Es una fabada rústica y a la antigua usanza pero sin que ocasione graves purgaciones. Se viene oficiando en este popular y simpático establecimiento desde hace ya varias décadas, habiendo triunfado María, madre del actual regente, José Ramón González, en un concurso en Oviedo a principios de los sesenta. Tras el éxito la casa fue ganando fama en la preparación de tan legendaria fabada, así como en el cremoso arroz con leche, realmente manjaroso, constituyendo una comida gourmand formidable y barata. Entonces y ahora, Ramón, marido y padre, es quien se ocupa de elegir a golpe de ojo y tacto las fabes, que adquiere en los mercados de Grado, Pravia y Villaviciosa.
José Antonio González nos detalla escrupulosamente el proceder que tanta celebridad ha dado a la casa. Desalamos 400 g. de lacón, durante una noche, en agua templada. A la par ponemos un kilo de fabes en agua fría, dejándolas hasta la mañana siguiente. Llegada ésta, se depositan ambos ingredientes en una olla de porcelana, en la que introducimos cuatro morcillas ahumadas y cuatro chorizos ahumados de la tierra. Cubrir dos dedos por encima con agua. Situar a fuego vivo. Cuando aparezca la espuma, se retira meticulosamente cuantas veces sea necesario, hasta que desaparezca completamente. Pasados unos minutos borboteando con alegría, se baja la intensidad al mínimo, para que cueza sin prácticamente borbotones. Según vaya consumiendo el líquido, se va incorporando, poco a poco, agua fresca, a la vez que se coge el recipiente de las asas y se mueve, para que se repartan las judías y se hagan por igual.
Siempre, durante el tiempo que dure la cocción, que puede tardar de dos a tres horas, en función de la calidad y vejez de la legumbre, habrán de estar cubiertas por un dedo de caldo; para encontrar el punto es obligado ir probando de vez en cuando. Ya casi cocidas, se salan y se dejan diez minutos más. Dejar reposar al menos tres cuartos de hora. Al momento de servir, calentar disponiendo las fabes en legumbrera de fondo redondeado y el compango en una fuente larguera, con el chorizo, la morcilla y el lacón troceados. Una fabada de gusto muy tradicional.
José Ramón González
Restaurant;: La Máquina
Pays: España
Localité: 33420 Lugones-Siero (Asturias)
(+34) 985263636fabadalamaquina@terra.es Jours de fermeture: Domingos, la última semana de junio y las dos primeras de julio, así como todas las noches
Prix à la carte: 15 €
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Abel Terente, que durante tantos años dirigió con suma profesionalidad la sala de La Gruta, en Oviedo, se estableció por su cuenta en 1999. Compró este restaurante y lo convirtió en un asador ilustrado, en el que también se rinde pleitesía a la cocina tradicional. A ciencia cierta, no se sabe qué es más, si lo uno o lo otro, ya que el repertorio de cuchara, arroces y platos estofados o salseados es largo e interesante. También el de productos, con una cecina Trasacar única, un jamón de la Dehesa de Extremadura selecto... vamos que hay mucho y muy bueno donde elegir. Y, siempre o casi siempre, resulta pocos menos que una gratísima obligación incluir en el menú la chuleta.
La chuleta y, cómo no, la fabada, que se codea con las mejorcitas de la región. Una fabada nobilísima en los ingredientes que la componen. En primer lugar, las fabes, de la propia localidad, que tiene I.G.P., Vega Argüelles, de las que se recogen unos 14.000 kilos al año, que Abel selecciona personalmente. El compango es, a su vez, de categoría. La morcilla, estupenda ya que está muy poco ahumada y resulta muy poco ácida, como el chorizo, proceden de Cárnicos Marce de Sariego. El lacón y la panceta, ajamonados los dos, manjarosos, llevan el sello de Trasacar, proveedor de la casa, también de las chuletas y del bacalao. Por cierto, los platos de este salazón y el pulpo a la plancha con patatas, ajada y bouquet de ensalada, son espléndidos.
La fabada está a medio camino entre la tradición y la modernidad. Diríamos que es una fabada costumbrista salvo en que está bastante desengrasada y refinada. Cuece todos los ingredientes a fuego mínimo, sin apenas borbotones, durante horas y, cada pocos minutos, va desengrasándose con una espumadera. Cada ingrediente, repetimos que estelar, tiene clase y depara un enorme gusto. Las fabes tienen enjundia gustativa en sí mismas, muy cremosas, se volatizan en boca y carecen de hollejo, mejor, no se percibe, que para el caso es lo mismo. El caldo se muestra denso y rojo, sabroso, muy sabroso, si bien poco untuoso. Se deja querer, ahíta, pero no empalaga. Está en ese equilibrio mágico de rusticidad suavizada y aligerada.
Abel Terente
Restaurant;: El Asador de Abel
Pays: España
Localité: 33188 Argüelles-Siero (Asturias)
(+34) 985740913info@elasadordeabel.com Jours de fermeture: Las noches de domingo a miércoles, 10 días en febrero y 21 días en agosto
Prix à la carte: 13,60 €
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Nacho Manzano, que ha demostrado un talento especial para la cocina, tanto intelectual como sensorialmente, ha transmitido –¡Por fin!– sus cualidades al plato más emblemático de su tierra. Cansado de que siempre le pidiésemos fabada y de que se la demandasen otros muchos; cansado de la insistencia de su padre, un sabio de pueblo que le proporciona los mejores gallos que se guisan en la restauración del país, de un año y criados a maíz en libertad, así como también le abastece unas fabes excelentes, que adquiere personalmente en Pravia y Grado; cansado de tantas presiones, ha decidido estudiar los ingredientes y la fórmula, aplicarles su proverbial mano y transmitirles su exquisito sentido del gusto; y el resultado no es otro que la segunda fabada de Asturias.
Y tiene tres inmensas virtudes: unas alubias sobresalientes, por enteras, volátiles y suculentas; un caldo refinado en su gustosidad y, a la vez dietético, y un compango noble, si bien en asunto de tropiezos es perfeccionable, se pueden desprender de rusticidad conservando la esencia. En resumen, una fabada popular vista y tratada por un consumado chef de alta culinaria. Vamos con el proceder de tan cualificado cocinero. Las fabes, en una tartera (pota), se ponen a remojo la noche anterior, previamente lavadas, cubiertas por dos dedos de agua. El día siguiente, se acercan a fuego vivo. Paralelamente se ponen a hervir en otro recipiente la morcilla, el lacón un punto salado y un hueso de jamón ibérico; manteniendo a fuertes borbotones durante quince minutos. Este compango se incorpora a las fabes, cuando llevan unos cinco minutos hirviendo, junto con un chorretón de aceite de oliva virgen extra, media cebolla asturiana blanca partida en dos, un diente de ajo aplastado sin pelar y dos ramas de perejil. Añadido todo, se baja el fuego y se deja cocer sin prácticamente borbotones durante dos o tres horas; tiempo en el que se va incorporando agua, de poco en poco, según se vaya evaporando y necesitando. Cuando falte una hora y media, se agrega el chorizo entero y, a media hora del final, se sazona con azafrán y sal, dejando terminar. Retirar y mover circularmente, hasta ligar. Tener reposando media hora antes de servir.
Nacho Manzano
Restaurant;: Casa Marcial
Pays: España
Localité: 33549 Arriondas (Asturias)
(+34) 985840991info@casamarcial.com Jours de fermeture: Domingos noche, lunes y martes noche, excepto agosto; del 7/1 al 31/1, una semana en junio y una semana en septiembre
Prix à la carte: 16 €
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En esto del cocido madrileño ocurre que hay más literatura que realidad; es decir, que no es tan fácil dar con uno que realmente merezca la pena por sí mismo y no por entorno, historia, leyenda... El que se ofrece a diario en La Taberna de la Daniela es, desde luego, uno de los mejores de la capital, tanto por su propia entidad como por la excelente relación calidad-precio.
El local, en el barrio de Salamanca, es... eso, una bonita taberna, con una barra animadísima y llena de cosas ricas, por ejemplo unos callos –el otro plato emblemático del Foro– con la dosis justa de picante para tirar del tinto.
Al lado, el comedor, atendido por un servicio femenino ágil y simpatiquísimo.
Por supuesto, aquí se viene a comer cocido. Hay otra opción, previo encargo: el besugo a la madrileña, o sea, al horno, que tiene fama. Sopa, besugo (medio kilo por persona) y postre, 21€. Pero volvamos al cocido. La sopa es de las que tiene sabor, con los fideos ni deshechos ni duros. Se agradece, está buena.
La parte sólida incluye los clásicos garbanzos, muy correctos, la patata y la verdura, zanahoria incluida; viene el relleno, rico; la gallina, la carne de ternera, el jamón, el tocino, el chorizo, la morcilla y el hueso de caña con tuétano. Doce ingredientes y cada uno sabe a lo que tiene que saber. La ración no es nada escasa, ni en conjunto ni en ninguno de sus elementos; es decir, que no son sólo garbanzos.
Y todo resulta dignísimo.
Para «ayudar» hay en la mesa una frasca de aceite de oliva, una salsera con salsa de tomate especiada, una bandejita con cebollitas en vinagre y guindillas...
Pero el comensal sale de La Daniela con la sensación de haber comido muy a gusto, de haberlo pasado bien y de haber pagado un precio muy apañado. O sea: que sale contento, que es de lo que se trata.
Y es que un buen cocido asienta el cuerpo y regocija el alma. Hay que tener en cuenta a La Daniela para disfrutarlo, con una relación calidad-precio imbatible y un ambiente muy campechano.
Conrado Díez
Restaurant;: La Taberna de La Daniela. Madrileño.
Pays: España
Localité: 28001 Madrid
(+34) 915752329danielagoya@yahoo.es Jours de fermeture: Los días de Navidad y Año Nuevo
Prix à la carte: 24,60 € Se sirve todos los días
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