Antes de nada: este restaurante es un verdadero y hasta increíble chollo. O en otras palabras, no solo hace gala de una relación calidad-precio extraordinariamente positiva para el comensal, sino que además es barato a tenor del marco, servicio y, sobre todo, cocina. Ubicado en uno de los mejores hoteles de la ciudad lo regenta con total autonomía Carmelo Chiaramonte. Un chef que lo personaliza y que nunca se presta a dar más de 45 cubiertos. Por tanto, un pequeño restaurante en un hotel; no tiene nada que ver con un restaurante de hotel.
El cocinero a primera vista se asemeja a un pirata: el pañuelo que cubre su cabeza, las patillas, su llaneza en el trato, su listura natural, la franqueza con que expone sus criterios coquinarios...un personaje por descubrir. Un señor pirata que da lo mejor de sí y que ofrece los mayores tesoros del mercado. La honestidad y la nobleza son aromas que perfuman la sala. Así como también se capta inmediatamente el entusiasmo, la vitalidad con que se trabaja. Tiene la fuerza de la juventud y de quien esta convencido del éxito, que le sonríe; en poco tiempo se ha convertido en la meca gastronomica de la ciudad y en una de las primeras mesas de Sicilia, encontrándose en expansión. A nada que se adentre más en la alta cocina moderna, a nada que profundice en técnica, a nada que viaje...puede alcanzar prestigio internacional... cuanta con dones.
Gran parte del recetario histórico de la región se expone en esta casa con refinamiento y personalidad sin alterar los sabores tradicionales. Por tanto, una culinaria evolutiva que avanza conservando las esencias. Se pueden gozar versiones del macco de habas de Modica, de los espaguetis al negro de sepia con cigalas, de los tagliatelle frescos al jugo de cerdo con ricotta, de la caponata a la menta con cacao que acompaña a distintos pescados, de los ñoquis de patata con almendras tostadas, calabaza y salsa de brécol, del ravioli dentro de la Norma...formulas todas ellas meticulosamente ejecutadas y que poseen una idiosincrasia cautivadora. En esta línea merecen ser destacados dos platos populares que conservando su genuinidad han sido impregnados de talento y virtuosismo: los calamares, ejemplares, a la plancha, virtuosos, rellenos de la muy autóctona ricotta al limón y la menestra de grano duro con suntuosa y consumada exaltación de mejillones, cherne y otros tesoros marinos; una manera muy lúcida de ver el cuscus desde un territorio insular.
En fin, un lugar con encanto, un cocinero con mensaje, una atención sencilla y cariñosa y unos precios que incitan a la gula, una, dos, tres veces, las que el cuerpo aguante. En proyección.