Una explosión de nobleza y rusticidad enfocada desde la modernidad y el saber hacer. Se expresa contundentemente en todos los ámbitos: aromático, estructura, carnosidad, sabor, infinito sabor, en el que el amargor, la tanicidad y la calidez se manifiestan con claridad. Hay mucha fruta negra, inmensa fruta negra, también viveza y, a su vez, se aprecian torrefactos y especias. Un vino honorable para el frío y la gula, para la comida con carácter.
100% tinta de Toro. Permaneció 18 meses en barricas nuevas de roble francés, tras realizar la fermentación maloláctica. Embotellado en septiembre de 2010.