Es fiel a su historia y a sus sentimientos, también a su carta, que se repite siempre con parecido acierto. Nos encontramos ante la cocina popular vizcaina por antonomasia, eso sí, refinada, con exquisito gusto sin perder por ello un ápice de su carácter. Platos legendarios, que engrandecen el recetario tradicional vasco, hechos con especial sensibilidad, la que siempre distinguió a un personaje histórico, Genaro Pildain y que tras su desaparición han heredados sus sucesores, encabezados por Carlos Rey, que ejerce como maestro de ceremonias.
Es obligado hacer hincapié en la mayor cualidad culinaria del Guria, la delicadeza que proyectan sus salsas, intuitivas, que denotan un proverbial don del gusto, que ejecutan metódicamente, con inquebrantable precisión. Hasta tal punto es así, que quien quiera conocer y disfrutar de una primorosa esencia negra, que envuelve y potencia a unos calamares en su tinta, la encontrará en este bilbainísimo establecimiento; que quien quiera hallar y recrearse con una expresiva salsa verde con sabor a almejas y kokotxas debe solicitar la tornasolada merluza; que quien quiera percibir y gozar el pil pil más precisamente emulsionado y sutilizado que jamás acompañó a un bacalao, que lo demande; que quien quiera sentir la sedosidad de la vizcaína, coja una cuchara y se ponga ahíto de salsa roja, inconmensurable, llamada a realzar tanto al celebérrimo pescado en salazón como a unos morros con manos de cerdo.
Aterciopelamiento que se reproduce en sopas, purés, rebozados, guisos... en cualquier detalle por nimio que parezca, marcando la diferencia en la sencillez. Ahí están para testificarlo los finos y carnosos pimientos morrones confitados en aceite y lubricados con una suave mayonesa de ajo que se ofrecen de aperitivo, la perfumada y profunda sopa de pescado rebosante de tropezones exultantes de jugosidad, el inmaculado pisto envuelto en una espectacular oblea de huevo que preserva la identidad de cada uno de los ingredientes, las sedosas alubias sobre su esbelta crema con chorizo y habas repeladas, la áurea y tornasolada merluza frita, el noble y estimulantemente aderezado steack tartar y la esponjosa y dulce torrija
¡Ah! Antes del restaurante se ubica la cafetería donde se ofrecen algunas de estas especialidades y otras a un precio competitivo. Por 35 € se puede comer media de pisto, media de bacalao al pil pil y media de manitas de cerdo a vizcaina, más pan, media botella de crianza, agua y café...local que dada su relación calidad-precio llena a diario.