El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Sin lugar a dudas, no conocemos un confit en el mundo que supere al de Martiko, incluidos los más artesanales y afamados de Francia, que casi siempre pecan de lo mismo: cocciones ancestrales con consecuencias gastronómicas mortuorias. Por el contrario, el inolvidable Peio Martikorena rompió moldes, supo actualizar el concepto, adecuándolo a los valores imperantes en la alta culinaria moderna. O lo que es lo mismo, las carnes de los confits Martiko sobresalen por su sabor natural, exultante jugosidad, manifiesta ternura y atractiva pinta ajamonada, consecuencia de la técnica y tiempo de elaboración, que preserva las cualidades intrínsecas del palmípedo.
Igual de conseguidos en cuanto a preparación los muslos que las alas o delicias; si bien los primeros pueden considerarse algo superiores a las segundas, a las que ganan en presencia y tamaño. Aunque parezca paradójico, son preferibles las piezas que se comercializan en conserva a las en semiconserva, o lo que es lo mismo, las que se venden en lata a las que se adquieren en bolsas de plástico al vacío y todo ello en caja de cartón.
Y un último factor a resaltar, su relación calidad-precio es imbatible.