adquiere personalmente en Pravia y Grado; cansado de tantas presiones, ha decidido estudiar los ingredientes y la fórmula, aplicarles su proverbial mano y transmitirles su exquisito sentido del gusto; y el resultado no es otro que la segunda fabada de Asturias.
Y tiene tres inmensas virtudes: unas alubias sobresalientes, por enteras, volátiles y suculentas; un caldo refinado en su gustosidad y, a la vez dietético, y un compango noble, si bien en asunto de tropiezos es perfeccionable, se pueden desprender de rusticidad conservando la esencia. En resumen, una fabada popular vista y tratada por un consumado chef de alta culinaria. Vamos con el proceder de tan cualificado cocinero. Las fabes, en una tartera (pota), se ponen a remojo la noche anterior, previamente lavadas, cubiertas por dos dedos de agua. El día siguiente, se acercan a fuego vivo. Paralelamente se ponen a hervir en otro recipiente la morcilla, el lacón un punto salado y un hueso de jamón ibérico; manteniendo a fuertes borbotones durante quince minutos. Este compango se incorpora a las fabes, cuando llevan unos cinco minutos hirviendo, junto con un chorretón de aceite de oliva virgen extra, media cebolla asturiana blanca partida en dos, un diente de ajo aplastado sin pelar y dos ramas de perejil. Añadido todo, se baja el fuego y se deja cocer sin prácticamente borbotones durante dos o tres horas; tiempo en el que se va incorporando agua, de poco en poco, según se vaya evaporando y necesitando. Cuando falte una hora y media, se agrega el chorizo entero y, a media hora del final, se sazona con azafrán y sal, dejando terminar. Retirar y mover circularmente, hasta ligar. Tener reposando media hora antes de servir.

Nacho Manzano
Restaurant;: Casa Marcial
Pays: España
Localité: 33549 Arriondas (Asturias)
Adresse: La Salgar, 10; a 4 kilómetros del centro urbano
mapa
(+34) 985840991
Jours de fermeture: Domingos noche, lunes y martes noche, excepto agosto; del 7/1 al 31/1, una semana en junio y una semana en septiembre
Prix à la carte: 16 €


Nacho Manzano
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Madrileño, La Taberna de La Daniela



  • Cocido La Taberna de La Daniela

En esto del cocido madrileño ocurre que hay más literatura que realidad; es decir, que no es tan fácil dar con uno que realmente merezca la pena por sí mismo y no por entorno, historia, leyenda... El que se ofrece a diario en La Taberna de la Daniela es, desde luego, uno de los mejores de la capital, tanto por su propia entidad como por la excelente relación calidad-precio.
El local, en el barrio de Salamanca, es... eso, una bonita taberna, con una barra animadísima y llena de cosas ricas, por ejemplo unos callos –el otro plato emblemático del Foro– con la dosis justa de picante para tirar del tinto.
Al lado, el comedor, atendido por un servicio femenino ágil y simpatiquísimo.
Por supuesto, aquí se viene a comer cocido. Hay otra opción, previo encargo: el besugo a la madrileña, o sea, al horno, que tiene fama. Sopa, besugo (medio kilo por persona) y postre, 21€. Pero volvamos al cocido. La sopa es de las que tiene sabor, con los fideos ni deshechos ni duros. Se agradece, está buena.
La parte sólida incluye los clásicos garbanzos, muy correctos, la patata y la verdura, zanahoria incluida; viene el relleno, rico; la gallina, la carne de ternera, el jamón, el tocino, el chorizo, la morcilla y el hueso de caña con tuétano. Doce ingredientes y cada uno sabe a lo que tiene que saber. La ración no es nada escasa, ni en conjunto ni en ninguno de sus elementos; es decir, que no son sólo garbanzos.
Y todo resulta dignísimo.
Para «ayudar» hay en la mesa una frasca de aceite de oliva, una salsera con salsa de tomate especiada, una bandejita con cebollitas en vinagre y guindillas...
Pero el comensal sale de La Daniela con la sensación de haber comido muy a gusto, de haberlo pasado bien y de haber pagado un precio muy apañado. O sea: que sale contento, que es de lo que se trata.
Y es que un buen cocido asienta el cuerpo y regocija el alma. Hay que tener en cuenta a La Daniela para disfrutarlo, con una relación calidad-precio imbatible y un ambiente muy campechano.

Conrado Díez
Restaurant;: La Taberna de La Daniela. Madrileño.
Pays: España
Localité: 28001 Madrid
Adresse: General Pardiñas, 21
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(+34) 915752329
Jours de fermeture: Los días de Navidad y Año Nuevo
Prix à la carte: 24,60 € Se sirve todos los días


Conrado Díez
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7,5

Madrileño, Taberna de Buenaventura



  • Cocido Taberna de Buenaventura

Una taberna tan madrileña como el más castizo de los cocidos, con un rótulo exterior que anuncia «Vinos. Comidas y Mus», quizá el «deporte» nacional en la capital. La casa tiene una historia curiosa: después de muchos años especializada en comidas caseras, pasó a ser una pizzería durante una veintena de años; para después reconvertirse y volver a los orígenes y hacer del cocido el plato estrella.
Es una taberna con sabor, con una amplia barra, bien surtida, en la que se ofrecen cada semana diversos vinos, de distintas procedencias, por copas. Unas cuantas mesas sirven, además, para echar la partida de mus. En las paredes, fotografías taurinas. Para que no falte nada, un organillo. El comedor, dentro, pequeño, pero agradable.
El cocido, que sólo se ofrece a mediodía, se sirve en los tradicionales tres vuelcos. Va de menos a más y no porque la sopa que abre plaza esté nada mal. Le seguirá la fuente de verduras: garbanzos –bien remojados, algo importantísimo–, repollo, patatas y zanahoria. Nada escasa la fuente, por cierto. Al lado, la clásica salsa de tomate y un correcto aceite de oliva.
Lo mejor, al final: las carnes, copiosísimas y de una gran calidad. Por allí el hueso de caña, aquí el morcillo, a ese lado el chorizo, enfrente la morcilla, por el otro lado la gallina, más allá la falda de ternera, por el medio el tocino... Todo bueno, incluido el irrenunciable relleno, realmente esponjoso y sabroso.
Aparte del cocido, varias ensaladas, pescados «cantados» –dependen del mercado– elaborados con fórmulas convencionales y alguna carne, como rabo de toro o solomillo. Tampoco hay que olvidar sus callos, rústicos pero absolutamente convincentes.
Postres típicos y bodega suficiente. Una buena dirección para disfrutar del más emblemático de los platos madrileños, en una casa que ha vuelto a sus raíces y ha sabido especializarse en uno de los más notables cocidos de la Villa y Corte... como lo demuestra la fidelidad de la clientela ¡Ah! Con dos raciones comen tres hasta ahitarse de satisfacción.

Buenaventura Campos
Restaurant;: Taberna de Buenaventura. Madrileño.
Pays: España
Localité: 28001 Madrid
Adresse: Hermosilla, 69
mapa
(+34) 915758365
Jours de fermeture: Domingos en verano y en invierno los lunes, así como agosto
Prix à la carte: 23 € Se sirve todos los días


Buenaventura Campos
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Cocido Madrileño, Puerta 57



  • Cocido  Puerta 57
  • Cocido Puerta 57

¿Qué tiene que tener un cocido madrileño para ser proclamado el mejor de la capital del Reino? Evidentemente, una materia prima impecable y, aunque esto pueda parecer extraño en nuestros días, una fidelidad a los principios. Madrid, sin hacer para nada de menos a los cocidos de otras zonas españolas, es la capital del cocido, de un cocido que, de alguna manera, es la síntesis de todas las versiones existentes del que es, sin la menor duda, el plato nacional español.
El cocido que se sirve los miércoles en «Puerta 57», en pleno graderío del estadio Santiago Bernabéu, justifica la visita hasta de los más recalcitrantes forofos del Atleti; todo está en sentarse de espaldas al campo. Es, sencillamente, un gran cocido, sin añadidos exóticos, sin nada que pueda distraer la atención de lo principal. La ración es generosa, pero tampoco, como suele suceder, abrumadora, de las que quitan el hambre a fuerza de ver tanta comida y comprender, desde el principio, que no hay quien se coma todo eso. Principia, como debe ser, con una sopa sustanciosa, en la que están todos los sabores, ilustrada con fideos ni finos ni gordos. Por si apetecen, se ofrece con la sopa una fuente de garbanzos, de los pedrosillanos, pequeños, lechosos, tiernos, sabrosísimos. Una sopa capaz de levantar estómagos y corazones.
Luego... todo, en dos fuentes. Más de esos garbanzos, una pura delicia, en un punto ideal; al lado, patatas de Galicia, hermosísimas zanahorias, repollo que tras su preceptiva cocción ha sido salteado con un toque de pimentón que le da color y un apunte de ajo que le da gracia sin invadirlo. Y, con ello, un relleno de los de antes, sencillo y delicioso: sabe a la sopa, apenas insinúa un levísimo aire de ajo... Huevo, sí y un aire de perejil. Es una sopa de cocido solidificada, una maravilla. En cuanto a las carnes... morcillo de ternera, gallina de verdad, algo de lacón, un buen chorizo, una dignísima morcilla y ¡Oh maravilla! un tocino de los de antes y unos huesos de caña llenos de tuétano y nada mejor que dejar ambas glorias para el final, aplastarlas con un trozo de pan y brindar al sol recuperando esos sabores del tiempo de nuestros abuelos. Un cocido impresionante, sabrosísimo, bien hecho, bien medido. Un cocido que tiene lo que tiene que tener... y que no necesita literatura: hay que disfrutarlo.

Carlos Tejedor
Restaurant;: Puerta 57. Madrileño.
Pays: España
Localité: 28036 Madrid
Adresse: Estadio Santiago Bernabéu. Padre Damián, s/n
mapa
(+34) 914573361
Jours de fermeture: Sólo se sirve los miércoles, excepto en verano
Prix à la carte: 29 €


Carlos Tejedor
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8

Madrileño, Charolés



  • Cocido Charolés

En muchos círculos gastronómicos desde hace años se discute si el cocido madrileño, además de un plato gourmand, puede también ser manjar de gourmets. Nosotros firmemente creemos que ambas visiones de esta emblemática olla de supervivencia son posibles. Diferentes y abundantes vuelcos para saciar a todos y suculencia no exenta de delicadeza para los más exquisitos. Y por ambas cualidades el cocido del Charolés entra a liderar nuestra clasificación de los cocidos madrileños. Manuel Míguez, propietario del establecimiento, apuesta sin dudarlo por los ingredientes de calidad y ello se nota.
Para abrir boca buenos pepinillos y guindillas en vinagre junto a delicados cebollinos frescos y de inmediato, la sopa como primer vuelco. Es un caldo sustancioso, bien desengrasado, con delicado sabor, que ya resalta la nobleza de las carnes que lo sucederán y con la justa proporción de fideos, ajo y pizcas de perejil buscando el necesario contraste de sabores. Después unos ricos garbanzos de Fuentesaúco y su acompañamiento tradicional: patatas gallegas de primera, zanahorias enteras y, sobre todo, un magnífico repollo cocinado al ajillo con pimentón ahumado que le confiere emocionante rusticidad.
Y casi al tiempo, los tropezones cárnicos. Dos tipos de tocino, el gallego blanco, transparente y con deliciosa ranciedad y el saladillo, potente, veteado y sabroso. Dos tipos de huesos: el de caña de vacuno mayor, pleno de un contundente tuétano que ya creíamos desaparecido y el suculento codillo del jamón de Guijuelo. Dos carnes, morcillo de ternera gallega de gran categoría y un costillar deshuesado de ternera pleno de sabrosura.
Y cómo no, chorizo de Cantimpalos levemente ahumado, gallina de corral y un panecillo de relleno con delicioso sabor a ajada. Y, para desengrasar tamaño banquete, ensalada del tiempo, ya sea de pamplinas o de escarola con aceitunas negras. En el Charolés, además del cocido, se sirven buenas carnes de vaca gallega, excelentes guisos de rabo de toro y caza en temporada ¡Qué menos podría esperarse de un restaurante emplazado frente al monasterio donde Felipe II degustaba a diario su famosa olla podrida!

Manuel Míguez
Restaurant;: Charolés. Madrileño.
Pays: España
Localité: 28200 San Lorenzo de El Escorial (Madrid)
Adresse: Floridablanca, 24
mapa
(+34) 918905975
Jours de fermeture: Nunca. El cocido se sirve miércoles y viernes a mediodía. Aconsejable reservar
Prix à la carte: 34,50 €


Manuel Míguez
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Tortilla de Patatas, Támara Restaurante Lorenzo



  • La patata y el huevo se dejan notar: nitidez plena.

  • Durante décadas ha sido la mejor tortilla de patatas de la Capital: por genuina, noble, jugosa y suculenta.

  • Una tortilla española típica, con indudable personalidad, que confluye con la jugosidad de las gallegas. Ha sido una adelantada a su tiempo.

  • Trozos grandes de patata llamada a ser frita.

  • Una fórmula heredada de padres y abuelos, así como las sartenes, que le dan una forma personal.

  • Lorenzo con su hijo Javier, que hoy secunda en los fogones.

  La Tortilla de Lorenzo figura en Lo Mejor de la Gastronomía, en la guía de papel, desde hace dos décadas.   Sin embargo, su historia, de la que nadie habla, se remonta mucho más atrás. Pues este cocinero, con 77 años, que aún sigue a pie de fogón, la hereda de su familia. Sus abuelos montan en su juventud, recién casados, en 1898, al lado de la estación de Palencia, La Nueva Florida. Restaurante que tras la Guerra Civil se rebautizaría con el nombre de Fonda Damián, que regentarían sus padres. El reproduce la estirpe hostelera y se instala en Madrid, fiel al clasicismo culinario de sus antepasados y de Palencia. “Yo no he hecho sino reproducir lo que siempre ví a mis antepasados, la receta es la misma que aprendí en mi juventud. Mi madre me decía: cuando hagas mil, ya sabrás el punto. Yo transmito aquella cultura y la sensibilidad de mi madre y mi abuela, incluso utilizo las sartenes que empleaban ellas, cuyos mangos me arregla el herrero. Lo único que he aportado es una pequeña adecuación en la jugosidad, pero siempre fue una tortilla con huevo corrido, sorprendente para aquellos tiempos”.

            ES EL PIONERO DE LA TORTILLA JUGOSA EN  MADRID, QUE LLEVA DÉCADAS PRACTICANDO.

 Sin duda, una de las grandes tortillas de España la de Lorenzo García, TANTO POR PERSONALIDAD, bien diferenciada, sobre todo en la forma, COMO POR SUS CUALIDADES SENSORIALES. Posee una forma entre ovalada (sartenes ovaladas que utilizaba su madre y alguna su abuela) que se aproxima a la rectangular, aunque no tiene ángulos, con una altura igual por toda ella, de los bordes al mismo centro, unos 2 dedos. En cuanto a jugosidad, el huevo se presenta corrido y caliente, inundando el plato al corte, compartiendo protagonismo, de igual a igual, con la patata, partida en láminas ciertamente hermosas, con un 1 milímetro de grosor, que muestra su identidad gustativa, así como una textura cremosa.
Estamos, pues, ante una tortilla jugosa, que se presenta y come recién hecha y que el comensal debe encargar previamente, especificando número de comensales y hora, lo que significa un compromiso serio con la ejecución, garantizándose el resultado. TORTILLA DE RESTAURANTE.

 Lorenzo emplea, para dos raciones:  5 huevos grandes; 2 patatas hermosas, en verano de secano, procedentes de Palencia, que según temporada varía zona (Andalucía, Galicia, Egipto)  y variedad (agria, Kennebek y spunta); un puñado de cebolla fresca o cebolleta; aceite de oliva virgen extra y sal.

 Al momento de hacerla, corta cada patata en dos a lo largo, sin que llegue a romperlas, manteniendo la estructura. Las filetea en lonchas hermosa, unos 2,5 o 3 centímetros de largura y anchura  y un milímetro de grosor, que deposita en un plato. La sala.

 Pela la cebolla fresca y la corta en una brunoise muy pequeña.

 Sitúa una sartén, amplia, en la que las patatas fileteadas puedan estar bien desahogadas, a fuego vivo, con abundante aceite de oliva virgen extra. Bien calientes, se incorporan las patatas, poco a poco, de manera que mantengan la misma temperatura, para lo que habrá que regular el fuego, subiéndolo y bajándolo según las necesidades.
Pasados tres minutos, se añade la cebolla finísimamente picada, teniéndola, aproximadamente, entre siete u nueve minutos más, hasta que las láminas queden crujientes y homogéneamente doradas. Conseguido, se sacan y se escurren.

 Se baten los huevos hasta que se diluyan claras y yemas. Se echan las patatas fritas con la cebolla. Se rectifica de sal. Se tienen cubiertas por el huevo dos minutos.

 Se coloca una sartén de hierro fundido ovalada a fuego medio, con un hilo de aceite que lubrique todo el recipiente. Bien caliente, se vuelca el contenido del bol, según se va haciendo, se corrige el fuego, de manera que quede dorada uniformemente por fuera y cremosa por dentro, durante dos minutos escasos.

 UNA TORTILLA ESPAÑOLA TÍPICA, MUY SINGULAR, QUE CONFLUYE CON LA JUGOSIDAD DE LAS GALLEGAS. 

Lorenzo García
Restaurant;: Támara Restaurante Lorenzo
Pays: España
Localité: 28009 Madrid,
Adresse: Máiquez, 48
mapa
(+34) 914155176
Jours de fermeture: Noche de domingo y lunes, 15 días en agosto, 24 y 31 diciembre y 1 enero.
Prix à la carte: 18 € la tortilla de dos raciones


Lorenzo García
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8,5

Tortilla de Patatas, La Casa de las 5 Puertas



  • Ganador del VI Campeonato de España de Tortilla de Patatas celebrado en el Congreso lomejordelagastronomía.com.

  • Una adaptación de la tortilla de Betanzos: más cremosa y menos liquida.

  • Muy gallega, en los ingredientes, insuperables de calidad y en el espíritu, hecha a prueba de gustos con un virtuosismo casi insuperable.

 

 Próximo al «cogollo» de la zona de más marcha de Pontevedra, «La Casa de las 5 Puertas» se ha consolidado como una estupenda opción para cenas de las que solemos llamar ‘informales’, una informalidad que, desde luego, no afecta lo más mínimo a la calidad de lo que se ofrece. Entre otras cosas, la tortilla de patatas, icono que atrae gentes de muy lejos. Como suele ocurrir en Galicia en las casas que de verdad dominan el arte de la tortilla, es el comensal quien debe esperar por ella, no la tortilla al cliente. Aquí se va mucho más lejos, se hace a la carta, expresamente hay que demandarla, por lo que justo antes del servicio se empieza a preparar la base, que al momento de la comanda se personaliza y acaba de materializar.

 ESTAMOS ANTE UNA ADACTACION DE LA TORTILLA DE BETANZOS: MÁS CREMOSA Y MENOS LÍQUIDA. UNA   “AMABILIZACION ” DE LA TORTILLA GALLEGA OFICIADA CON UN VIRTUOSISMO INSUPERABLE.

Sus ingredientes: 7 huevos de gallinas de corral, 2 patatas kennebec de Xinzo da Limia, sal y aceite de oliva virgen extra. Bibiana, que así se llama la autora de las tortillas, empieza por pelar y cortar las patatas, kennebec, muy finas, pero cascándolas a pellizcos, como se dice en Galicia «escachándolas», o sea, las corta a cuchillo, pero sin llegar a separar las rodajas, operación que hace rompiéndolas, de modo que sueltan más almidón. Luego las lava, las escurre muy bien y las sala.
Pone una sartén amplia a fuego vivo. Humeante, vierte una cantidad generosa de aceite de oliva virgen extra, de manera que se hagan las patatas cubiertas. Cuando esta hirviendo, las echa y las hace, a fuego vivo, 5 minutos; entonces baja el fuego y sigue haciendo las patatas, confitándolas más que friéndolas, entre 10 y 15 minutos más. Mientras, pone los huevos (7) en un bol, con una pizca de sal y los bate con tenedor hasta conseguir que estén esponjosos. Entonces y una vez perfectamente escurridas las patatas, las une con los huevos batidos, teniendo 15 segundos; la mezcla va a la sartén, en la que sólo quedan unas gotas de aceite; se hace unos segundos y se voltea, repitiendo la operación dos veces más; la tortilla, a diferencia de las coruñesas, queda jugosa, pero sin que el huevo quede líquido, sin que fluya al cortar la tortilla, que tiene el diámetro de un plato de postre y es bastante fina. Se sirve inmediatamente. En teoría, es una tortilla para dos, pero nada impide que se la coma tranquilamente un solo ciudadano... o que se reparta en cuatro pinchos si lo único que se quiere es picar algo. La casa cuenta con una bodega muy bien surtida, sorprendente incluso, en la que elegir sin problemas un vino para acompañar la tortilla... o el resto del menú

 

 

Bibiana Cardona
Restaurant;: Rest. La Casa de las 5 Puertas
Pays: España
Localité: 36002 Pontevedra
Adresse: Avda. Santa María, 8
mapa
(+34) 986851948
Jours de fermeture: Domingo noche
Prix à la carte: 8 € la tortilla doble


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7,5

Maralba

Fran Martínez
Fran Martínez
Pays: España
Localité: 02640 Almansa. (Albacete)
Adresse: Violeta Parra, 5.
mapa
967312326
Jours de fermeture: Noche de domingo y lunes y martes todo el día
Prix à la carte: 45 €
Prix menu de dégustation: 38 y 52 €


  • Canelón de calamar en su tinta con crema de almendras tiernas
  • Canelón de calamar en su tinta con crema de almendras tiernas
  • Nuestro pisto manchego, sardina marinada envuelta en tomate de nuestra conserva,
  • Nuestro pisto manchego, sardina marinada envuelta en tomate de nuestra conserva, aceituna negra, pisto manchego e infusión de tomillo
  • Yema de huevo a la sarten con papada y jamón sobre royal de bainas
  • Yema de huevo a la sarten con papada y jamón sobre royal de bainas
  • Pepino escabechado con aceite de oliva con mostaza a la antigua
  • Pepino escabechado con aceite de oliva con mostaza a la antigua
  • Caballa con pimientos berenjenas y sopa de cebolla
  • Caballa con pimientos berenjenas y sopa de cebolla
  • Perdiz escabechada de forma artesanal con huevos pochados de codorniz y sopa
  • Perdiz escabechada de forma artesanal con huevos pochados de codorniz y sopa
  • Salmonete de roca con emulsión de tomate asado y sofrito de sus hígados
  • Salmonete de roca con emulsión de tomate asado y sofrito de sus hígados
  • Paloma con ravioli de parfait y jugo de gazpacho manchego
  • Paloma con ravioli de parfait y jugo de gazpacho manchego
  • Lata de cabeza de cordero en su piel de patata con escalivada y jugo de su asado
  • Lata de cabeza de cordero en su piel de patata con escalivada y jugo de su asado

  Bravo por Fran Martínez, uno de los jóvenes con más presente y futuro del panorama gastronómico español. Un valor al alza para la renovación generacional que requiere la cocina española si no quiere terminar arteriosclerótica. Él fue ya valiente hace unos cuantos años apostando por el restaurante solemne y la cocina de vanguardia. Hoy esta en un evolucionismo inteligente, que persigue un arte posibilista, llamado a sintonizar con el gran público. Recrea la memoria histórica con una sopesada imaginación que logra marcar la diferencia preservando las esencias manchegas. Tendencia mayoritaria que se alterna con licencias más o menos impactantes. Estamos, pues, ante una coquinaria ecléctica y no por ello personal, muy personal, el criterio está ahí, marca la diferencia, estamos ante un autor, y ante un corredor de fondo. Un cocinero con experiencia, técnica, ideas, buen gusto… que ha compartido tiempo y conocimientos, antes de establecerse con Xavier Sacristá, Martín Berasategui y Pepe Rodríguez.
Los snacks aúnan texturas contemporáneas y sabores de siempre; es el caso del escultural y consumado pimiento corneta seco y frito, del sabroso crujiente de gachamiga serrana impregnado de pieles de sardina salada, del sustancioso y placentero ajo pringue manchego con pan tostado, de la impecable terrina de conejo en suavísimo escabeche, de las sardinas apenas marinadas en sal y crudas con mojete y de las exquisitas judías fritas en tempura. No acaba ahí el esfuerzo y la entrega del chef en los aperitivos, también los ofrece más rompedores, que no originales, pues la fantasía siempre borbotea y depara alto voltaje en boca con las bolitas de pepino confitadas en aceite de oliva con granos de mostaza a la antigua.
Muchos y relevantes platos. El primero de todos la caballa, como las sardinas antes citadas, crudas, o lo que es lo mismo, en semicuración de sal, inmaculadas, un 10, con pimientos y berenjenas, además de jugo de cebolla, en una composición que rememora la escalibada, por aquello de los complementos. Muy audaz la versión de los calamares en su tinta, preciosista puesta en escena en blanco y negro, en el que el cefalópodo se presenta en múltiples texturas: picado en brunoise -tiernísimo-, asado -delicadamente elástico- y gelatinoso en el canelón confeccionado con sus tintas, todo exaltado sutilmente con los amargos que brindan las almendras y la leche de almendras, además de con acentos conmovedores que aportan la haba tonga y el limón. Un trabajo ímprobo que nos brinda diferentes características sápidas de este manjar según cortes y hechuras. En verdad, sobresaliente. La yema de huevo de corral a la sartén, insólitamente “a la plancha”, con papada de cerdo ibérico y jamón, sobre una royal de judías verdes es la creación de la que se siente más orgulloso el chef. Si lograse servirla caliente en vez de tibia, todavía sería más meritoria, ya que potenciaría aún más los sabores. Muy apacible y tranquila la perdiz tenuemente escabechada con huevos de codorniz pochados y sopa tibia de tomillo. Desgarrador y atrevido, atrevido y desgarrador, el cabracho, de carnes prietas y expresivas, dadas mayor oceanidad con un guiso de patatas y algas a la plancha. Un suquet de nuevo cuño.No le va a la zaga el jugosísimo salmonete con expresiva emulsión de tomate y sofrito de sus interiores.  Formidable el capitulo de carnes, llevándose la palma la interpretación que de la lata de cabeza de cordero hace el artista, donde se refina hasta límites inimaginables la testa del animal, con sus partes amortiguadas por la mezcla y a la vez evidentes. Si le gusta la cabeza del cordero, échese al pajar, y a follar hasta que no pueda más. Y todavía mejor la grandiosa paloma torcaz, la mejor que se pueda comer en España, fresca, de carnes tiernas y sangrantes, con un sabor salvaje, que se ofrece con sabiduría en forma de ravioli de parfait de sus interiores y enarbolando la bandera de la tierra que vio nacer a este campeón de las perolas: un sedoso jugo de gazpacho manchego.