La familia Rondolino, cuya andadura con este cereal se remonta a 1859, inicia el cultivo de Acquerello en 1991. En aras de la excelsitud, redujeron la finca, de 600, a 130 hectáreas. La sembraron exclusivamente de la variedad carneroli y cumple con todos los requisitos de agricultura biológica. Por tanto, estamos ante un arroz verdaderamente artesano y selecto, al que se le aplican métodos y técnicas innovadoras, de baja producción, en aras de obtener la mayor calidad. Se comercializa en latas al vacio.
Grano pequeño y muy blanco, bello, que se multiplica por 2,5 tras la hechura. Practicando una cocción precisa mantiene una consistencia homogénea, uniforme, absorbiendo parte importante del caldo y del sabor, si bien, a no ser que se condimente en exceso, conserva plenamente su identidad, su sabor, su exquisito sabor, a arroz. Ese equilibrio entre el ser y el recibir le distingue, como también se caracteriza por la consistencia, no es fácil que se pase, a nada que se siga de cerca su hechura.
Ideal para risottos y arroces caldosos.