Ostra con Destilado de Tierra
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La capacidad creativa de los hermanos Roca, Joan, Jordi y Josep, queda fuera de toda duda. Valgan como testimonio el numero de Los Mejores Platos Artísticos conseguido en los últimos años. Con este hacen ya siete, cifra que únicamente ha igualado Martín Berasategui y superado Ferran Adrià “El Bulli”. Recordemos los que le precedieron: el foie gras caliente con lichis, pétalos de rosas y sorbete de gewurztraminer; la velouté de crustáceos, hinojo, tomate, erizos y caviar; el parfait de hígado de pichón con enebro, Bristol Cream, avellanas y naranja; el Trésor de Lancôme; las cigalas al humo de curry con manzanas y lechuga de tallo y el helado de ceps a la parrilla. Curiosamente, si estos dos reflejan la tendencia imperante en el quehacer reciente, como es la del humo, con infinidad de ejemplos en la carta actual de El Celler de Can Roca, el de este ejercicio refrenda otra de las líneas que dan personalidad a la obra, como son los destilados, que han alcanzado su gloria con este genial testimonio, que suena repelente a mucha gente con solo oír su título. Claro que quienes se sienten atraídos por el más difícil todavía, por lo desconocido, lo celebran entusiasmadamente, pues pocas cosas hay más rupturistas que sacar la esencia a las entrañas mismas. Aromas y sabores minerales, que se expresan con suma suavidad en un primer momento y que, tras el paso oceánico del marisco, copan el paladar, en donde se instalan, proporcionando una sensación terrosa sin antecedentes, profunda, nunca mejor dicho, aunque no agresiva. En definitiva, el mar y montaña más minimalista, desde cualquier perspectiva, que se pueda inspirar.
La Receta
Para la infusión de tierra
Ingredientes
- 400 gr de tierra de bosque húmedo
- 1000 gr de agua
- 2 gr de agar-agar
Además:
- 4 Ostras
Elaboración
Dejamos infusionar la tierra con el agua durante 24 horas. Introducimos la infusión en el rotovapor (es un destilador que funciona al vacío) a 60ºC durante 2.30 horas. Obtendremos 430 gr de destilado de tierra. Lo ligamos con agar-agar y lo homogeneizamos. Abrimos las ostras las colocamos en un plato hondo con una cucharada de destilado por encima.
Si servimos todo en un plato lo convertimos en una ración.
Es un plato del 2005, una lectura minimalista y un tanto radical del concepto mar y montaña, donde la fuerza yodada de las ostras contrasta con la intensidad del destilado de tierra, que ha arrastrado los aromas volátiles del sotobosque.