El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
En la caja que lo protege se lee una aseveración que no deja lugar a dudas: el rey del gâteau basque. Tiene toda la razón quién de ello presume: es el mejor, y con neta diferencia. Una tarta, por lo general, salvo contadísimas excepciones, tan densa, compacta, primaria, glotona...ha sido increíblemente refinada y aligerada conservando su idiosincrasia. Está muy buena, pese a ser conceptualmente ancestral. Con toda probabilidad el secreto esté en la mantequilla. También en el equilibrio de sabores. A su vez en la exquisitez que trasmite. Todavía más, en plasmar una dulzura nada empalagosa. En los aromas, quizás de vainilla. Hay quién le supone fragancias de almendra, aunque el etiquetado lo niegue. Y hasta en la crema, que aunque parezca mentira, no es un mazacote. Vamos, el gâteau basque sibaritizado.