Como ya es costumbre en esta marca y como ya lo fue su anterior añada (04) un vino enorme en su elegancia, sustanciosidad y poder de convicción. Fruta, mucha fruta, exuberante frutosidad. La madera, tanto en nariz como en boca, juega un papel trascendental, si bien secundario. Bayas negras, ciruelas, monte, cacao, torrefactos, pastelería... muy complejo. Potente y armónico en el paladar, por el que se pasean caracteres básicos: dulzura, acidez, amargor y tanicidad con inusitada sutileza, a la que no es ajeno Ángel Anocibar, un astro de la enología. Ciertamente corpulento, carnoso, con mucha enjundia.
Exclusivamente tempranillo. Hizo la fermentación maloláctica en barricas nuevas de Allier, envejeciendo posteriormente durante 24 meses. Embotellado en julio de 2009. Producción: 6.800 botellas.