Un vino ciertamente personal sin, por ello, dejar de manifestar una personalidad riojana. Aromas limpios, francos y elegantes, bien conjuntados, en los que predominan las sensaciones de fruta negra licorosa, bien ensamblada con otras evocaciones: toffee, especias, tabaco, café y fina madera, deparando una seductora y enorme complejidad. En boca se manifiesta amable, frutal, mineral, untuoso, graso y carnoso. Quedan patentes el amargor, el amargor sobre todo y también la acidez y la tanicidad, valores muy atemperados. La madera se muestra perfectamente integrada en la fruta.
Largo y redondo.
90% Tempranillo y 10% Graciano. Fermentación maloláctica en barricas de robles francés y húngaro, tras la que pasó una crianza de 21 meses en las mismas. Embotellado el 16 de julio de 2009. Producción limitada: 35.000 botellas.