Martiko, emblema del pato en España, comercializa su máxima calidad - el entero y en semiconserva - de tres maneras. En terrina de kilo envasada al vacío y presentada en atractiva caja de cartón, en lóbulos de 500 gramos en bolsas y en tarros de cristal de 190 gramos. Se trata de trozos de hígados enteros recubiertos ligeramente por su propia grasa. Una vez abiertos, desposeídos de la película amarilla y cortados en rodajas, lucen sus carnes una bella tonalidad crema rosácea. Prácticamente desposeídos de los nervios. Su sabor asombra por finura, delicadeza, lo equilibrado que resulta y por una sutil dulzura. Sublime textura, deshaciéndose en boca como si de un pedazo de mantequilla se tratara. En suma, un manjar.