El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Pulpo cocido al natural y envasado al vacío, que se presenta en patas enteras, que se pueden cortar con tijera para servir a la gallega, o calentar en entero para ofrecer con éstos u otros aderezos. Llama la atención su naturalidad, tanto gustativa como de consistencia. Al dente, masticable, consistente, firme, terso... compacto. Sabroso, bravío, preservando su identidad sápida, gelatinoso... llena la boca. Tan sólo necesita calentarse al horno, al baño maría, a la plancha, caben mil formas. Un recurso fácil e inmejorable para el hostelero o para una casa particular, pudiendo igualar a los establecimientos más reputados en la especialidad.