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Taberna Ulia

Adrián Jiménez
País: España
Localidad: 03502 Benidorm (Alicante)
Dirección: Avda. Mont Benidorm, 11.
mapa
(+34) 966807023
Cierra: Lunes y noviembre
Precio: 30/40 €


  • Sepionets Salteadas
  • Patatas a la Importancia
  • Bonito Escabechado
  • Boquerones Fritos
  • Arroz a Banda de Sepia, Calamar y Gambas

  Taberna Ulia, al frente del cual se encuentra Serafín Jiménez, cuya madre, Josefa Muñoz, es una institución en la hosteleria local, que ha merecido el Premio al Trabajo por parte del Gobierno de España, es uno de los mejorcitos bares de esta capital turística de renombre mundial. Negocio que no se haya en el centro, en la calle de Los Vascos, si no en segunda línea de la playa de Poniente, en una zona muy tranquila, a dos minutos del mar. Dispone de una magnífica terraza, que se convierte en el comedor del bar, un comedor luminoso y tranquilo, aunque suele esta muy concurrido.
La gastronomía es directa y no defrauda. Platos sencillos y efectivos, como unas magníficas patatas a la importancia, con jamón, cremosas y suculentas, con generosos tropiezos. No se puede pedir más gratificación a un condumio. Costumbrista y neto, por las proyección del pescado y la salsa, el bonito escabechado. Plenas las alcachofas a la plancha, crujientes y un tanto al dente y con muy poco aceite, una delicia en su simpleza. Idéntico valor y calificativos tienen los boquerones fritos. Que decir de las fresquísimas sepionets salteadas, que salen doradas y tersas, inmaculadas, impregnadas de un realce de aceite de hierbas y con las tintas tintando el plato, manjarosas a más no poder en su radiante naturalidad. En similar tono, es el estilo de la casa, los mini pulpitos encebollados, que vuelven a dejar claros lo secretos: una materia prima excelente y un punto convencional actualizado, que resalta el gusto y la textura de los productos en escena. Y siempre, absolutamente siempre, hay que terminar con el arroz a banda, del que se ocupa Adrián Jiménez, que lo borda a sus 24 años, aparece con calamar, sepia y gambas, con una textura en verdad al dente y con unos granos ciertamente suelto, y con un sabor magnífico, en un justo equilibrio entre el gusto marino y del cereal, con la suculencia mediterránea pero sin que pierda la identidad de la gramínea.
Si el lugar resulta muy grato, el trato del cliente y del personal de sala contribuyen al éxito del lugar.