Un vino inmensamente frutal, que se ha superado, y mucho, en elegancia y armonía, convirtiendo frescor y rusticidad en valores exaltables, mostrando un gran acabado. La potencia de la shiraz se constata tanto en nariz como en boca, resultando plenamente varietal, con fragancias a piel de uva, también a frutas rojas de naturaleza silvestre, así como a hierbas, estimulando todo ello el sentido olfativo. En boca se corroboran con elegancia todas estas sensaciones: frutosidad, frescor, viveza, sustanciosidad, cierta rusticidad y una exuberante complejidad, resultando muy apetecible.
Permaneció en madera durante 13 meses. La fecha de embotellado se remonta a noviembre de 2003. Tan sólo 5.960 botellas.