Novedades Gastronómicas en Sevilla

El cierre a finales de 2005 del bar Casablanca en la calle Zaragoza 50, que durante muchos años ha sido el más glorioso santuario de la tapa andaluza, ha supuesto una inesperada sorpresa y, sin duda, una pérdida irreparable para la ciudad. Por estas tierras siempre se ha dicho que todos los días perdiz, cansa; y al parecer, Manolo Casablanca, que ha hecho mutis por el foro, se había cansado de la incesante presión de público que cada día soportaba el establecimiento.



Banana Split

Al rico limón helado… ¿Cuál debe ser la próxima revolución? La de los postres. La de los postres y la del pan (ya cabalgaremos sobre el mundo de la harina). Gentes conscientes de la importancia de esta partida apuestan duro por una formación real y realista.



La tradición refinada de Maher

Es el restaurante donde como siempre cuando viajo al norte de España. A veces me he quedado a dormir en una de las habitaciones del pequeño y bien equipado hotelito de la misma propiedad. No hay ruidos. Se duerme, como en los tebeos antiguos, a pierna suelta. Zzzzzz…



La Sirena es un oasis de sensatez

Acabo de comer un sabroso potaje de garbanzos con costilla de cerdo, chorizo, espinacas, patatas y huevo duro (8’50 euros). Ha sido en la cervecería La Principal (Valencia). Antes, comer era esto, o en todo caso, costaba más caro cuando el restaurante practicaba la gastronomía de influencia francesa. Pero el producto casi siempre mandaba.



Quique Dacosta revoluciona el arroz

Es el primer gran libro que estudia científicamente, desde un punto de vista técnico y también culinario / gastronómico, el arroz. Lo firma Quique Dacosta (Jarandilla de la Vera, Cáceres, 1972), nuestro magnífico y coronado cocinero creativo.



Cocina burguesa en Castelló 9

El día estaba lluvioso y decidí comer en Castelló. Por tres motivos: el tiempo meteorológico (ya he dicho que llovía), la clásica decoración y el estilo de cocina, burgués y lamentablemente en desuso. Es muy desaconsejable meterse en un restaurante asiático y de diseño minimalista cuando llueve. Deprime.



Crónica de una dieta en albornoz

Los pájaros, gorriones, al parecer, entraban volando por las ventanas del hotel y comían las sobras del menú de adelgazamiento. No estaban gordos; lo que querían era engordar.
Sin pasar por la recepción, es decir, ahorrándose la factura final, picoteaban un poco del cóctel de langostinos con salsa de yogur a la menta, tortilla de acelgas con finas hierbas, chuleta de ternera en costra de setas, o rollo de lenguado a la florentina.



Vindicación de la molicie

¿Cuánto hace que nos dedicamos a buscar la verdad y la felicidad a través de la sabiduría, del conocimiento? Miles de años. Siglos y siglos de filosofía (amor a la sabiduría, en griego) que, a la postre, no sólo no nos han llevado a la luz, sino que, contrariamente, nos han conducido a la división, la confusión y la incertidumbre. Hablamos, también, de gastronomía. Y parece que vamos a peor. Llegados a este punto, acaso deberíamos reflexionar sobre el que, al parecer, ha sido uno de los más grandes errores de la humanidad.



Amunt València

¿A quién no le gusta montarse un viaje más o menos organizado sabiendo dónde va a parar y dónde va a comer o cenar? Si este afán organizador lo trasladamos a la cocina nos encontramos con destinos más que evidentes. Tanto País Vasco como Cataluña son regiones que poseen mucho turismo gastronómico. Conozco a mucha gente que en cuanto puede se monta en un coche para disfrutar de Arzak, Akelarre, Martín Berasategui o Mugaritz, entre otros. Al igual que sucede en Cataluña para disfrutar de el Bulli, El Celler de Can Roca, Sant Pau o Gaig.



Paellas en las calle falleras

Una de las actividades más apasionantes de los falleros es cocinar cualquier cosa en la calle, al lado de su sede social o casal del barrio. A veces, incluso pueden compartir los guisos algunos invitados, aunque se sabe que la gran familia fallera suele ser reticente a la presencia de “intrusos” en su posesión. Pero, por cortesía y a veces a causa de la relevancia social del espontáneo –no es fallero de vocación, ni tiene carné josefino, ni siquiera es valenciano-, puede intervenir en la confección de una paella o fideuà, y también acceder al fruto del guiso.