El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Nobilísima salsa de tomate con pequeños tomates en entero, perfumada con albahaca y salada con suma prudencia. Buenísima, siempre que se condimente: hay que reducirla un poco y potenciar los aromas y sabores. Necesita sazonamiento: aceite de oliva virgen, sal, pimienta y, cuanto se quiera: hierbas, especias, panceta, etc., todo lo que le va al tomate, que se aprecia de gran calidad y se muestra pletórico sápidamente. Tiene la ventaja de que con un mínimo esfuerzo se le aportan los toques personales que gustan dentro de su inconfundible identidad.
Para una mayor calificación, deberían presentar los tomatitos enanos pelados; ese es el reto.
A lo dicho, un producto honorable.