Un vino moderno, modernísimo, una exaltación de la fruta. Huele y sabe a fruta, a fruta viva y madura, pura y claramente, impregnada de dulces sensaciones a vainilla, derivadas de una perfecta crianza en selecta madera. Aúna sensaciones de juventud y madurez. Ese perfecto equilibrio se refrenda en boca, intenso, intensísimo, juvenil y elegante, elegante y armónico, compacto, sustancioso, con mucho carácter, con evidente enjundia, ciertamente carnoso.... personalísimo.
100% tempranillo. Permaneció un año en barricas nuevas de roble francés. Se encuentra en cristal desde marzo de 2008. 18.000 botellas.