Antes de que ni siquiera existiera dentro del lenguaje cotidiano español la palabra gourmet y al cumplir mi mayoría de edad, mi padre -bon vivant donde los haya- me llevó como regalo iniciático a comer al restaurante Jockey de Madrid.
Allí, preguntó por Clodoaldo Cortés y se presentó como hermano de mi tío Agustín, el cual había estado aprendiendo y trabajando junto al Sr. Cortés en Centroeuropa a mediados del siglo pasado. Por supuesto, éste le reconoció y entre ambos me hicieron descubrir la alta gastronomía como el que no quiere la cosa y de forma inconsciente por mi parte.
Jaime Ignacio Jiménez Sánchez
Pozuelo de Alarcón (Madrid)