El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Alain Ducasse ha contribuido a la fama mundial de esta nobilísima morcilla, utilizándola en algunos de los restaurantes que regenta y que se elabora en un establecimiento que dirige : Auberge Iparla.
Su presencia, su textura y su sabor responden a un concepto gulesco, tan rústico como gratificante. La textura muestra densidad, gordura, como un paté con sangre y tropezones; se mascan los ingredientes, fundamentalmente el cerdo, impecablemente hechos, lo que produce que se deshagan en boca. Pantagruélica consistencia que tiene su reflejo en el paladar, donde la intensidad, inmensa, se conjuga con el refinamiento: el magro y la gelatina de cochino, la verdura, los aromas, la condimentación, todo está expresado con equilibrio dentro de su potencia. Calienta la boca, se suben los colores…, sin embargo, hasta el picante tiene su saber estar.
Se compone de cerdo, sangre, puerro, cebolla, ajo, pimiento de Espelette, sal y especias.