El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Etelvina Sañudo y su hijo, Moisés Ortiz, se ocupan personalmente de la elaboración y comercialización de este producto artesano, de pequeña producción y enorme calidad. Lo hacen con azúcar, harina, huevos, mantequilla, sal y limón. Siempre son bastante mejores, sobre todo por jugosidad y concentración gustativa, derivadas del mayor volumen, los grandes que los pequeños, conservándose también más tiempo.
Bello color armagnac en la parte superior, siendo de tonalidad maíz el interior. Súper esponjosos, etéreos, con gran jugosidad. En boca resultan finos, muy delicados, equilibrados, dominando netamente el sabor a mantequilla sobre un fondo de huevos y un mínimo aroma a cítrico, resultando justamente golosos y grasiento, sin caer en excesos. Nobleza.