Rafael Bernabé aúna una cierta locura, necesaria e imprescindible, con una intelectualidad pragmática, evidente y conmovedora. Sus vinos no tienen parangón en el territorio e incluso alcanzan una magnitud internacional. El mejor testimonio lo tenemos aquí. Una identidad tan noble como rústica, entremezclada con un espíritu bordelés. Muy aromático y especialmente gustoso: se suceden frutosidad, enorme frutosidad, con acento de confituras negras y rojas, algarroba, hoja de higuera, flores, madera selecta, tostados, café con leche,acidez, amargor, tanicidad y calidez… y sustancioso, evolutivo, creciente e infinito.
70% Monastrell y 40% restante se lo reparten tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y syrah. Maloláctica en barrica. 14 meses en roble francés nuevo. Embotellado en abril de 2012. 40.000 botellas.