El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Julián Gil, después de haberse convertido en un productor gastronómico modélico, ahí están sus excepcionales Yemas y su consumada Carne de Membrillo de Santa Teresa, emprende una nueva etapa, la de la cocina preparada. Y ha afrontado un reto difícil, el de preparar una mayonesa de alta calidad, lo que ante el asombro general, el nuestro incluido, ha conseguido plenamente, para lo que ha contado con el asesoramiento de otro personaje consagrado, el cocinero Martín Berasategui. El planteamiento no ofrece dudas, que sepa nítidamente a aceite de oliva virgen sin rayar en el gusto aceitoso, sabor al que contraponen una sutil acidez, consecuencia de un fino vinagre de sidra, configurando un conjunto armónico, al que contribuyen la yema de huevo pasteurizada y la sal. Es noble, muestra con orgullo los ingredientes que la componen, a los que se ha tratado con doctorado culinario. Y si en asunto de sabor merece la notabilidad, en cuanto a textura llega al sobresaliente, con una consistencia cremosa y un tanto de mousse.