El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Sabiendo la idiosincrasia de este producto, por lo general primario, o lo que es lo mismo fuerte y rústico, llama extraordinariamente la atención su delicadeza. Tampoco puede extrañar a nadie, pues esta empresa de platos preparados – destacar las perdices y codornices en escabeche y el bacalao al mortero – es de las de mayor calidad del país, habiendo nacido a partir de la evolución de un bar, de los mejorcitos de España.
En este morteruelo las carnes se paladean con sutilidad, se mastican en finas hebras y el pan, el hígado y el aceite dan cuerpo al puré que las envuelve, con un sazonamiento que juega el tercer papel, ilustrador pero muy subordinados a los otros elementos. Lleva, además de lo dicho, perdiz, jamón, liebre, lomo de cerdo, gallina y especias, todos los ingredientes dispuestos equilibradamente. Se puede comer tanto frío como caliente, para lo que conviene proceder sin ninguna viveza de fuego.