El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Posee esa inconfundible idiosincrasia que convierte a los grandes aceites de Sierra Cazorla elaborados con la variedad royal en un producto inconfundible y eminentemente refinado. Así atesora un aroma limpio, franco, fino, equilibrado, a hoja de olivo, a aceituna madura...complejo y emocionante. En boca refrenda la delicadeza, con una entrada frutosa y dulce tras la que muestra un prudente y constante amargor que le da vida y esplendor, muy enriquecedor, para terminar sacando un deje picante, también atemperado. En definitiva, entidad sedosa, sedosa entidad.