El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Destaca sobremanera la calidad del garbanzo, que luce orgulloso en la etiqueta el marchamo de Fuentesaúco (Indicación Geográfica Protegida) y la perfecta técnica de cocción con que es tratado. En consecuencia, impecable presencia: todas las piezas aparecen enteras y no se ve el hollejo, con un color natural y brillante. La textura es extraordinariamente mantecosa, se mastica e inmediatamente se esfuma, no sintiéndose la piel. El sabor resulta inmaculado y exquisito. El caldo muestra una refinada suculencia, atemperadamente cárnica, y un perfecto ligado dentro de una ligereza impecable. En fin, delicado.
Además de la legumbre (50%), se compone de chorizo ibérico de Guijuelo (7%), carne de ternera (4%), panceta de cerdo ibérico (4%), agua y sal.