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El Grand Cru

País: España
Localidad: 39003 Santander
Dirección: San José, 23
mapa
(34)942075129
Cierra: Domingo
Precio: 18/50 €
Precio menú degustación: 18 y 40 €


  • Galleta de Queso de Oveja y Rúcola
  • Huevo a 62 grados con Ravioli de Morcilla y Caldo de Garbanzos con lemon grass, Citronelle o Hierba Limón
  • Tubo de Calamar con su Tartar con Miga Borracha de Tinta Negra y Vermut Blanco con Roca de Limón
  • Bacalao Negro Macerado en Vino Tinto y Anís con Pil Pil de Pimiento Verde
  • Rabo Deshuesado en su Hueso con Mayonesa de Alcachofa y Leche de Soja, Mantequilla de Tuétano y Distintas Verduras de Temporada
  • Manos de Cerdo con Foie Gras, Setas y Hortalizas

Inspirán este proyecto   Rafael Prieto y José Antonio González, artífices de El Nuevo Molino.  Un negocio mucho más posibilista que el restaurante de lujo y alta cocina, a los que secunda   un joven e inquieto equipo  forjado en el citado establecimiento  y en 10 grandes de la cocina mundial, españoles y extranjeros, Noma incluido.
El primer atractivo lo constituye el local, que luce un look desenfadado, joven, coloquial...ubicado en un lugar privilegiado, entre Plaza de la Porticada y Jesuitas, en una zona estratégica y muy de moda. Luego está la filosofía, un gastrobar, que brinda una barra con 200 vinos por copas, servidas en cristal de lujo, que van de 1.6 a a 25.50, este un champagne Dom Ruinart 1996. Vino españoles y extranjeros en un alarde nunca visto y que atestigua una ilusión y una vocación que bien podríamos considerar de enfermizas. ¿Es rentable tanto descorche?
Todo este se compagina con dos temas independientes y/o complementarios. En la parte superior 10 mesas sin mantel en que ofrecen una cocina informal creativa posibilista. Por 18 € te ofrecen un menú compuesto de aperitivo, 2 platos, postre, agua y copa de vino. Por ejemplo, una magnifica galleta, con pasta brisa, que cobija una crema de queso de oveja entremezclada con un licuado de rúcola, que depara tonos campestres, lácteos y herbáceos. Para continuar con un huevo a baja temperatura, en este caso a 62 grados, crudo y caliente, explosivo, que se suculentiza con un ravioli de morcilla cántabra refinada y livianizada por los chefs, nadando todo en un expresivo caldo de garbanzos aromatizado y refrescado con lemon grass, citronelle o hierba limón. No puede ser más recurrente y efectivo. Memoria histórica con forma de potaje finolis impregnado de imaginación. Plato estrella es el calamar, con dos posturas, un tubo enroscado con incisiones romboidales, al más puro estilo chino, pasado por la plancha, terso y sabroso y un tartar, dados crudos ilustrados, que se dispone todo ello en compañía de una miga borracha de tinta negra y vermut blanco y de una roca de limón. Vamos, que se aprecia la intención. No le va a la zaga la torrija de pan caramelizada, en la más cercana identidad brioche, que se termina de culminar gulescamente con una crema de avellanas y un helado de zanahoria y hierba luisa. Otros testimonios: el bacalao negro de Islandia, macerado en vino tinto y anís, que se potencia con un delicado y estirado pil pil de pimiento verde, además de hortalizas. O el rabo de vaca guisado y deshuesado, que se presenta dentro de su hueso, con muchos y trabajados complementos: una mayonesa de alcachofa y leche de soja, unas lascas de mantequilla de tuétano y diferente verduras, más o menos exóticas, a tenor del mercado, todas ellas al dente.
Y una tercera posibilidad, la mesa gourmet, en el sótano, frente a la cocina, que se reserva entre 4 y 12 comensales, que por 40 € se les brinda un menú degustación sorpresa, interactuando con los cocineros. A partir de aquí todo se puede concertar, número de platos, precio y alergias, gustativas o corporales.
Inaugurado a finales del noviembre de 2012. Calificación provisional.