Si en Betanzos estableciésemos dos escuelas, la alta y la popular, la tortilla de esta casa representa la tradición guisandera llevada a su cenit. Frente al amarillo uniforme de un sellado suave define el amarronado derivado de un tostado a fuego vivo. Costra más fina en las primeras y con más cuerpo en las segundas. Las patatas están doradas en un caso y churruscadas en otro. El huevo interior algo más emulsionado en las técnicas que en las primarias. Sabores más ancestrales, marcados, en las clásicas. Pero con independencia de criterios gastronómicos y de apariencias estéticas, las viejas tortillas atesoran grandísimos, como saturar el paladar de satisfacción.
Así es la tortilla de Pepa Miranda, una tortilla de instinto, de intuición, de buen gusto innato, de raza, de guisandera…que emociona porque transmite sensibilidad y ahíta de satisfacción. Eso es lo que le ha valido a esta mujer a vencer 5 veces en el concurso de su pueblo y a insinuar (ver el cartel), que si no ha ganado más trofeos es porque no se ha presentado. Bromas aparte, esta es la tortilla que hizo historia, que llevó a la fama a La Casilla, a otras “Casillas”, a tantas betanceiras…que supieron marcar la diferencia.
En la Travesía de Oro de la tortilla española, en la Travesía Progreso de Betanzos, donde habitan 3 de las 10 mejores tortillas del país y tres o cuatro notables más, no deje de visitar esta entrañable casa de comidas, con muy pocas mesas en el bar y en el pequeño comedor, donde disfrutara de la excelencia de la tortilla de Betanzos de toda la vida.
