El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
El capón de Cascajares –de las razas negra castellana, el pedres y el rojo de caserío– es un pollo al que se ha realizado una castración quirúrgica al mes de vida para así facilitar el engorde y conseguir unas carnes más mantecosas y un sabor más delicado. Vive en corrales al aire libre y su alimentación se basa en una envuelta de trigo, cebada, maíz y soja, acompañado de hierbas aromáticas, como puede ser tomillo y leche en polvo. Su sacrificio suele ser a los cinco meses. Si bien cada pieza es distinta, su peso suele estar entre 3,5 y 4,5 kilos. Voluminoso, con huesos duros y carnes compactas, algunas zonas blancas, las pechugas y otras más negruzcas, los muslos, lo que atestigua su edad. De textura compacta, si bien tierna. Sabor pleno, a lo que contribuye la nada desdeñable grasa infiltrada entre las fibras que concentra en sus carnes macizas. El asado es la fórmula más apropiada.