Se aprecia mucha, muchísima fruta negra, que aporta sensaciones a bosque, frescas, salpicadas de otras derivadas de la crianza, con suaves tostados, realmente complementarias. En boca ratifica el carácter, la concentración, el frescor, el amargor, la carnosidad, la tanicidad…tantas y tantas cosas que le confieren la notoriedad. En fin, una consecuencia de una bodega que trabaja a conciencia, que pone todos los medios para hacer vinos con cierta enjundia: uva, rendimientos limitados, madera, elaboración y cantidad.
100% tinta del país. Crió durante 15 meses en barricas de robles Allier y americano. Embotellado en a principios de 2011. 22.000 botellas.