El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Quién ha concebido este aceite – Alex Nember – demuestra que tiene una mente esclarecida y un paladar privilegiado. Más aún, que es un personaje trasgresor y genial al que no se le pone nada por delante. En una latitud sin precedentes, en la zona occidental del Lago de Garda, al norte de Italia, tiene plantadas 42 hectarias del la variedad frantoio, olivas con las que logra hacer un producto gastronómico de talla universal.
Llama poderosamente la atención tanto en nariz como en boca la finura, la elegancia, el equilibrio y la armonía que atesora. Aromas a verde, hierbas, campo...a tantas cosas. Complejidad que se refrenda en el paladar. Aparece alguna sensación cítrica que recuerda a limón. Tambien un atisbo de dulzura, con un amargor apenas existente, muy matizado, insinuando en su despedida un picor que calienta levemente la boca sin llegar a culminar. Muy evolutivo, creciendo y creciendo hasta explotar gustativamente, con un final arrollador e interminable, sin dejar por ello de mostrarse en todo momento aterciopelado y redondo. A lo dicho, un número uno mundial.