El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Un aceite siciliano de aceitunas cultivadas en las inmediaciones del Etna, a una altura considerable (650-980 metros), por un personaje increíble, un ecologista belga casado con una japonesa: Frank Cornelissen. Emplea las siguientes variedades: Brandolfina, Nocellara dell’Etna, Pendolino, Frantoiana, Coratina y San Benedetto; todas ellas recolectadas a mano y que elabora con un método ancestral de extracción: piedra y presa.
En boca se muestra fragante, testificando el esplendor del zumo de las aceitunas, con una personalidad diferente, que procede del coupage de variedades y de la altura en que viven. Posee un carácter evidentemente aceitoso y muy noble en el que se aprecian el amargor y el picante, expresados sápidamente con mesura, sin exageraciones, como cualidades a resaltar.