El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Si no quiere tomarse la molestia de deshuesar, preparar el relleno, rellenar, coser, cocinar… y arriesgarse a que no le quede perfecta, esta pularda trufada es una magnífica alternativa. Una pieza que se presenta deshuesada, a excepción de los muslos y las alas y rellena con carne, setas, aromas de trufa… y asada al estilo tradicional, lista para ser calentada al horno, una vez fileteada, o para tomar en frío, a modo de fiambre. Tal vez, la mejor forma de disfrutar de ella no sea ni una ni otra, sino dejándola tibia. No obstante, se acompaña de una lograda salsa a base de setas (trompetillas de la muerte), albaricoque, tomate, Oporto, etc., que viene embolsada al vacío y preparada para añadir al asado en el caso de que se vaya a consumir como plato caliente.
Se trata de un producto bastante conseguido, respetuoso con el ingrediente principal, respetuoso también con los sabores de los demás ingredientes y concebido para satisfacer a gran número de personas.