El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Un pan de pueblo, encantadoramente rústico, que se distingue por una suave y agradable impregnación de aceite de oliva y por estar ilustrado copiosamente con elementos reconocidos de la chacinería local, en concreto dos longanizas o salchichas y gruesas lascas de jamón. En definitiva, pantagruélico y gulesco, por cantidad y suculencia. Antes de comer conviene, gana una barbaridad, calentar en el horno, a 180 grados, unos minutos, no más de cuatro o cinco, hasta que gane en esponjosidad la miga y la corteza cruja.