Un vino que responde a los nuevos criterios imperantes desde hace ya tiempo entre los gourmets. Potencia, concentración, sustanciosidad, vida, mucha vida y frutosidad, inmensa frutosidad. Aromas de frutas negras muy maduras, ciruelas principalmente, que se entremezclan con otros derivados de la estancia en madera nueva, que aportan notas especiadas dulces, así como cacao. En boca triunfa una vez más la frutosidad, la frutosidad y un suave amargor, mostrando profundidad y amplitud, así como carnosidad. También manifiesta una dulce tanicidad.
90% tempranillo y 10% cabernet sauvignom. Estuvo 12 meses en barricas de robles francés y húngaro. En cristal desde junio de 2008. 3.900 botellas.