Un vino que ha sabido refinar y universalizar la identidad alicantina. La presencia significativa de la tempranillo (40%) y la cabernet sauvignon (10%) ilustran la identidad de la monastrell (50%), respetando en buena medida sus peculiaridades. Espíritu Burdeos en el Mediterráneo.
Elegante y, a la vez, profundo y amplio, además de corpulento. Intensos y persistentes aromas de fruta negra, sotobosque y, también, de selecta madera: permaneció 18 meses en roble francés nuevo, tras realizar la maloláctica, bien integrados y complejos. En boca refrenda esas apreciaciones, se nota la mineralidad, un atisbo balsámico, cierto amargor, un leve tono ácido, mostrando atenuada calidez.
Embotellado en enero de 2009. 5.000 botellas.