El la catastrófica coyuntura gastronómica, tiene mucho, inmenso mérito inaugurar un nuevo negocio. Los artífices son la joven pareja formada por Julio Flames y Cristina Puig, que se ocupan respectivamente de los fogones y la sala. Carta corta que denota un estilo un tanto impersonal y desarraigado, muy académico. Un clasicismo actualizado notablemente ejecutado. Se come con rigor: géneros selectos, sabores refinados, construcciones laboriosas y ligeras...saber hacer. Profesionalidad y eficacia.