Uno de los champanes rosados con más enjundia y virtuosismo de cuantos existen. Llaman la atención su elegancia, armonía y empaque, con un cuerpo apreciable y una intensidad relevante. Bastante aromático, con evocaciones a frutas rojas y negras, fresas, frambuesas, cerezas y grosellas. Similares sensaciones corresponden en boca, donde la fruta se deja sentir absolutamente, con la constante de una sutil acidez que acentúa su carácter refrescante. Gentil, redondo, complejo, estructurado y largo; magistralmente moldeado. Como hemos dicho, uno de los primerísimos rosados en el champán.
En su composición intervienen un 61% de chardonnay – Mesnil sur Oger, Cramant, Avize y Oger -, un 32% de pinot noir – Ay, Bouzy y Ambonnay – y un 7% de vino tinto de Grands Crus.