El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Una morcilla civilizada, refinada y liviana. Obedece al concepto de una mousse, aunque carezca de los suavizantes y emulsionantes históricos, pues esta elaborada con cebolla, puerro, sangre, manteca, sal y especias. Es decir, se muestra más suave y triturada que el embutido guipuzcoano tradicional, en cuanto estamos ante un puré en el que se aprecian minúsculos elementos de la verdura. Jugosa. Dulce, a lo que contribuye el papel destacado de las hortalizas, sabor que se ve suculentizado por la sangre y la manteca, con un sazonamiento prudente y certero. Carece de tripa.
Calentar y comer. Muy apropiada y cómoda para preparar platos: canapés, rellenos (pimientos), revueltos, etc.
Se comercializa en latas de 200 gr., 400 gr. y 800 gr.