El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Estamos ante un panettone suculento, suculentísimo, con el perfume y el sabor de las guindas garrafales (amarena), que le confieren mucho carácter y singularidad, al que también contribuyen las uvas pasas. Se reproducen sensaciones a mantequilla, huevo y frutas, con notas dulces, ácidas y amargas, expuestas en perfecta sintonía. Tiene cuerpo y a la vez resulta jugoso, con cierta esponjosidad. Exquisita presencia, muy dorado por fuera y amarillento por dentro, con formas elegantes y sobrias.
Esta misma casa elabora otras variantes, entre las que nos quedamos con el panettone clásico, en el que se hace notar, además de las pasas, la estimulante presencia de cortezas confitadas de naranja de Sicilia y de cedro de Diamante de Calabria. Sin desdeñar, ni mucho menos, el panettone de mandarina tardía, impregnado de las susodichas fragancias y sabor, que aporta esa fruta escarchada.