La Evolución de la Gamba

EFE
Confieso no aprendí a apreciar la gamba hasta entrar en mi primera treintena; pasé mi juventud en mi tierra natal, Galicia, en cuyas aguas es especie extraña, y mi contacto con ella se limitaba a esos anodinos ejemplares con los que se adorna lo que el común de los mortales no valencianos conoce como paella. Mi camino de Damasco tuvo dos "caídas de caballo": en el Bajo de Guía sanluqueño, de la mano de los hermanos Bigote, en cuanto a la gamba blanca; en el desaparecido "Ca'Sento" de Raúl Aleixandre (padre), en Valencia, para la que llamamos roja.
Hoy soy devoto de las gambas; la roja, concretamente, me parece uno de los mejores regalos que ha hecho Poseidón al género humano. Si se lo hubiera ofrecido a los atenienses en su día, éstos no hubieran consagrado su ciudad a Atenea.
Hablamos de gamba roja. En realidad, oficialmente (según la FAO) es gamba rosada: hay otra más roja, pero no frecuenta las aguas del Mediterráneo occidental, prefiere nadar por mares turcos. Rosada, pero la seguiremos llamando roja, y seguiremos apreciando las desembarcadas en lugares míticos como Palamós, Dénia, Garrucha, Mallorca...
Sabemos de dónde vienen las mejores gambas, pero ¿de dónde viene la propia palabra? Hay que decir que, hasta los años 30 del siglo pasado, gamba significaba sencillamente, como en italiano, la parte del animal comprendida entre la rodilla y el pie. El Diccionario nos dice que esa acepción es desusada, pero el habla juvenil la ha recuperado, y hoy se habla de "meter la gamba" por meter la pata.
La búsqueda de gambas en los libros de Covarrubias y Corominas nos dirige siempre a la extremidad inferior. Hay que buscar la voz camarón para llegar al fondo de la cuestión. Camarón deriva de cámaro, y éste del latín cammarus, que viene del griego kammaros. En italiano pasó a ser primero gambaro y luego gambero; en castellano dio camarón, pero también cámbaro, que es un cangrejo más parecido a la nécora.
Gambero, que según Covarrubias viene del hecho de que estos crustáceos tienen muchas patas o gambe, se hizo esdrújula en castellano, y así aparece en el "Arte de Cozina" de Francisco Martínez Montiño, que fue cocinero de tres Felipes: el II, el III y el IV. En ese libro, publicado el mismo año (1611) que el de Covarrubias, dice: "Estos pescadillos de conchas, que se llaman mariscos, como son los cangrejos, pesebres (se refiere a los percebes), gámbaros, almejas y otros muchos, todos son buenos cocidos con agua, sal y pimienta, porque es mucho gusto descascarlos y comer los tuétanos..."
En fin, resumiendo: la palabra pasó al catalán como gamba, y de ahí al castellano. Y no fue hasta 1936 cuando entró con el significado actual en el Diccionario, en su décimo sexta edición.
Hay una cosa que me intriga mucho. En el excelente e interesantísimo libro "El Gizado Sefaradí", escrito en ladino por Moshe Shaul, Aldina Quintana Rodríguez y Zelda Ovadia y editado a mediados de los pasados 90 por IberCaja, aparece una "salata de gambas asadas". Curioso: los judíos no comen marisco, no tiene escamas. Es una ensalada... de pimientos.
Cuando los judíos fueron expulsados de España, en 1492, nadie usaba la palabra gamba para referirse a un marisco. Por otra parte, los primeros pimientos los trajo Colón de las Indias Occidentales... en 1493. ¿Cómo llegó la palabra gamba a significar pimiento en el castellano de los sefardíes? Una cuestión cuya respuesta ignoro y que me encantaría conocer.
Al grano. Aprovechando la inauguración de una nueva pescadería en el barrio, nos hicimos con unos bonitos ejemplares de gamba roja. Ya en casa, dispusimos una sartén de hierro, cuyo fondo cubrimos generosamente con sal marina. Puesta sobre el calor culinario, esperamos a que estuviese bien caliente. Colocamos las gambas, una junto a otra, sin solaparse; por encima, un poco más de sal gorda.
Al minuto las volteamos, y rociamos las cabezas con apenas unas gotas de aceite perfumado con ajo y guindilla. Un minuto más y retiramos la sartén; dejamos reposar quizá otro minuto, y a la mesa, en íntima relación con un excelente albariño de las Rías Baixas, para unir dos mares. Deliciosa experiencia.
Dejemos claro que los tiempos son orientativos: se trata de que el interior de la cabeza quede bien jugoso, pero que el caldo que suelte no tenga un color verde negruzco, y la textura de la cola resulte firme, destacando un maravilloso contraste entre rusticidad y elegancia. Vamos, que estén hechas; poco, pero hechas.
Habrá quien diga que la receta no es la ortodoxa. Pues no. Ni falta que hace. Porque, uno, no creo en la ortodoxia tampoco en cocina, y, dos, esas gambas estaban hechas a nuestro gusto, y nos supieron a gloria, y más con todas las historias que llevan dentro. Que ya dejó escrito lord Bertrand Russell que cuanto más se sabe de una cosa, más gusta ésta. Qué razón tenía el Nobel de literatura del 50.



EL SHOW DE LA COCINA: Gordon Ramsey, el 'Chicote Británico', Demandado por no Pagar a los Empleados de su Propio Restaurante

Presenta la versión original de 'Pesadilla en la Cocina'

El Economista

Según recoge Huffington Post, los empleados de su restaurante de Los Angeles 'The Fat Cow' han presentado una demanda colectiva por irregularidades como no pagarles las horas extra u obligarles a trabajar durante el tiempo de descanso.
Ramsey, protagonista de Kitchen Nightmares y Hell's Kitchen, dos realities similares a Pesadilla en la Cocina, es conocido por tener actitudes verbales agresivas pero, esa faceta parece quedar en la televisión y los demandantes han señalado que su queja se dirige contra cuestiones de gestión.
A Ramsey se le acumula el trabajo judicial. Apenas dos meses atrás recibió dos demandas por impagos por una suma total de 120.000 dólares (90.000 euros).
Sobre la demanda colectiva en The Fat Cow, un portavoz de Ramsey ha asegurado "Somos conscientes de que había un problema con la anterior dirección del restaurante, que ha sido reemplazada, pero es totalmente inaceptable si es cierto"



6

Umma

Miguel Ángel Rodriguez
Miguel Ángel Rodriguez
Nazionalita: España
Localita: 39003 Santander (Cantabria).
Indirizzo: Sol, 47
mapa
+34)942219595
Chiusura::
Prezzo: 25/35 €
Menu di degustazione: 22 €


  • Rollo de Aguacate Relleno de Tartar de Gambas con Nachos y Otros Ornamentos
  • Carpaccio de Lengua Escarlata con Avellanas y Champiñones Crudos
  • Croquetas de Mi Madre
  • Fideos Tostados con Cigala, Mejillón y Almeja
  • Lomo de Merluza en Salsa Verde con Almejas, Espárragos y Huevo Duro
  • Molleja de Ternera Asada, Espárragos Plancha al Aroma de Tomillo y Trazo de Boletus
  • Costilla Marinada, Lechuga, Aceite de Sésamo, Vinagre, Mostaza y Cebolletas Encurtidas

 Miguel Angel Rodriguez ha pasado por grandiosos restaurantes, de talla mundial, como Noma, por ejemplo. Eso se nota en el diseño de los platos, ciertamente atractivos. Luego pasa lo que pasa, las limitaciones que tiene la alta cocina moderna a 30 €: producto, limitada mano de obra...y, en el caso que nos ocupa, falta sabor. Si se acentuara este en algunas de las preparaciones, nada, absolutamente nada se puede reprochar. No se pueden pedir peras al olmo. En consonancia con lo que se paga, se come, en un ambiente coherente: informal y mundano. Estamos, pues, en un gastrobar formado en la cocina de vanguardia con logros desiguales.
Las croquetas, sin ser excepcionales, por costra o cremosidad, están bastante buenas, aunque les falta definición, las de hongos no saben a hongos y las de jamón sólo un poquito más. El lomo de merluza sale en un magnífico punto, si bien la salsa verde vuelve a pecar de insipidez y los elementos: almejas, espárragos blancos y huevos duros, se han dejado caer en el plato sin ningun sentido.
El rollo de láminas de aguacate relleno de tartar de gambas con nachos y otros ornamentos esta bien, si bien el marisco se pierde un tanto al estan dentro de un producto con tanto carácter. Formidable el carpaccio de lengua escalarlata con avellanas, láminas de champiñones crudos y manzana encurtida; en verdad sabroso y refrescante a la vez, con toques motivadores. Gustosos, efectivos, los fideos tostados y embebidos de esencias marinas con cigala, mejillón y almeja. Impecable y bien pensada la costilla marinada con lechuga,  aceite de sésamo, vinagre, mostaza y cebolla encurtida. Y repite éxito la molleja de ternera, de gran calidad e impecablemente tratata,  con un trazo de hongos y espárragos a la plancha impregnados de  aroma a tomillo.
Se aprecia la alta formación de Miguel Angel Rodriguez. Tiene que cuidar los altibajos y subir el gusto de algunos platos. Entiendase: es muy complicado dar mejor por 35 € alta cocina. Joven, sumamente informal,  muy, muy  sociologico.

 



La Sorda Guerra de Precios en el Lucrativo Sector de la Cerveza en España

Marcos Lamelas. El Confidencial.

Ni el lucrativo sector de la cerveza ha podido resistir seis años de crisis. Se libra desde hace un año una cruenta y sorda guerra de precios que afecta sobre todo a la hostelería. Con el consumo en mínimos históricos, los grupos cerveceros hacen cada vez ofertas más agresivas. Y los únicos que pueden ganar la batalla son los clientes de las terrazas.
El presidente de Damm, Demetrio Carceller, lo admitió esta semana al ser preguntado: “nos encontramos volcados en la promoción, pero estamos vendiendo a un precio neto de 2005”.
“No hemos provocado nosotros [la guerra de precios]”, matiza Carceller, “lo que sucede es que nos hemos ajustado al nivel general con precios netos equivalentes a los de hace ocho años”. Sin embargo insistió en que, pese a esta rebaja en las ventas, el grupo cervecero catalán mantiene sus resultados.
Un distribuidor que prefiere no identificarse señala que el proceso ya empezó el pasado año, pero que este verano la competencia abierta se ha agudizado y eso en un producto sobre el que, en la cadena hostelera, los descuentos son la norma. El barril de cerveza con más salida, el de 30 litros, se vende a 65 euros pero en determinadas circunstancias, por ejemplo en ventas de determinado volumen, el descuento por unidad puede llegar a dejar el precio final en 40 euros. Sin embargo, la prueba de que existe una guerra secreta encubierta a la baja en la cerveza es que este verano se están viendo precios tirados hasta los 14,90 euros el barril.
Botellín a un euro
Pero el barril de cerveza no es la única víctima de este enfrentamiento. De hecho, las hostilidades empezaron cuando algunas marcas comenzaron a promocionar el botellín a un euro. Pero para que el bar lo pueda vender a ese precio, lo tiene que adquirir a un coste muy inferior.
En el sector cervecero se culpa a San Miguel de ser el más agresivo, por ejemplo con su campaña de dos cajas más tres, lo que supone en la práctica que pagas dos cajas y te llevas cinco. Pero como reconocen todas las fuentes consultadas, los descuentos son generalizados y no se pueden imputar a una sola marca.
La cerveza siempre ha sido un producto con mucha rotación y mucho margen. “Si bien la hostelería se mantiene como el canal de consumo de cerveza mayoritario, sigue acusando los efectos de la crisis, con una reducción de las consumiciones del 4,5% frente al aumento del 3,5% del total de la cantidad de cerveza consumida en el hogar”, según recoge el último informe de la asociación Cerveceros de España, que hace referencia a la marcha del negocio en 2012.

La estrategia de los grupos cerveceros se basa en afianzar posiciones de ventaja y compensar la caída de ventas en el sector hostelero. Por eso, asegurarse el monopolio en los conciertos de música es clave. Un caso emblemático es el Primavera Sound de Barcelona, que en 2010 estaba patrocinado por Damm, en 2011 pasó a San Miguel que consiguió la continuidad otro año más, pero que este 2013 ya ha cambiado a manos de Heineken, en una puja en la que las cerveceras acabarán reduciendo su margen si la crisis del consumo sigue subiendo mucho.
La puntilla: El IVA
El director general de Damm, Enric Crous, ha mostrado su preocupación porque el IVA suba en el sector de la hostelería, lo que a su juicio, podría acabar de dar la puntilla al sector.
En esta situación es fundamental asegurarse puntos de distribución estratégicos. Una fuente del sector cervecero desvela que Damm pagó hace un año un millón de euros al céntrico Café Zurich, en la plaza Catalunya de la capital catalana, lo que supone que los gestores del local reciben por adelantado el dinero por un concepto que se denomina “anticipo de rappel” a cambio del suministro de cerveza de varios años. Dicho de otra manera: será mejor que el lector se olvide de pedir unaCruzcampo en el Zurich por algún tiempo, porque seguro que el amable camarero le dice que no tiene.
Descuentos para ganar territorio

Con esta guerra soterrada los consumidores en ciudades como Madrid o Barcelona pueden esperar pagar por una caña entre 1,5 euros en un bar normal y 1,70 euros en un bar de moda. No más. Y aún menos en otras ciudades.
Los descuentos son un arma para ganar territorio. La bonificación típica, según señala un pequeño cervecero local, es una por una: una caja pagada, una caja regalada. Sin embargo, las ofertas las hace cada cervecera fuera de su área de influencia. Es decir, las aplica Amstel en Galicia o Damm en Andalucía. En cambio, cada embotelladora en su territorio natural defiende su precio a muerte, según detalla el responsable de una cadena de bares de tapas. Es decir, otro truco para beber cerveza más barata es escoger siempre la marca que se fabrica fuera de la región donde uno se encuentra.
Picaresca gracias a la competencia
El sector factura anualmente en España 3.000 millones de euros, según datos del 2012 de Cerveceros de España, lo que representa una caída del 6,6% respecto al año anterior. Eso supone una venta de 32,2 millones de hectolitros, un 2,2% menos. Es decir, el volumen de negocio cae el triple que la venta de producto, lo que refleja el descenso en los precios.
Como cada grupo hace las rebajas en la zona natural de su rival, pequeños distribuidores y transportistas han encontrado la manera de hacer su agosto gracias a la cerveza. Compran un camión de una marca en una zona a un precio y lo venden en otra. Por ejemplo, según explica un pequeño distribuidor, un camionero llena su camión de cajas de Damm en Madrid. Con el descuento tipo de una por una, la rebaja es del 50%. Sin contar el transporte, las puede vender en Barcelona con un margen del 25%. Luego, con el mismo camión, compra Mahou en Barcelona, regresa a Madrid y vuelve a repetir la operación. Aunque los grandes grupos luchan contra estas prácticas, con la crisis cada vez están creciendo más. El calor aprieta, el paro también. El único consuelo es que las birras serán baratas.



Melón, Chocroute, Pierre Hermé, Oreja de Cerdo y Revuelto Verde.

En el espacio de Rafa García Santos nos habla de Melón, Chocroute, Pierre Hermé, Oreja de Cerdo y Revuelto Verde (09/06/2013)

 

 

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Chacina, Carne, Pescado... Con su Debido Corte

Hace unos días comía con un viejo amigo en una reputada casa de comidas madrileña. De segundo, mi compañero de mesa solicitó "una milanesa", especificando que la quería de las llamadas "oreja de elefante" por su tamaño (llenan prácticamente el plato) y su delgadez.
No voy a criticar los gustos de nadie, pero me quedó claro que a mi amigo no le gusta especialmente la carne de ternera. En cambio, lo que sí parece que le gusta mucho es... el pan rallado enhuevado y frito. Me explico. En una milanesa "oreja de elefante", el grosor del filete y el del rebozado por ahí se andan. Y creo que no se trata de eso.
Cada cosa tiene su grosor, su corte, como saben perfectamente los cocineros japoneses, o los chinos. En el caso que nos ocupa, el protagonista del plato, el filete, debe ser de un grueso discreto, pero apreciable. No olviden que la preparación, en origen, se llamaba "cotoletta alla milanese". "Cotoletta" (chuleta), no "scaloppa" (escalope). Y una chuleta tiene el grueso de la costilla, ni más, ni menos.
Entre nosotros abunda la cultura de lo sutil. Por un lado, habitual en épocas de vacas flacas: cuando adelgazan las vacas, acaba adelgazando hasta la mortadela. Entonces se hace habitual un diálogo en el mostrador de la charcutería (o la carnicería, o la pescadería), en el que el vendedor, con la pieza en la máquina de cortar fiambre o cuchillo en mano, pregunta "¿cómo lo quiere?" y el comprador (o compradora) responde "córtemelo finito".
Diálogo normalísimo allá a finales de los duros años cincuenta, cuando Camilo José Cela, justo treinta años antes de ganar el Nobel, publicó "Primer Viaje Andaluz". En él alaba calurosamente el jamón de Jabugo, en un tiempo en el que la mayoría de la población no tenía noticias de su existencia (de la del jamón onubense; de la de Cela sabía todo quisque) y consideraba la cumbre de la exquisitez el jamón llamado "serrano", fuese de la sierra que fuere.
Pero el escritor padronés aprovecha para despotricar contra las máquinas de cortar jamón y contra quienes piden que les corten el jamón en láminas finísimas. Cela no era partidario. Sí decía, en cambio, que el jamón debía cortarse en tacos grandes, "que si no llenan la boca dejen poco espacio libre". Hoy esa opinión resulta obsoleta: el jamón se corta a mano, en "virutas" o "tapitas", o a máquina en lonchas finitas.
Lo que ocurre es que lo que es bueno, y nadie lo duda, para el jamón, no tiene por qué serlo necesariamente para lo demás. Y entre el "córtemelo finito" del ama de casa y las láminas traslúcidas del jamón hemos acabado por generar esa cultura de lo sutil (sólo en grosor: la gente, en general, de sutileza anda cada vez más escasa) a la que me refería más arriba.
Va uno a comprar salmón ahumado y, en cuanto se descuida, se lo están cortando como si fuera jamón de bellota. Y no es eso: el salmón ha de notarse en la boca. En láminas delgadas, sí, sobre todo cuando va a ir en canapé; como cualquier pescado crudo si va a acabar sobre un pegote de arroz, convertido en una versión más o menos razonable del "sashimi". En los demás casos, no.
Yo quiero el salmón marinado, o ahumado, en dados, no tan gruesos como los que preconizaba don Camilo para el jamón, pero apreciables y que se noten en la boca, que tengan esa textura propia. Si compro una rodaja de salmón para hacerlo a la parrilla, la quiero al menos de tres dedos de grueso. Una merluza cortada a la antigua, en toros, para hacérmela a la gallega, pediré al pescadero que me corte trozos de seis o siete centímetros de grosor... como mínimo. Todo, sea chacina, sea carne, sea pescado, tiene su tamaño de corte ideal, y salirse de él es desvirtuar sus características.
La comida ha de disfrutarse con los cinco sentidos. Aceptaré que no es frecuente "oír" a un plato (hay platos que emiten sonidos muy agradables, un apetitoso chisporroteo...), así que no hablo del oído, pero sí de la vista, el olfato, el gusto, el tacto (la textura de los alimentos es fundamental, y ahí entra el corte). Y, sobre todo, ese sentido del que siempre caemos en el topicazo de decir que es el más escaso: el sentido común. También a la hora de usar el cuchillo, por supuesto.
Mi añorado amigo Jorge Víctor Sueiro se indignaba cuando en un restaurante pedía rodaballo y le servían dos rajas escuálidas: "que me den una del grueso de las dos juntas, o más, y así comeré de verdad rodaballo", que él consideraba que tenía una calidad (y un precio, dicho sea de paso en tiempos en los que las piscifactorías de rodaballo eran cosa de Julio Verne) que no se merecía ese maltrato. Y tenía toda la razón; tanta, por lo menos, como la que le falta a mi amigo partidario de la milanesa "oreja de elefante".



8,25

Viña Lanciano 06


Lan

Tipo: Tinto
Nazionalita: España
Zona: La Rioja
Localita: 26360 Fuenmayor (La Rioja)
Indirizzo: Paraje de Buicio, s/n
+34)941450950
Anno di fondazione: 1972
Produzione (bottiglie): 3,5 millones
Ettari di vigneto: 72 en el Cortijo.
Marchi: Lan D-12, Crianza, Reserva, Gran Reserva y A Mano Edición Limitada, Viña Lanciano y Culmen.
Prezzo: 17 €


  Elegante, aterciopelado, redondo. Una simbiosis entre tradición y modernidad, mejor, modernidad comprensible por los tradicionales, con un equilibrio encomiable entre fruta y madera. Profundos y persistentes aromas a bayas negras y rojas confitadas con notas especiadas, un tanto balsámico, con matices minerales. En boca se muestra sedoso, reproduciendo las sensaciones olfativas, más un suave y permanente frescor derivado de un tenue y permanente amargor sobre un fondo acido y tánico, muy dúctil.
80% tempranillo y 20% mazuelo. La crianza duró 18 meses, los seis primeros en roble del Caúcaso y los 12 siguientes en francés Allier. Después de pasar año y medio en botella sale al mercado.

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Rafael García Santos

Guisantes Crudos y Calientes con Crema de Huevo: Un Revuelto Académico y Contemporáneo

08/06/2013 - Administrador

Tanto Josean Alija “Nerua” como Pablo Loureiro “Casa Urola” han innovado sustancialmente la culinaria del guisante lágrima introduciendo un concepto trascendente: ofrecerlos crudos y calientes. El bilbaíno en su genial fórmula 'Guisantes Lágrima a la Parrilla con una Yema de Huevo Encebollada y Vainilla', en la que los ahuma levemente y, luego, los calienta, justo antes de servirlos. El donostiarra los sitúa durante un minuto y medio o dos sobre la parrilla, depositados en un colador de rejilla situado a unos 40 centímetros de la brasa. Comparecen en la mesa en compañía de un chupito de caldo de jamón y garbanzos, confeccionado con cebolla y zanahoria. En ambos casos, preservan las cualidades de caviar vegetal. Denominación que se les ha dado por su exquisitez; estamos ante la fruta suprema de la huerta. Por su manjarosidad y, sobre todo, porque, como las huevas de esturión, explotan. A la presión de la lengua con el cielo del paladar, rompen, estando huecos, proyectando una sensación herbácea y ligeramente dulce.
Este es el objetivo de este revuelto académico confeccionado a baja temperatura. El tiempo que puede tardar una perfecta crema de huevo, de tres yemas y claras, puede ser 10 minutos, batiendo incesantemente para que un cuaje y vaya montando. Si no tiene tanta paciencia, puede hacerse en 3 minutos, claro que no se conseguirá una textura tan delicada, tan cremosa. Los guisantes se vuelcan cuando falte un minuto o minuto y medio. De esta manera preservan su inmaculabilidad herbácea y explotan en contraposición a la cremosidad del huevo.

  •  Guisantes Crudos y Calientes con Crema de Huevo
  • Guisantes Crudos y Calientes con Crema de Huevo


Cerezas: Algo Más Que una Fruta de Verano

Caius Apicius (EFE)
Parece que por fin estalla la primavera y hace bueno: el verano está a la vuelta de la esquina y, anunciadoras de la estación, ya están aquí las cerezas. Los cerezos han cambiado el blanco de sus flores primaverales por el rojo de sus frutos, y si antes satisficieron al espíritu con la belleza de la floración, ahora gratifican al cuerpo con la delicia del sabor de sus frutos.
Rojo cereza... Aquellos de ustedes que sean aficionados a las catas habrán oído esta expresión, referida al vino tinto, unos cuantos miles de veces, casi tantos como "rojo picota". Dejando aparte que hay cerezas de un color rojo brillante que no se encuentra uno en un vino jamás, lo que se quiere decir con esas expresiones es que el vino es "de capa cerrada", expresión que, traducida al castellano, quiere decir que es muy oscuro, que está más cerca de sus nombres vasco y catalán (vino negro) que del francés, inglés, italiano o alemán (vino rojo).
Qué le vamos a hacer: ahora gustan los vinos así. El color del vino (y el de las cerezas) viene dado por unos compuestos presentes en el hollejo llamados polifenoles y flavonoides, entre ellos la antocianina. Cuando a la gente le dio por ponerse pedante con estas cosas, en cuanto se hablaba de vino salía alguien con el antociano. Entonces, el inolvidable amigo y colega Joaquín Merino, "El Príncipe" para cuantos le conocíamos, rezongaba: "ya salió don Antociano", y uno se imaginaba a un señor serio como don Pantuflo Zapatilla, padre de los mellizos Zipi y Zape.
Antocianos, polifenoles... Vinos cada vez más negros y, habida cuenta de que, igual que los lores ingleses tienen un esqueleto en el armario, esos vinos tienen un "esqueleto tánico" (los taninos entran en el mismo lote), más astringentes, menos amables... que es una de las razones por las cuales soy cada día más amante de los vinos blancos.
Pero íbamos de cerezas. Una vez, en el valle del Jerte, al que hay que ir cuando florecen los cerezos (está mucho más a mano que Japón, y no creo que allá el espectáculo sea más bello), hojeé unos folletos con diversas variedades de cerezas y picotas, descripción organoléptica incluida. Y, en el apartado del color, decía, invariablemente: "rojo vinoso". O sea: el vino es rojo cereza, y la cereza rojo vinoso. No me digan que no es un círculo de aquellos de los que uno de los maestros del absurdo, Eugene Ionesco, escribió: "tomad un círculo, acariciadlo, y se volverá vicioso" ("La cantante calva", 1950).
Este año no he ido al Jerte a ver los cerezos. Los tenía al lado de casa, en el remozado Arroyo de las Cárcavas pozueleño. Muchos menos, pero muy bonitos. Y los veía desde casa, vestidos de blanco. Lo que, lógicamente, no he podido hacer es aprovisionarme sobre el terreno: he tenido que ir, como todo hijo de vecino urbanita, a la frutería. Allí me encontré unas cerezas hermosas, preciosas... y con un precio desorbitado. Bueno, eran las primeras, había que pagar el capricho. Pero... qué decepción al probarlas: su sabor estaba muy lejos, en intensidad y calidad, del esperado. Ni dulzura, ni acidez: nada.
En fin, lavamos y quitamos los rabitos de las cerezas. Ya puestos, también los huesos, cuidando de recoger cuidadosamente el jugo desprendido en la operación. Puesto todo en una cazuelita, lo regamos con un chorrito de Oporto y añadimos (para medio kilo de fruta) una cucharada sopera colmada de azúcar. Moreno, para subrayar el toque acaramelado. Completamos con el zumo de una naranja grande. Al fuego, tres o cuatro minutos. Lo retiramos, lo dejamos reposar y servimos las cerezas con el juguito, todo ello tibio, sobre un fondo de yogur bien cremoso. Buen final para unas cerezas que, al natural, eran decepcionantes, y así estaban muy ricas.
La cereza, como sin duda saben ustedes, es una fruta con mucha historia dentro. Por resumir, diremos que se considera originaria de la zona comprendida entre los mares Negro y Caspio. De hecho, se cree que fue un ilustre general (y gastrónomo) romano, Lucio Licinio Lúculo, quien las llevó a Italia en lo que fue finalmente el botín más útil al pueblo de sus guerras con Mitrídates, que luego versionó para el teatro ("Mithridate", 1673) Jean Racine y pasó a ópera ("Mitridate, Re di Ponto", 1770) el mismísimo Mozart. Todo eso está en una cereza.
Cerezas. Aparecen por todas partes, si no ellas, sí su espíritu. Ya lo hemos visto al hablar de los vinos. También hay tomates llamados cereza por su tamaño, aunque los cursis prefieran llamarles "tomates cherry". Con cerezas se hacen bebidas, desde el "cherry brandy" al "kirsch", pasando por el marrasquino ("maraschino", hecho con guindas marasca)... Claro que las cerezas también pueden ser maltratadas. Para mí eso es utilizar cerezas confitadas (aunque les llamemos guindas no lo son) para mancillar con ellas cosas tan serias como un "manhattan" o, pintadas de verde para más escarnio, un "gimlet" como los que Somerset Maugham paladeaba en la barra del "Raffles" de Singapur...



8,5

Rodero

Koldo Rodero
Nazionalita: España
Localita: 31002 Pamplona (Navarra).
Indirizzo: Arrieta, 3
mapa
(+34)948211217
Chiusura:: Domingos, lunes y la noche del Martes, Semana Santa y segunda quincena de julio
Prezzo: 70/100 €
Menu di degustazione: 60 y 69 € €


  • Ostra Templada y Picante con Parmentier de Borraja y Alga Crujiente
  • Espárragos Blancos Frescos al Pil Pil con Callos de bacalao, Ajo Negro y Huevas de Arenque
  • Mejillones de Roca con Salsa Kimchee y Huevas de Truccha
  • Tomate Marmande en texturas con albahaca, Idiazabal ahumado y ajo negro
  • Salmonete de roca con su sopa y tapioca marinera
  • Lomo de Bacalao a la Brasa de Sarmientos con Liliáceas, Riesling y Queso Roncal
  • Costillar de Cordero con Guiso de Chilindrón

 Sigue el éxito de la familia Rodero, legendaria en la hosteleria, siempre comprometida con la alta cocina de autor en la zona, por no decir más que nadie, lo que podría herir sensibilidades. Mientras Resu y sus dos hijas, Goreti y Veronica, impregnan de clase y proximidad la sala, Koldo domina los fogones y se explaya dictando fórmulas audaces, que saben compatibilizar el sentimiento navarro con la universalidad. Platos historicos reinventados y, en muchos casos, impregnados de toques cosmopolitas y/o a la moda. Lo mismo se utilizan ingredientes típicos de la región solos, en especial de la huerta, que se complementan con otros exóticos, por ejemplo, orientales. Siempre buscando la conjunción y novedades facilmente asumibles por todos los públicos. Una culinaria, por tanto, muy de convición, muy original, muy profesional, muy sólida, muy real...que tiene en alta consideración al cliente. Vamos, que Koldo sabe ser él pero no pierde de vista que su obra tiene que convencer al comensal, que por lo general disfruta de lo lindo. En esa dirección, los menús degustación, en especial el de 69 €, IVA incluído, tiene excelente producto, y resulta una auténtica ganga para su composición material e intelectual.
La casa no repite nada más que media docena de propuestas, aquellas que sería una locura imperdonable privarle a su público, que no se cansa ni cansará nunca de disfrutar, dada su embergadura y el placer que proporcionan. La que más tiempo lleva triunfando es la sencilla y efectiva corona de alcachofas fritas con cigalas y aceite de pimientos, que se sustenta en la nobleza de los componentes y en su impecable materialización. También lleva más de una década la sorprendente tortilla de patatas con aceite de trufa y natillas de cebolla, una de las más clarividentes y honestas deconstrucciones con el condumio histórico masticándose. A su vez la menestra, como no podía ser de otra manera, que va cambiando de protagonistas, según la temporada, con cocciones cortas, precisas e independientes, para resaltan la naturalidad y pureza gustativa de los vegetales en liza. Más de lo mismo, el costillar de cordero lechal asado con guiso de chilindrón y brotes de cogollo; un testimonio magistral y sabio, en el que se aplica a las distintas partes del bicho la técnica que mejor les va, preservando los sabores ancestrales y con una audaz y sencilla ensalada en la misma onda. ¿A quién no le apetece rememorar las grandes glorias navarras hechas doctoral y refinadamente? Y no nos olvidemos del alucinante tomate marmande en texturas con pimientos rojos, manzana, albahaca, tomillo, romero, puré de aceitunas, ajo negro crocante, polvo helado de Idiazábal y caldo del propio fruto; la mejor ensalada de tomate en muchos años. Sólo en verano; claro está.
La Gilda cremosa es un homenaje del hijo a los orígenes de su madre y también a la grandeza de tan sencillo y clamoroso pincho: una espuma de piparras corona una crema de anchoas y bonito en aceite. El cóctel “capucchino” de txangurro con aire de manzana verde y haba tonka habla bien a las claras de la delicadeza y del sentido del gusto que distingue al chef. Explosivos, oceánicos, los mejillones, tibios, con todos sus jugos vivos, con huevas de trucha y salsa kimchee, un guiño japonés, además de agua de mar texturizada aereamente. Sublime la ostra Guilardeau, templada y picante, tan sólo una insinuación, depositada sobre un parmentier verde chillón de borraja con incrustaciones en juliana de tan humilde, seductora y autóctona verdura. Esta mezcla muestra una madurez supina; ya que es capaz de marcar la diferencia incidiendo en la austeridad y proximidad. Un inciso canalla y gulesco: mollete de ras el hanout y papada ibérica, con esturión ahumado y rúcola, más un fondo oscuro, fortaleciendo la causa de tan pantagruelica hamburguesa. No hay año que no se consume un plato de espárragos blancos, en esta ocasión enriquecidos con un pil pil, merecedor de cuchara de oro, que porta trozos de bacalao y ajo negro, así como un toque rústico que depara el humo. Excepcionales en su mundacidad. Koldo tiene unos cuantos ingredientes fetichi, que trabaja todos los años y a los que reformula. Uno de ellos es el bacalao, a la brasa de sarmientos, inmaculado, tornasolado, en su punto, perfecto, con liliáceas y una salsa de cebolla caramelizada, riesling, caldo de espárragos y bacalao, más queso del roncal. ¡Qué Ricura! Otra demostración absoluta y total del dominio de las cocciones, en este caso del salmonete, a baja temperatura, desespinado y reconstruído, con una salsa sopa de las mismas esencias y la única compañía de una tapioca con similar identidad marinera. Y una distinguidísima y vibrante panacotta de albahaca con polvo helado de lichies y su sopa pone fuegos artificiales al festín.