Un vino inmensamente frutal, que se ha superado y mucho en elegancia y armonía, convirtiendo frescor y rusticidad en valores exaltables, mostrando un gran acabado en su entidad. La potencia de la syrah se constata tanto en nariz como en boca, resultando plenamente varietal, con fragancias a piel de uva, también a frutas rojas de naturaleza silvestre, así como a hierbas, también balsámicos, estimulando todo ello el sentido olfativo. En boca se corroboran todas esas sensaciones, frutosidad, frescor, viveza, sustanciosidad, cierta rusticidad y una exuberante complejidad, resultando muy apetecible.
La estancia en barrica de 400 l. fue de 14 meses. La fecha de embotellado se remonta a noviembre de 2008. Tan sólo 3.856 botellas.