Un vino inmensamente frutal, que se ha superado, y mucho, en elegancia y armonía, convirtiendo frescor y rusticidad en valores exaltables, mostrando un gran acabado. La potencia de la shiraz se constata tanto en nariz como en boca, resultando plenamente varietal, con fragancias a piel de uva, también a ciruelas pasa, así como a hierbas y a tostados, estimulando todo ello el sentido olfativo. En boca hay frutosidad, frescor, viveza, amargor, sequedad, tanicidad, carnosidad...un sinfín de expresiones.
Permaneció en madera durante 13 meses. La fecha de embotellado se remonta a noviembre de 2005. Tan solo 4262 botellas.