El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Dieciseis bombones, distribuidos de cuatro en cuatro, muy bien presentados. Cuatro compartimentos diferentes, uno para cada tipo de bombón. Cuatro colores diferentes, que coronan cada tipo de bombón, todos con la misma estructura. Básicamente así es la divertida presentación de este goloso producto que entremezcla los sabores del chocolate de toda la vida, con las notas más o menos exóticas, según los casos, de cada uno de los distintos bombones.
Agua de Valencia, el de mayor memoria histórica, mezcla los sabores cítricos levantinos, acentuados con notas de licor muy matizadas, con el chocolate con leche de siempre, por supuesto, más dulce que amargo. Piña Colada, pese a su marcado sabor a chocolate blanco, mantiene en primera línea los sabores, muy equilibrados, del ron, la piña y el coco. La menta es, tal vez, la nota dominante del Mojito, un bombón suculentamente dulce –chocolate, fondant de azúcar, ron…- y refrescante, gracias a la acidez de la lima y al verde frescor de la hierbabuena. Por último, el que menos referencias tiene y quizá por ello el que más desubicado deja a quien lo prueba, Cosmopolitan: chocolate negro, vodka, arándanos y Cointreau juntos, en una salvaje y refinada combinación.